Rebelión
Dos círculos de hierro convierten la política actual en un ejercicio de poderes que poco tiene que ver con la voluntad popular. El primero va del poder financiero transnacional a las políticas de ajuste o "saneamiento monetario" en los países, e impide a los gobiernos responder por demandas populares o plantearse proyectos nacionales que difieran fuertemente de la voluntad de los que hacen circular el dinero.
Sea a través de la presión de los bancos o del FMI que negocia condiciones con los gobiernos, poco tiene que ver la voluntad de la gente en las decisiones de las cúpulas o de los técnicos. La banca nunca pierde, y para eso pone las reglas del juego. Cada vez más, a escala global. El otro círculo de hierro es el mediático. La secuencia ya es conocida: el medio influyente pone los temas de la agenda comunicativa, que luego determina la agenda pública. En seguida vienen las encuestas de institutos o gobiernos, que confirman en los ciudadanos esas mismas prioridades lanzadas por los medios. Los partidos y candidatos toman los resultados de estas encuestas y en base a ellos elaboran su oferta política. Así se cierra el círculo.
En Chile el caso más elocuente es la influencia omnicomprensiva del diario El Mercurio, quien pone los temas que luego toman otros medios y los multiplican. Ejemplo claro es cómo, en la última década, convirtió la seguridad ciudadana en preocupación prioritaria de todos, tema de competencia electoral que atiborra los noticieros televisivos con una sobredosis incesante de crónica roja. El fantasma del terror delincuencial puebla las cabezas de los chilenos y, cada vez más, clama por soluciones inmediatas. La bandera de la seguridad ciudadana fluye como un licor mercurial por las arterias de la sociedad chilena desde el tradicional periódico, reforzada y consagrada por la institución ad hoc para estas cuestiones (¿a quién pertenence, finalmente, la Fundación Paz Ciudadana?). Con tal eficacia que las encuestas colocan el tema del temor a los delincuentes como centro de preocupaciones de los chilenos, por encima de temas más escandalosos como la concentración del ingreso, por nombrar un conflicto que siempre provoca alergia en la sensibilidad mercurial. Luego llegan los candidatos y partidos de la derecha y, cosechando el fruto maduro, prometen o reclaman mayor control público sobre la gente para calmarle las ansiedades creadas, en buena medida, por sus propias fuentes de comunicación. Y así, lo que en principio surge como voluntad de los propietarios del gran capital mediático, se presenta como clamor popular.
Lo más flamante es la reciente publicación, en primera plana del propio diario capitalino, del resultado de una encuesta realizada por....¡ellos mismos! ¿Principal conclusión de la encuesta ? Simple y claro: la agenda Lagos difiere de lo que quiere el público. Y nos llega justo cuando el presidente cambia el tono e interpela con fuerza a una derecha empresarial que cierra sus bolsillos a la hora de financiar programas sociales con mayores impuestos. Según afirma El Mercurio -o más bien, según informa El Mercurio en base a su encuesta-, mientras el Gobierno prioriza el tema de los derechos humanos, las reformas constitucionales y el divorcio, "la ciudadanía" privilegia el tema de la delincuencia. El pueblo repite lo que el órgano emite. Medido, además, por el propio órgano.
El corolario no deja de ser sugerente: la gente no valora más democracia ni más Estado de Derecho, sino más control. ¿Será por eso que votaron por un candidato socialista, fue ése el contenido de la voluntad popular en las urnas? Curioso: la inseguridad ciudadana se soluciona con procedimientos expeditos, medidas enérgicas, privilegia resultados claros sobre otras consideraciones. Impone, también, una visión paranoica de la realidad social, donde el delincuente ocupa el lugar que el comunista dejó vacío en el imaginario fóbico de la derecha chilena - amenaza invisible que puede golpearnos desde cualquier lugar en cualquier momento-. Como en los viejos tiempos, pero con nuevos temas. El Mercurio no miente. Sólo informa sobre el resultado de sus encuestas.
* Martín Hopenhayn, filósofo chileno y funcionario de Cepal