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Latinoamérica

18 de mayo del 2003

Colombia: Analistas critican la operación militar que culminó con la muerte del gobernador de Antioquia, su asesor de paz y ocho militares
"Operación Monasterio": Un fracaso por el que nadie responde

Hernando López
Resumen Latinoamericano

El show ante los medios de comunicación, mon­tado por la Casa de Nariño, después de conocida la tragedia del frustrado operativo militar en Urrao (Antio­quia), con toques de amarillismo y de crónica roja, no impidió las críticas, todavía bastantes tímidas, al fracaso de la "Operación Monasterio" , nombre que le dieron los militares a la acción con la cual quisieron rescatar al gobernador de Antioquia, Guillermo Gaviria; al ex ministro Gil­ber­to Echeverri Mejía y a diez suboficiales, que se encontraban en poder del Bloque José María Córdoba de las FARC-EP.

Sin embargo, en los altos mandos militares no existe la más mínima autocrítica. Al contrario, el general Carlos Alberto Ospina, comandante del Ejército, ha declarado de manera reiterada durante la semana pasada, que "no tengo nada de que arrepentirme", con el más profundo desprecio por las vidas de los sacrificados. Los generales y altos oficiales comprometidos en la operación se hicieron los locos con el "pacto de honor" que suscribieron durante el gobierno de Pastrana, el cual los obliga a renunciar, al menos a los responsables directos, en caso de fracasos de operativos militares, como fue la "Operación Monasterio". En el segundo semestre del año 2002, el comandante de la XII Brigada fue obligado a renunciar, después del fracaso de un operativo militar bajo su mando en Ca­quetá. No hay otro caso igual, a pesar de tantos fiascos en la lucha con­trainsurgente.

Como lo han explicado varios entendidos en la materia, incluyendo militares en retiro, la "Operación Monasterio" significó un total fracaso, porque los objetivos que eran "liberar a los secuestrados y capturar a los guerrilleros" no se cumplieron. El resultado fue terrible: diez cadáveres que parecen no conmover a los altos mandos militares.

Subestimación del adversario

Aunque con el poder mediático, el Gobierno Nacional quiere desviar la atención para descargar toda la responsabilidad sobre las FARC, varios analistas, incluyendo algunos de la derecha y cercanos a los militares, hacen serias y severas críticas al operativo. Lo califican de mal planeado y de haber sido ejecutado con excesiva confianza. "Hubo un exceso de confianza en las propias capacidades y una absoluta subestimación de la resolución del adversario", dice Alfredo Ran­gel, un experto en estos temas y asesor de la Escuela Superior de Guerra. El mismo Rangel, en el diario El Tiempo del viernes 9 de mayo, dice: "A mi manera de ver, los errores cometidos tienen su origen en el hecho de que en el Ejército se ha venido difundiendo la equivocada idea de que la guerrilla está derrotada, que se encuentra huyendo despavorida por las montañas y las selvas del país ante el acoso implacable del Ejército, que está dividida, desmoralizada.(…) Y no hay tal: las FARC están prácticamente intactas y resueltas a continuar y a incrementar la confrontación al costo que sea".

No es cierto siquiera, como dicen algunos, que la "Operación Monasterio" se montó con base en una rigurosa acción de inteligencia, porque la información salió muy fácil: del seguimiento que le hicieron a los familiares de Guillermo Gaviria y Gilberto Echeverri y de la interceptación de sus teléfonos, según se lo aseguraron a VOZ fuentes muy bien informadas. Entre los guerrilleros y los familiares, como entre Gaviria y Echeverri con sus esposas, hubo una fluida comunicación y contactos que fueron aprovechados por los organismos de inteligencia militar. Así fue ubicado el campamento en cercanías de Urrao y planeada la operación en la cual participaron cerca de 700 militares y no apenas 75 co­mo informa el general Mario Mon­toya.

Inclusive, se conoce de un intento anterior de rescate, cuando un helicóptero militar que bus­caba al gobernador y a su asesor, detectó un campamento de las FARC cerca del río Venados dentro del Parque Nacional Natural de Orquídeas (municipio de Urrao). Media hora después de tal avistamiento arribaron al sitio cuatro aviones mil­itares que durante las cuatro ho­ras siguientes y hasta el anochecer, bombardearon indiscri­mi­nadamente lo que creían la ubicación de los retenidos, que sin embargo pudieron salvarse gracias a que se trataba de un campamento abandonado. "Dicho bombardeo, le dijo una fuente a este semanario, se pareció más a las masacres recientes de civiles en Bagdad, que a un intento de rescate con vida de las dos importantes personalidades".

