ENTREVISTA CON EL COMANDANTE NICOLÁS RODRÍGUEZ
UN DIÁLOGO CON EL GOBIERNO DE URIBE GENERARÍA NUEVAS FRUSTRACIONES A LOS COLOMBIANOS
Entrevista concedida por el Comandante Nicolás Rodríguez Bautista con motivo del aniversario 39 de la fundación del EJERCITO DE LIBERACION NACIONAL DE COLOMBIA (ELN).
Pregunta (P): El 4 de julio cumple el ELN 39 años de alzamiento en armas, ¿quisiera usted presentar un balance sobre esta jornada guerrillera?
Respuesta (R): Ante todo un saludo a los pueblos y organizaciones del continente americano y a sus luchas, en esta hora difícil para los pueblos de nuestra América y el mundo por la salvaje arremetida de los señores del imperio.
Para responder su pregunta permítame decir que el ELN nació como respuesta a la opresión de un Estado tirano que no funciona para la democracia, el bienestar, el reconocimiento y respeto a los derechos de las mayorías.
La primera guerrilla del ELN fue conformada por un grupo de campesinos y trabajadores que huían de la persecución estatal luego de una huelga de los trabajadores petroleros de Barrancabermeja, en el departamento de Santander.
El alzamiento en armas del ELN y otras fuerzas insurgentes es el fruto de graves situaciones de desigualdad social y la aguda represión del Estado que recurría a la violencia para sofocar los reclamos de los campesinos, trabajadores y estudiantes que en aquel momento reclamaban sus derechos a la democracia, la justicia y una vida digna.
En estos 39 años de buscar esos mismos objetivos, hemos encontrado la acción continuada de gobiernos que, lejos de escuchar los planteamientos políticos de la insurgencia y la masa empobrecida, han buscado el respaldo de los gobiernos de los Estados Unidos para sofocar por medio de la más feroz violencia, los reclamos formulados por la población desposeída y la insurgencia.
Por ello el ELN, al no encontrar respuestas positivas de los gobiernos a sus planteamientos de cambios importantes para superar las desigualdades sociales, no ha encontrado otra opción diferente a crecer y desarrollarse hasta el punto de contar hoy con un fuerte movimiento guerrillero presente en casi todos los departamentos del país, dedicado a organizar los pobladores, acompañarlos en sus luchas y mantener incólume su planteamiento de luchar por la justicia social.
Debo señalar que desde el comienzo de la lucha del ELN, en el año de 1964, los gobiernos colombianos asesorados por Estados Unidos consideraron que apoyar las guerrillas equivalía a traicionar la patria y esa manera de entender el conflicto los llevó a encargarle la misión a sus fuerzas armadas de organizar con armas grupos de pobladores, para apoyar las operaciones contraguerrilleras que no solo perseguían a las guerrillas sino a los pobladores a quienes han asesinado desde entonces y hoy se cuentan por millares.
Esa práctica fue el origen de la poderosa organización paramilitar encargada de ejecutar los crímenes de personas de izquierda o contradictores políticos.
De esa manera siniestra, conocida como guerra sucia, los sucesivos gobiernos han pretendido impedir que las luchas populares y la insurgencia misma logren alcanzar metas importantes de justicia social.
A pesar de ello, donde se ha demostrado de manera evidente el terrorismo de Estado es en Colombia. Asistimos hoy a una estrategia donde el actual gobierno pretende demostrar que la violencia la ha originado la insurgencia y nos ha colocado los motes de terroristas y violentos acogiendo definiciones trazadas por el Pentágono.
A la par con esta campaña de denigración, se ha pretendido demostrar que nuestra organización guerrillera es un grupo de narcotraficantes. Sea esta la oportunidad de retar al gobierno de Colombia y al de Estados Unidos, portadores de tan grave acusación, para que sin mentiras ni montajes vulgares, demuestren que el ELN está involucrado siquiera en el envío de un gramo de sustancias alucinógenas al exterior, como mal intencionadamente lo comentan.
El ELN es hoy una realidad política en Colombia con la que es necesario contar a la hora de los cambios y los desarrollos para el futuro de la patria.
39 años después de nuestro nacimiento, mantenemos la misma plataforma de lucha y reafirmamos los ideales por los que han caído nuestros maestros, Camilo Torres, Manuel, Vásquez, Manuel Pérez y muchos otros.
P: Mucho se habla de campamentos guerrilleros en territorio venezolano, ¿el ELN los tiene?
R: Eso es totalmente falso, son afirmaciones tendenciosas, con la intencionalidad política de generarle problemas al gobierno del presidente Chávez.
