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Venezuela y Ecuador acaban de dar los primeros pasos hacia la fundación de "Petroamérica", un proyecto petrolero regional que hasta ahora fue nada más que un sueño pero que quizá constituya el primer eslabón de integración latinoamericana efectiva ante la proximidad del ALCA.

El acuerdo al respecto fue firmado ayer en Quito por los ministros de energía ecuatoriano, Carlos Arboleda y venezolano, Rafael Ramírez y explicado por ambos titulares como en el marco de la necesidad de fortalecer las relaciones de los dos países en el campo petrolero.

En cumplimiento de ese convenio, Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) brindará apoyo a Petroecuador "para modernizar la estructura técnica, administrativa y operativa", dijo el documento.

También fue especificado que "los dos países propenderán a la conformación de la Unidad Hidrocarburífera Regional Petroamérica", aunque no se expresan fechas ni medidas para cumplir con ese programa.

"Petroamérica" es una idea del presidente venezolano, Hugo Chávez, que fue expuesta por vez primera ante el gobierno brasileño de Luiz Inacio Lula Da Silva, quien acogió bien el proyecto.

A su vez, Venezuela y Brasil trabajan sobre el proyecto de construcción de una refinería venezolana en territorio brasileño valorada en 300 millones de dólares.

Los planes conjuntos también giran acerca de contratos de exploración y producción de crudo y gas natural en territorio venezolano.

En ese contexto, los entes petroleros estatales de Ecuador y Venezuela planean actuar de manera unida en cuanto al comercio de gas licuado y también de gasolina, naftas, asfaltos y bases para la fabricación de lubricantes. Esa colaboración se haría por contratos intergubernamentales directos.

Las dos naciones sudamericanas quieren llevar a cabo un programa de interconexión de gas natural y ratificaron sus fines de "desarrollar políticas conjuntas que preserven el control soberano de sus recursos hidrocarburíferos para beneficio de sus pueblos".

El ente regional "Petroamérica" es, hasta ahora, el principal elemento de una política impulsada por Venezuela sobre la base de la "necesidad económica" de enfrentar el Área de Libre Comercio de América (ALCA), cuyo impulsor principal es Estados Unidos.

Chávez ha dicho que el ALCA es una pieza "del infierno de Dante" y ya ha rechazado categóricamente ese proyecto, pero la base de su posición es negociar con otros países sudamericanos el fortalecimiento de un proceso integracionista regional efectivo para aumentar el poder de negociación latinoamericano ante el área de libre comercio planteada por los norteamericanos.

El presidente de Venezuela cree que el ALCA fortalecerá el predominio político y económico estadounidense sobre los países al sur del Río Bravo, los cuales quedarían sin soberanía.