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Latinoamérica

18 de junio del 2003

No estamos en venta
Gladys Marín

Presidenta Partido Comunista

¿En qué país estamos viviendo, para que representantes políticos del pasado siniestro de la dictadura y defensores absolutos del modelo capitalista impuesto bajo la más brutal de las violaciones y crímenes contra la humanidad, se sientan con poder y capacidad para hacer una propuesta que resuelva el "tema de los derechos humanos"?.

La pregunta puede tener un asombro ético, pero más allá de eso, todo está en la lógica política de quienes gobiernan y comparten el poder con la derecha y los empresarios.

A estas fuerzas políticas comprometidas con una transición pactada - transacción - les interesa sacar todos los temas de "conflicto", todo aquello que sea signo de inquietud, y les quite la falsa aureola de país estable, ejemplo de democracia y éxitos económicos. La transición se inició con brutales concesiones y pretende terminar con la privatización de todo lo que va restando en manos del Estado, remachando la Constitución del 80 y buscando cualquier forma de punto final.

Como recuerda Felipe Portales en su libro "Chile una democracia tutelada", Edgardo Boeninger en carta al PDC del 13 de octubre del 86 señalaba entre algunas de las condiciones básicas que debían cumplirse para que las Fuerzas Armadas aceptaran traspasar el poder: "el aislamiento político del PC (no su exclusión legal) y la aceptación de hecho de la Constitución de 1980, ..." y "un modo de enfrentar el problema de los derechos humanos y la consiguiente administración de justicia que les resulte aceptable desde el punto de vista institucional".

Las renuncias pasaron a ser el horizonte de la concertación y por derivación a la traición a su propio programa. Así hemos llegado a que después de 13 años de gobiernos de la concertación, y a 30 años del golpe militar, Chile sea el país paraíso de la impunidad y de tranquilos y gozosos últimos años de vida de Pinochet. Así se ha llegado a falsear la historia y pretenden instalar actos de unidad nacional y nuevos proyectos de ley para dar por resuelto el tema de los derechos humanos e inaugurar la puerta que cierre la transición. ¡Sigamos con las inauguraciones, mientras se sube el IVA y se privatizan las empresas del Estado!

Todo es una mezcla de asimilación al neoliberalismo, de sometimiento a las políticas dictadas por los grandes centros financieros transnacionales y de corrupción política, económica y moral. Y se habla que todo se hace dentro del espíritu de la Mesa de Diálogo - Mesa que sirvió para instalar mentiras, duelos obligados, coronas al mar, distorsión de la historia, salvataje de Pinochet y sus cómplices.

La propuesta de la UDI no pasa de ser una grosería política y moral, que ¡cómo no! fue recibida con simpatía y acogida por el Presidente Lagos, que colocando la reparación económica como lo central abandona la verdad y la justicia. O sea, cambiar la justicia por dinero. Faltarían palabras para calificar esta actitud, decir fariseos, mercaderes es poco. Pero, más allá del uso y abuso comunicacional, aquellos que pretenden instalar la subasta de los derechos humanos, o responsabilidades y dolores iguales, descenderán al nivel de los responsables de los crímenes cometidos.

Seguro que la mayoría de los que de una u otra forma buscan un punto final se dicen cristianos. ¿Acaso la cruz tiene precio y debe dejarse en el olvido?. No será mejor olvidar todo. Pilatos no supo en su tiempo hacer una propuesta para que la historia se olvidara y aquí no ha pasado nada. No saben que todo tiempo para avanzar tiene una cruz, y esta representa siempre la verdad, la justicia, la solidaridad, la igualdad. Y ella se simboliza, se representa en aquellos seres hermosos y dignos dispuestos a dar su vida por ideales. Y eso no tiene precio. Son valores y principios intransables. NINGUNA REPARACIÓN ECONÓMICA PUEDE SUSTITUIR LA EXIGENCIA DE VERDAD Y JUSTICIA.

Todos aquellos que llegaron a La Moneda el 13 de junio de 2000 a celebrar los resultados de la Mesa de Diálogo y que nos quisieron hacer aceptar sus mentiras, y que pretendieron hacernos llorar a gritos por la tortura, el lanzamiento vivos en mares y ríos o volcanes de nuestros compañeros, amigos y familiares, junto con agradecer a los valerosos soldados por la "verdad" entregada, son responsables también de la tortura permanente a la cual nos tienen sometidos como sociedad.

Todo esto es parte del pacto, de los consensos convertidos ahora en cogobierno de la derecha y el gobierno, unidos por todo lo que implica el neoliberalismo y la globalización capitalista, cuestionados en todos los puntos de la tierra.

Por eso la UDI se siente con fuero para hacer su propuesta, si total es su agenda la que orienta a La Moneda y al Parlamento. Los vacíos del gobierno los llena la UDI y así el gobierno la ha convertido ante los sectores más desamparados y desesperados en un interlocutor válido. ¡Qué regresión y responsabilidad histórica de los gobiernos de la Concertación!

Nosotros estamos con la propuesta entregada por la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, que entre otros puntos señala designar más jueces especiales, anulación de la Ley de Amnistía, y a estas propuestas hay que agregar las de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos y de la Agrupación Nacional de ex Presos Políticos, Torturados, Exiliados, Exonerados.

Y como una digna respuesta, producto de la investigación de cinco años de un juez justo, respetuoso de la juricidad como el Ministro Juan Guzmán, que asumió la primera querella criminal presentada el 12 de enero de 1998 por el Partido Comunista contra Pinochet, tuvimos el lunes 2 de junio el procesamiento de los cinco primeros responsables de la detención, tortura y desaparición de nuestros compañeros y familiares de Calle Conferencia. Ese es el camino que con decisión política, persistencia, permitió el procesamiento de Pinochet, su desafuero como senador vitalicio y el cual debemos seguir recorriendo.

Este no es un tema sólo de los familiares, es de las organizaciones sociales, sindicales, de los partidos políticos que fuimos perseguidos, exiliados, excluidos, es de toda la sociedad que sufrió y sigue sufriendo el quiebre brutal de la democracia y la afrenta de una intervención extranjera.

Somos la mayoría los que estamos por la verdad y la justicia y millones los que en el mundo decimos que no estamos en venta. Nuestros héroes y mártires, luchadores políticos y sociales, no están en el mesón de las negociaciones y de la falsa reconciliación y unidad nacional.

La dignidad no tiene precio. Y eso lo vamos a demostrar en las grandes jornadas de estos meses y septiembre cuando recordemos por qué, cómo y quiénes hace 30 años atrás fueron capaces de aliarse a una potencia extranjera, conspirar contra su Patria y dar un golpe militar contra un gobierno democrático y constitucional.

Salir con más fuerza a rendir homenaje a los no vendibles, a los soñadores y luchadores que no tienen precio y no traicionaron porque fueron fieles a sus ideales, a su pueblo y a Salvador Allende es parte del camino por la Verdad y la Justicia.
Santiago, 13 de junio de 2003