Somos respetuosos del proceso político de ese pueblo hermano y no vamos a inmiscuirnos en él. Los problemas en Venezuela los resuelven los venezolanos.
El ELN piensa que la lucha por la justicia no tiene fronteras porque el pueblo es uno solo en este continente y sus enemigos son los mismos: son los que los invaden, les roban sus riquezas, les hacen préstamos usureros y les imponen condiciones de todo tipo. Por ello los pueblos americanos tienen el derecho y la obligación moral de unirse para la lucha contra ellos.
Sabemos que hay bandas delincuenciales que operan en regiones venezolanas, cerca de la frontera y que cometen delitos a nombre de la insurgencia colombiana. Pero además los enemigos del proceso venezolano lanzan veneno a los cuatro vientos como parte de su política reaccionaria.
También sabemos de funcionarios reaccionarios de los dos países que fabrican historias para generar distancias.
P: ¿Por qué se rompieron los diálogos con Pastrana y no están dialogando con Uribe?
R: Quien rompió los diálogos con el ELN fue Pastrana, eso lo sabe todo el mundo en Colombia. La clase gobernante es demasiado arrogante y no escucha a nadie, responden con violencia a propuestas serias que hemos formulado para sacar este país de la crisis en que se hunde. Los dueños del poder y sus gobiernos no conducen el país para las mayorías, solo lo hacen para ellos y sus amos del norte y esa es la causa de la crisis y de que sea imposible lograr acuerdos serios. Ese es el fondo del problema.
El presidente Uribe es de los más selectos representantes de las posturas de extrema derecha. Apenas llegó al gobierno y en acuerdo con los Estados Unidos, definió que la insurgencia no tiene ideales, somos terroristas y narcotraficantes, por tanto no somos interlocutores políticos. Con esos presupuestos, nos quitó el estatus político, condición que los anteriores gobiernos habían reconocido y respetado.
Así las cosas, se empeñó en un proceso de paz con sus socios clandestinos de guerra, los paramilitares. Pero además su concepción guerrerista concretada en un plan de gobierno, llamado "seguridad democrática", lo lleva a plantear que lo que requiere Colombia es agudizar la guerra para aniquilar la insurgencia y aniquilar el movimiento de masas, a quien él considera cómplice o al servicio del terrorismo.
Dentro de esa realidad, no tiene condiciones de ser un interlocutor para buscar una salida política, la cual requiere de una postura pluralista y de entender que aquí cabemos todos, así no pensemos ni actuemos como él. No podemos producir nuevas frustraciones a los colombianos generando un diálogo que el mismo Uribe distanció al cambiar las reglas del juego en un momento donde el pueblo exige soluciones. Esas soluciones no son la guerra total, eso lo hizo Gaviria y fracasó.
Tampoco se arregla el país concediendo el perdón y olvido para los paramilitares, que es una de sus últimas propuestas, ni enrolando en las fuerzas armadas soldados campesinos a quienes convierte en carne de cañón aprovechando el desempleo y el abandono del campo y menos entregando las empresas estatales a los capitales privados y acrecentando el desempleo a cifras mayores cuando lanzan a la calle millares de trabajadores.
Nuestros interlocutores en el momento son las organizaciones populares, el movimiento de masas, los demócratas y todos aquellos que ven en la salida política al conflicto el futuro de la patria.
Especial interés nos merecen para nuestro empeño en buscar una salida política, el aporte de los países que nos han acompañado en ese esfuerzo por más de cuatro años continuados, en su última etapa. Ellos ayudaron de manera respetuosa a esos desarrollos y por eso sigue teniendo mucho valor su aporte.
De la misma manera las organizaciones que en Colombia se crearon en función del proceso de paz, es decir, una salida política tiene muchos amigos, gente que se arriesga por ello y con quienes es necesario contar para un proceso serio como el que nos seguimos planteando.
En ese sentido el ELN sigue estudiando iniciativas y propuestas y sigue validando la necesidad de proyectar la Convención Nacional con la participación democrática del pueblo trabajador. Aún en medio de todas las limitaciones del momento, allá en la cárcel de Itagüí, en Medellín, siguen nuestros voceros públicos Francisco Galán y Felipe Torres para tratar este importante tema.
P: ¿Usted qué opina del proceso de paz y cese al fuego del actual gobierno y los paramilitares?
R: Eso es un montaje burdo, la paz se hace con bandos opuestos y no entre amigos. Carlos Castaño dice que Uribe es un hombre muy cercano a su filosofía. Pero además, jamás los paramilitares han manifestado luchar contra el Estado, por el contrario reafirman que lo defienden.
