10 de julio del 2003
Reseña literaria: "Del púlpito a la trinchera, el levantamiento religioso de Tomochic" del historiador estadounidense Paul J. Vanderwood
"El actual gobierno mexicano, ejemplo de cómo se utiliza la religión para fines propios"
La Jornada
"Los mexicanos siempre dicen 'si Dios quiere', entonces traté de acercarme al tema''
La Iglesia católica perdió todo su poder político en el siglo XIX, pero ahora aprovecha las oportunidades que le brinda la existencia de un gobierno como el de Vicente Fox, que está en favor de trabajar con ella, y capitaliza la apertura que no hubo con el régimen anterior, señala el historiador estadunidense Paul J. Vanderwood, autor del libro Del púlpito a la trinchera, el levantamiento religioso de Tomóchic (Taurus). En este texto, el autor analiza lo que para algunos pudo ser el comienzo de la Revolución. Un movimiento armado, motivado por cuestiones religiosas.
Y para comenzar dos advertencias. Subraya el autor en la introducción que el levantamiento en Tomóchic, Chihuahua, ocurrido en diciembre de 1891, ''tenía matices religiosos y exigía mayor cuidado, ya que los movimientos religiosos pueden mover a multitudes de manera espontánea y generar un fervor que no conoce límites".
La segunda: ''En estos tiempos, si nos atrevemos a ver a nuestro alrededor, encontramos casi en todos lados el mismo tipo de enardecida y promisoria religiosidad que caracteriza al mundo de aquellos que estamos a punto de visitar. Me parece que los tomochitecos habían decidido mantenerse firmes en nombre de toda la humanidad, tanto entonces como ahora".
Ambas advertencias caben dentro de un proceso político mundial en el que la religión está revelándose como el principal poder de movilización. ''Podemos ver lo que está ocurriendo en Irak. Apenas empezamos a entender el poder de la religión para unir gente para luchar por la vida que ellos quieren. Estoy seguro que en 1891, cuando ocurrió lo de Tomóchic, se pudo unir a mucha gente. La religión es una fuerza formidable para unir a las personas. La revuelta motivada por cuestiones religiosas no le convenía al gobierno de Porfirio Díaz, que trataba de atraer inversiones al país. Es bien sabido que los inversionistas no entran a países que son inestables".
Religión + nacionalismos = guerra
Regresando a nuestra época, baste ver la situación y los conflictos que han sucedido en los Balcanes, Afganistán, Irak, donde tienen una profunda motivación religiosa. Aquí el investigador reitera que ''sólo ahora podemos darnos cabal cuenta del poder de la religión. Esa es la raíz de la mayoría de los conflictos. Con ello no estoy diciendo que no influyen la pobreza, las causas económicas o políticas, pero en el fondo está la religión. Todo está ligado a los pensamientos religiosos de las personas. Si unimos la religión a los nacionalismos entonces tenemos guerras como la de Irak".
En el caso de México y de otros países en los que la separación Iglesia-Estado es tajante, romper con esa delimitación podría crear problemas. ''La religión en la política mexicana no tiene tanta fuerza, pero si gana podría influir en la política del país, en particular en aspectos internacionales. Pero no estoy muy seguro de eso", manifiesta el autor de Los rurales mexicanos, Desorden y progreso: los bandidos la policía y el desarrollo mexicano y Los rostros de la batalla: furia en la frontera México-Estados Unidos 1910-1917, entre otros, relacionados con la historia nacional.
El régimen mexicano, añade, es un ejemplo de cómo ''un gobierno puede capturar ese algo espiritual, religioso, para sus propósitos. No quiero decir que esté mal, sino que es algo normal.
En la mayoría de los países se da la división Estado-iglesias. Ahora hay un choque entre estas fuerzas, no muy grave, pero sí provoca que los gobiernos piensen en la forma de controlar lo religioso".
Para Vanderwood los historiadores no se encuentran muy cómodos hablando de aspectos religiosos, espirituales, porque de eso no hay mucha información. ''De la Iglesia sí hay archivos, pero cuando hablamos de fe es muy difícil documentar. Entonces hay una tendencia de los historiadores a evitar esas cosas; pero advertí que no se puede hablar de los mexicanos haciendo a un lado las cosas espirituales. La religión es una parte de su vida cotidiana que está mezclada con la manera de pensar y de vivir. Los mexicanos dicen todo el tiempo 'si Dios quiere'. Entonces traté de acercarme al tema." En este libro acerca del levantamiento religioso de Tomóchic ''intenté capturar la parte religiosa".
Fue un movimiento en el que los tomochitecos, mejor dicho parte de ellos, decidieron que no iban a obedecer más que a Dios y vieron a su madre espiritual en la Santa de Caborca, una niña a la que se atribuían todos los milagros posibles.
La respuesta a este levantamiento, calificado de ''rebelión", por el gobierno de Díaz, fue enviar soldados para aplastarlo. Murieron decenas de hombres, mujeres y niños. Quienes escaparon fueron ejecutados después.
''En Tomóchic -expresa Vanderwood- no hubo una rebelión. Esa fue la palabra del gobierno; ellos sólo querían establecer su comunidad, de ésas que se llaman milenarias. Debió ser fascinante ver llegar a decenas de personas al palacio de gobierno local diciendo 'no vamos a obedecer más que a Dios y a Santa Teresa de Caborca'. ¿Qué pasaría ahora si se presentara una situación semejante? ¿Cómo respondería el gobierno?"