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Latinoamérica

Brasil: El peligro de los transgénicos, los intereses de las multinacionales y la manipulación en los medios de comunicación

Joao Pedro Stédile / ALAI

La sociedad brasileña está siendo bombardeada todos los días por falsas noticias producidas por los lobbys de las grandes empresas multinacionales que quieren imponernos las semillas transgénicas como si fuesen una necesidad, una cuestión de progreso.
Presentan solamente las presuntas ventajas y esconden los peligros para el pueblo y para nuestra soberanía nacional y alimentaria. Pero finalmente, ¿qué es lo que está en juego? De un lado tenemos los intereses de lucro y el control del monopolio de las semillas por las empresas multinacionales como la Monsanto, la Cargill, la Bung, la Du Pont, la Sygenta y la Bayer.
Del otro, los intereses de los agricultores honestos y del pueblo brasileño. Esa es la verdadera confrontación que se traba en la cuestión de los transgénicos.
Las empresas y sus lobbistas, en la ambición de controlar la agricultura brasileña y tener el monopolio de las semillas, en especial de la soya, maíz, trigo, girasol y algodón, pregonan que los transgénicos son más productivos y rentables que la semilla de sus competidores. Si el criterio para practicar agricultura es dedicarse siempre a productos más rentables, entonces, ¡deberían estimular solamente la plantación de tabaco y de marihuana! Los agricultores tienen la responsabilidad de producir alimentos. Y alimentos saludables, con seguridad para toda la población.
Una variedad de maíz transgénico ya fue retirada en los Estados Unidos por sus perjuicios para la salud humana y animal. De la soya, no hay hasta ahora ningún estudio que dé seguridad, y por lo tanto, en el futuro podremos tener también consecuencias para la salud humana. Y está comprobado que, al ser necesario combinar su cultivo con el uso intensivo del agrotóxico Roundup, con el pasar de los años eso afectará la vida del suelo y del medio ambiente.
Es por esa razón que hace más de 4 años corre una acción judicial contra la Monsanto, que no consiguió presentar ningún dictamen atestiguando que su soya no causa ningún mal al medio ambiente brasileño, como determina la Constitución.
Del área cultivada en el mundo, menos del 10% utiliza semillas transgénicas y 95% de los transgénicos son producidos por solo tres países: Estados Unidos, Canadá y Argentina, donde las multinacionales estadounidenses controlan el mercado. ¿Por qué será que todos los demás países prefieren la precaución? En todo el mundo, y en especial en Europa y Asia, los consumidores son contrarios al consumo de productos transgénicos, cuyos efectos en la salud no están garantizados. Estamos a favor del uso de la biotecnología, así como los agricultores la han aplicado empíricamente a lo largo de la historia de la humanidad. Pero una biotecnología responsable con nuestro pueblo y el futuro del medio ambiente.
Si podemos alimentar nuestro pueblo, con productos de otras semillas más seguras y saludables ¿por qué arriesgarnos con transgénicos? ¿Solamente para garantizar las ganancias de la Monsanto? La Monsanto está intentando inducir, de cualquier manera, el cultivo de transgénicos en el Brasil, porque es su última oportunidad. En los Estados Unidos tuvo una pérdida de más de mil millones de dólares y sus acciones cayeron en 27% en el último año.
Recibió la peor cotización en la bolsa de Nueva York y todavía tiene el desplante de querer cobrar royalties a los exportadores y agricultores brasileños, que fueron inducidos a cometer dos crímenes: plantando ilegalmente su semilla de soya Roundup contrabandeada de la Argentina. ¡Deberían cobrar a la FARSUL, entidad de los latifundistas gauchos, que difundieron la semilla transgénica! Brasil necesita una legislación que garantice el derecho a prevenir la salud pública e impida que las multinacionales tengan el monopolio de nuestras semillas, colocando en riesgo la soberanía nacional. Por ahora, está en vigencia la Medida Provisional (MP) 113, que ya fue aprobada por la Cámara y que libera el comercio temporal de la soya gaucha de esta cosecha, pero que mantiene la prohibición rigurosa del cultivo de cualquier semilla transgénica para fines comerciales. El Gobierno está preparando una nueva ley definitiva para sustituir a la MP, que será enviada al congreso el próximo mes.
Es necesario que haya un amplio debate de toda la sociedad brasileña, de los consumidores de la ciudad y que todos se manifiesten y presionen al gobierno y los parlamentarios.
La empresa estadounidense Monsanto, viene gastando millones en lobby, financiando campañas, pagando viajes de delegaciones a los Estados Unidos, haciendo propaganda en los medios de comunicación, alimentando a periodistas y comentaristas solamente para garantizar su lucro. Esperamos que el gobierno y los parlamentarios brasileños actúen del lado del pueblo y no del lado del capital estadounidense. Ese es un asunto de salud pública y de soberanía alimentaria nacional. Si el gobierno y el congreso se equivocan de lado, ¡van a ser demandados por la historia y por el pueblo! (Traducción de ALAI) Joao Pedro Stedile es dirigente del MST y de Vía Campesina