Llegó a la capital "marcha por la vida" que encabeza cura salvadoreño
Resumen
El sacerdote católico salvadoreño José Andrés Tamayo, que ha sido amenazado de muerte por empresarios que explotan la madera y las minas en la región este del país, culminó el jueves una marcha en la capital tras recorrer a pie más de 200 kilómetros.
Los manifestantes llegaron hasta la Casa Presidencial de Tegucigalpa, acordonada por decenas de policías antimotines armados con escudos metálicos, bastones de goma y cascos protectores.
Pero los líderes de la marcha dijeron estar desencantados porque el presidente Ricardo Maduro no los recibió, pese a que lo aguardaron tres horas frente a su despacho.
En su lugar, Maduro anunció que enviaría al vicepresidente Vicente Williams, a quien los marchistas rechazaron.
"Como se negó a atendernos, no descartamos una huelga de hambre muy pronto", advirtió Tamayo. "Durante siete días marchamos pacíficamente para exigir al gobierno que erradique la tala inmisericorde de los bosques de Honduras, y específicamente de Olancho... y Maduro no respondió a nuestros reclamos".
Los manifestantes retornaron a sus hogares.
La marcha comenzó el 20 de junio en la catedral de Juticalpa, capital provincial de Olancho, tras una misa que ofició Tamayo. Se denominó "Marcha por la Vida".
Fue apoyada por 27 organizaciones de estudiantes, trabajadores, campesinos, indígenas, activistas pro derechos humanos y las iglesias católica y evangélica.
Los protestantes portaron pancartas con leyendas como "Quiénes somos?, peregrinos que luchamos por la vida", "madereros, maderitos, con Tamayo cuidadito" y "por la paz y por la vida, esta marcha no se olvida".
Ellos caminaron 30 kilómetros diarios y pernoctaron en las aldeas, caseríos y ciudades situadas a la orilla de la carretera.
Tamayo denunció que los industriales de la madera, a los que no identificó, han ofrecido 40.000 dólares a quien lo asesine, luego de advertirle que debía abandonar Honduras antes del 30 de mayo. El plazo, sin embargo, venció hace 26 días.
Según Tamayo, esos grupos contrataron un sicario para matarlo el año pasado en una carretera solitaria de Olancho. El hombre, empero, desistió y le confesó la situación.
El es el cura párroco de Salamá, ciudad de Olancho, y desde hace 20 años defiende los extensos bosques de coníferas de la región destruidos por los madereros y mineros.
Su lucha es respaldada por la mayoría de los 70.000 habitantes de Salamá y sus alrededores, que lo cuidan constantemente junto a dos policías que le ha asignado el gobierno.
Olancho, con 24.351 kilómetros cuadrados, es la provincia más extensa de las 18 que posee Honduras. La extensión territorial del país es de 112.493 kilómetros cuadrados.
El religioso diocesano, de 47 años, es oriundo de San Pedro, en la provincia de San Vicente, en El Salvador. Llegó a Honduras en 1983 y de inmediato fue enviado a Olancho