Lo de cese al fuego es una mentira escandalosa. ¿Cómo puede haber un cese al fuego entre dos bandos que son amigos y que nunca han peleado? Ese cuento es el más mal contado de este gobierno. Lo triste es que los poderosos medios de comunicación se lo han ayudado a fabricar y dimensionar sumándose al engaño y la mentira. ¿Quién, con cultura política en este continente, ignora el matrimonio de los gobiernos, militares y los políticos de derecha con las bandas de paramilitares?
P: Los mandos militares afirman que entre sus bajas por los combates y el alto número de deserciones, su organización está muy débil. ¿Cuál es su respuesta?
R: Cuando apenas nacíamos y cayó en combate el sacerdote Camilo Torres, nos anunciaron la muerte. Otro tanto ocurrió en 1.973 cuando la operación Anorí y ahora la historia se repite. Quiero decir que la Dirección de esta organización está intacta a pesar de la arremetida guerrerista de Uribe.
La guerra no se gana con declaraciones altisonantes, eso se usa como sofismas de distracción para ganar incautos. El problema es que eso luego se revierte en contra de quien lo desarrolla, pero estos señores juegan con esas cartas.
No es cierto que hoy sean tan altas las cifras de desertores de la insurgencia. Lo que pasa es que hay un plan, una campaña publicitaria que las maximiza, las modela y se colocan como menú de obligatorio consumo por los medios de comunicación y en esto se cumple eso de que una mentira dicha mil veces, tiende a convertirse en verdad.
Quiero agregar que entre las bajas, por combates y deserciones, los militares ya acabaron la insurgencia. Si estamos tan débiles, ¿por qué tanta preocupación por nuestra existencia? El presidente Gaviria se empeñó en una guerra total, hubo muchos civiles muertos porque la fórmula siempre es la misma: asesinar los pobladores que, según ellos, apoyan la insurgencia. Los oligarcas colombianos deben entender que la insurgencia se acaba cuando desaparezcan las profundas desigualdades sociales y la represión oficial contra los contradictores políticos, al no desaparecer esos dos elementos, son multiplicadores de la insurgencia, esa realidad se puede demostrar y ellos lo saben.
Lo que pasa es que la guerra es para los gobernantes el mejor negocio, ¿cuánto ganan quienes participan en la compra de las toneladas de glifosfato que riegan los aviones? ¿Quién mueve los gigantescos montos de dinero del presupuesto de guerra y quién los controla siendo la clase gobernante una de las más corruptas del planeta? ¿Cuántos miles de millones de dólares han ganado las empresas gringas y cuánto van a ganar con el llamado Plan Colombia?
P: El presidente Uribe aboga por la participación de otros países para enfrentar y resolver el conflicto armado colombiano, ¿cuál es su opinión al respecto?
R: La participación de otros países en el conflicto armado colombiano no lo resuelve, lo agudiza, pero además eso no es ayuda sino intervencionismo.
Los conflictos internos se resuelven de manera soberana sin la intervención de terceros. Una intervención de otros países en el conflicto colombiano, puede generar el conflicto para todo el continente, lo cual sería grave para los latinoamericanos.
El deber de los gobiernos y los pueblos del mundo es el de respaldar una verdadera salida política en Colombia. Los colombianos somos soberanos para resolver nuestros problemas y abrir el camino hacia el futuro.
P: Para terminar Comandante, usted se integró al ELN cuando era un niño de 13 años. 39 años después, es decir hoy, ¿no se siente cansado ni desea otra vida diferente?
Estoy profundamente convencido de mis ideales, de mis sueños y convicciones, quiero una vida diferente para los humildes de mi patria, el continente y el mundo. Quiero con mucha fuerza que haya estudio para los niños, vivienda digna para las mayorías, salud y atención para todos sin discriminaciones, tierra y apoyo de todo tipo para los campesinos, los trabajadores deben ser los dueños de las fábricas, quiero la autodeterminación para los pueblos, la igualdad entre los seres humanos y la armonía entre las personas y nuestro planeta, quiero la libertad y la diversidad de cultos y creencias religiosas.
No me siento en condiciones de vivir por fuera de esas búsquedas y, mientras viva, soy enemigo de los opresores y amigo de los humildes. De manera que lejos del cansancio tengo vida plena para seguir adelante y luchando por ello iré tranquilo hasta el final.
Las mujeres y hombres que han sido mis maestros en esta lucha, así como los que han estado o están bajo mi conducción, pueden tener la seguridad que seré fiel a mi compromiso hasta las últimas consecuencias. Muchas gracias.