El acuerdo humanitario

A pesar de las encuestas y de la información malintencionada de los medios, que una vez más actúan atados a la versión oficial y sin la menor independencia, distintos sectores del país insisten en el acuerdo humanitario.

Dio vergüenza la información amarilla de la tragedia en los medios y su vulgar utilización para atacar cualquier solución política. Sin ningún reato en Caracol acallaron al alcalde de Urrao cuando este aseguró que sí hubo un operativo militar en la zona y el Gobierno Nacional lo ocultaba recién se conoció la información de la muerte de los personajes, con el argumento lambón de que la información estaba centralizada en la Casa de Nariño. También fue escandalosa la actitud de Felix de Be­dout en Noticias Uno cuando sacó del aire a Yolanda Pu­lecio, madre de Ingrid Betan­court, en el instante que está criticó la decisión gubernamental de liberar a los retenidos a sangre y fuego. El presentador de manera irrespetuosa le dijo que la llamaría después, una vez se calmara y es­tu­viera menos alterada.

Encuestas van y vienen para tratar de mostrar un supuesto apoyo a la guerra total y al rescate en cruentos operativos militares. Uribe Vélez está desenfrenado en el delirio guerrerista y los asesores tratan de explicar en los medios, lo que no tiene explicación. Con todo, si algo queda demostrado con el fracaso de la "Operación Monasterio" es que no hay solución militar alguna y que la única vía, como lo insisten los ex presidentes, algunos parlamentarios, los familiares de los retenidos, las centrales obreras e importantes sectores del país, es el acuerdo humanitario. La tragedia de U­rrao es la demostración del fracaso de la política militarista de Uribe Vélez de la "seguridad democrática".

VOZ




Familia de Ingrid Betancourt: "Creemos en la salida política"

Yolanda Pu­le­cio, madre; Astrid Betan­court, hermana; y Juan Carlos Lecompte, esposo, en un firme llamamiento al presidente Álvaro Uribe Vé­lez, rechazaron cualquier posibilidad de un rescate a sangre y fuego co­mo se lo propone el Gobierno Nacional, de la ex cand­i­da­ta presidencial Ingrid Betancourt. Dicen sus familiares: "Aun­que el dolor de este año y dos meses sea insostenible, preferimos esta cruda incertidumbre a correr el riesgo de intentar su rescate, cuyo desenlace puede ser tan feliz como trágico. Creemos en la salida política del conflicto, hacemos nuestro mejor esfuerzo por los conductos a nuestro alcance para que sea esta la vía por la cual Ingrid, al igual que todos los demás secuestrados regresen a sus hogares. Reiteramos con firmeza, en nuestro propio nombre así como en el de Mélanie y Lorenzo, hijos de Ingrid Betancourt y Fabrice Delloye, que por ningún motivo damos nuestra autorización para que las instituciones públicas procuren su rescate por la vía militar".

Marleny Orjuela, Presidenta de Asfamipaz: "No respaldo el rescate a sangre y fuego"

"Para nosotros las familias agrupadas en Asfa­mipaz, que nuestros muchachos llevan ya entre cinco y seis años de cautiverio, afortunadamente tres quedaron vivos, pero fueron ocho que aquí perdimos, seres queridos por los cuales llevábamos seis años luchando. No nos hemos cansado aún y no nos cansaremos de seguir luchando por nuestros muchachos porque vamos a buscar que los 34 oficiales y suboficiales que quedan en las selvas de Colombia puedan salir libres finalmente, como lo merecen. Hacia ese objetivo dirigimos nuestros esfuerzos. No estamos de acuerdo, no compartimos el rescate a sangre y fuego y las familias de los suboficiales y oficiales no aceptamos de ninguna manera que vayan a ser rescatados a sangre y fuego. A los nuestros los cogieron hace cinco meses ni un año, hace seis, cinco, cuatro y tres años. Llevamos muchos años en este sufrimiento para que vayan a devolvernos a nuestros seres queridos en ataúdes. Yo se que ellos han esperado también el momento de poder abrazar a sus familiares. Eso es lo que queremos, que haya un acuerdo humanitario, una real voluntad política de las FARC y el Gobierno para que se haga realidad el acuerdo humanitario, que esté expreso en un documento que firmen las partes, y nos liberen a nuestros hijos y familiares, ya que esto es lo único que permitirá la libertad de todos ellos".

Opinan dirigentes sindicales

Alfonso Velásquez, Comité Ejecutivo de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT

"El intercambio humanitario es una necesidad imperativa. De esta manera se abrirían los caminos para iniciar un diálogo que conlleve posteriormente hacia un proceso de paz. Claro que ese proceso deberá hacerse sobre las bases de unas reformas políticas, económicas y sociales que el país necesita con urgencia".

