Por: Apolinar Díaz-Callejas

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En 'Hace 50 años' El Tiempo del 10 de junio divulgó textos del proyecto de reforma constitucional del régimen de terror de Laureano Gómez y Urdaneta Arbeláez, y agregó: 'la cuestión es demasiado grave y hasta donde nos sea permitido procuraremos la crítica del proyecto ... y la monstruosa deformación de la índole republicana del país que va a intentarse ... estamos ante un hecho de proporciones extraordinariamente delicada ... es preciso llevar a la conciencia de los colombianos la certidumbre del amenazante peligro'.

Laureano Gómez, en mensaje al Congreso de 1951 invocaba a la gracia y a la divina providencia para que iluminaran las inteligencias de los parlamentarios y elevara sus corazones. Sus palabras de estirpe falangista eran: tremendas, resueltas, terribles, castigo implacable, colérico, adolorido anatema. Proclamó que 'el número quiso vencer a la razón'. Se pronunció contra el sistema del sufragio y de mayorías y contra 'el dudoso concepto de ser siempre resultado numérico de una agregación artificial y caprichosa de voluntades ... jamás el mayor número podrá destruir a la menor de las razones ... el pretexto para que la política invada todo el ámbito nacional es el sufragio universal'. Un vocabulario sonoro, agresivo y antidemocrático. Por eso el texto de reforma constitucional laureanista (1953) establecía en su artículo 13 que 'el colombiano ... que en el exterior ejecute actos que tiendan a deshonrar la República ... o que de palabra o por escrito atente contra el prestigio de las autoridades y de las instituciones del país, será juzgado y penado como traidor'. El artículo 42 definía que 'la prensa debe ejercitarse con criterio de servicio público y no de interés particular'. En un artículo nuevo declaraba la inconstitucionalidad de los partidos que tienden a subvertir el orden constitucional o conspiren contra las instituciones. El artículo 68 disponía que 'en caso de turbación del orden público por conmoción interior el Congreso sólo puede reunirse por convocatoria que le haga el ejecutivo'. Y así sucesivamente. Días después de presentado ese proyecto a la Asamblea Nacional Constituyente, hace 50 años, el 13 de junio de 1953, el General Rojas Pinilla dio el golpe militar contra Laureano Gómez y Roberto Urdaneta.

Lo curioso es la protesta que hizo en aquella época El Tiempo, en tanto que hoy, 50 años después, defiende el estatuto antiterrorista del gobierno de Uribe Vélez que militariza la administración de justicia y es más represivo que el estatuto de seguridad del gobierno Turbay-Camacho Leyva, que levantó la protesta nacional y universal hace 25 años.

Desde hace 1 año el gobierno Uribe Vélez está empeñado, con una mayoría de congresistas abyecta, en incorporar a la constitución de forma permanente el llamado estatuto antiterrorista. Estamos ante unas normas constitucionales al servicio de la represión y la antidemocracia. Hace 50 años Laureano Gómez y su proyecto falangista de reforma constitucional; hace 25 años el gobierno Turbay-Camacho Leyva con su estatuto de seguridad; desde hace 1 año, el proyecto de elevar a rango constitucional el estatuto antiterrorista que militariza la justicia ¡Qué desgracia! Pero los colombianos lucharemos por una institucionalidad jurídica acorde con el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, la libertad y la democracia. El neofascismo no va a pasar.

¿Y hoy? Ofensiva del gobierno contra las empresas estatales: petróleo, telecomunicaciones, seguro social, cajas de compensación, servicios públicos, 11 superintendencias, reforma agraria y muchas otras. Puro neoliberalismo: un Estado pequeño. Ya suprimieron 8.468 puestos de trabajo. Completarán 40.000. Donde había trabajadores hay tropas y bayonetas contra la protesta. Pero ya veremos.