Héctor Vaca, Miembro de la Junta Directiva de la Unión Sindical Obrera

"La Unión Sindical Obrera está por una solución política negociada a los conflictos sociales. Consideramos que se puede y se necesita iniciar cuanto antes un acuerdo humanitario, ya que es responsabilidad del Estado velar por la vida e integridad de los secuestrados y por ello no puede poner en riesgo sus vidas con los rescates a sangre y fuego. Creemos que con esta actitud se va a agudizar la polarización que vive el país, trayendo consecuencias muy negativas. La solución es retomar los caminos de negociación y diálogo".

Comisión de Paz de la Cámara de Representantes: "Queda el acuerdo humanitario"

Con cuestionamientos a su funcionamiento hechos por el segundo vicepresidente de la Cámara Hugo Zárrate, la Comisión Accidental de la Cámara de Representantes sesionó el martes siete de mayo en el recinto del salón Boyacá del Congreso para discutir salidas a la grave situación política creada a raíz del rescate fallido que concluyó con la muerte del exgobernador de Antioquia Guillermo Gaviria y el ex ministro de Defensa Gilberto Echeverri Mejía. Zárrate cuestionó la política de guerra del Gobierno, alertó sobre el riesgo que corre el Estado de Derecho, destacó la importancia del Derecho Internacional Humanitario, que, sostuvo, para el Gobierno sólo constituye la defensa del Estado convirtiéndolo en una cara política del manual de orden público. Señaló que "...el acuerdo humanitario no puede ser considerado como una política de seguridad nacional".

El parlamentario solicitó a la Comisión de Paz citar al Presidente de la República a la Comisión, así sea a puerta cerrada para que diga si hay o no voluntad política por parte de la guerrilla y el Gobierno. Para el representante caucano Luis Fernando Velasco, se ha privilegiado la solución armada a la solución política y lo que hay que hacer es persuadir a las partes para que abandonen esa posición y den un sentido político a la guerra. "Si logramos sentar a las FARC y al Gobierno en cualquier lugar del mundo, comenzamos a abrir una ventana a la solución política y el diálogo. Mientras otros planean estrategias militares, nosotros planteamos una propuesta política. Respetamos la posición del Gobierno pero buscamos otras alternativas", puntualizó Velasco, quien propuso también invitar como facilitadores de acercamientos al Nóbel Adolfo Pérez Esquivel y Rigoberta Menchú.

Wilson Borja por su parte estimó que la situación de confrontación se va a seguir desbordando y que para poder agilizar acuerdos hacia una solución política del conflicto hay que desprenderse de posiciones ideológicas fundamentalistas, además, pidió a las FARC entregar nuevos informes de todos los secuestrados y dijo que los que tienen prisioneros de guerra deben incluso con su vida garantizar la de los prisioneros. Por su parte, el representante putumayense Guillermo Rivera sostuvo que el Estado está en la obligación de garantizar la vida de los ciudadanos, el Derecho Internacional Humanitario e impulsar un acuerdo humanitario, pues los expresidentes de la República que lo han pedido tienen total razón. "La única vía que queda es el acuerdo humanitario para abrir posibilidades de paz" , puntualizó. La parlamentaria caldense Adriana Gutiérrez propuso reflexionar en torno a los anteriores procesos de paz y plantear propuestas que conduzcan a revivir el interés nacional por la solución política del conflicto. "No veo como una propuesta de acuerdo humanitario puede estar separada de un proceso de paz", señaló.

Rescate y referendo

Según dicen algunas fuentes de la Casa de Nariño, los operativos de rescate van a continuar, como también los intentos de capturar o "dar de baja" a uno o más miembros del Secretariado de las FARC, objetivos que se han propuesto los mandos militares, instados por el presidente Álvaro Uribe Vélez. Según dicen las fuentes mencionadas, para la Casa de Nariño el triunfo del referendo depende en buena medida de los resultados en este sentido. Un operativo de rescate exitoso y/o la captura o muerte de un miembro del Secretariado de las FARC, sería definitivo para que el referendo superara a la abstención que ha cobrado tanta fuerza en el país. Si no se presenta una u otra cosa la Casa de Nariño analizará la conveniencia de convocar el referendo, así tenga el respaldo jurídico de la Corte Constitucional. Son los cálculos del uribismo que siente temor por la suerte de su proyecto bandera, con el cual pretende ins­titucionalizar la política de guerra y de represión de la "seguridad democrática".