21 de abril del 2003
En Guigue hay un barrio que lleva el nombre de la Constitución:8 "La Bolivariana"
Isrrael Sotillo
Rebelión
"La Bolivariana" es uno de los miles de barrios nacidos en Venezuela
con motivo del llamado proceso de cambios. Su denominación es un homenaje
a la Constitución del año 1999, y no por casualidad, los nombres
de las calles (enfangadas en su totalidad) fueron tomados, tanto de los héroes
de la Independencia, como de la Guerra Federal, incluso, de la propia Revolución
que lidera Chávez. A la fecha, hay levantadas un mil trescientas nueve
"soluciones habitacionales".
Existe una vía llamada Francisco de Miranda; otra Antonio José
de Sucre; otra Manuela Sáenz; otra Ezequiel Zamora; "José Antonio
Páez, no, porque ese traicionó a Bolívar", refiere Yaxiris
Tovar, una de las dirigentes de la comunidad y madre de cinco muchachos; y hay
una calle, de las más importantes, que lleva el nombre del líder
latinoamericano: "Hugo Rafael Chávez Frías".
El sector, se distingue por carecer de casi todos los servicios básicos,
por no decir todos. En el cielo inmediato destaca una maraña de cables,
que constituye una verdadera "instalación", digna de competir en la feria
de arte contemporáneo, Bienal de São Paulo. Luego de dos años
de fundado el barrio, en un 99 por ciento las residencias están hechas
de cartón y de cinc, reciclados para un segundo y tercer uso, en su generalidad;
con todo y eso, observamos un letrero, en una de ellas, donde se puede leer:
"Taller de Alta Costura" En esta Semana Santa de 2003, "La Bolivariana", sufrió
su primera prueba de fuego en sus dos años de fundado: Después
de tres días de precipitaciones, la cuarta parte de las viviendas fueron
inundadas por las aguas que se deslizan desde los cerros aledaños, y
de las que salen de una granja de porcinos, propiedad de los pudientes señores
Roppolo, que es como los ll8aman los vecinos. —"Ellos abrieron las compuertas
de la cochinera y el agua se nos vino hasta nuestras "casas"—, asegura Iris
Hernández, al tiempo que amamanta a una de sus crianzas.
A los niños hubo que hospedarlos en Hogares de Cuidado Diario y en la
Escuela Nacional Joseph Lancaster; en esta última se encuentran cuarenta
infantes con edades que oscilan entre 0 y 12 años, muchos de ellos han
sido perturbados por diarreas, fiebres y afecciones gripales. Allí, en
la "Lancaster", a un chico de nombre Leiderman, le tocó cumplir sus seis
añitos; a pesar de su desventura, lo vimos juguetear con Miguel, otro
menorcito de tres años; ambos se entretenían con sendos carritos
de polímero que les había regalado el párroco de Guigue
en un gesto de solidaridad. Por conductor, los chiquillos le colocaban un pequeño
envase de plástico, en el que minutos antes habían bebido agua
saludable, como pocas veces lo hacen en su vida normal.
El día del nazareno, varios feligreses, que venían de pagarle
promesas vestidos con largas túnicas moradas, pasaron frente al Colegio,
y ni siquiera, a alguno de ellos, se le ocurrió detenerse y entrar para
transmitirles una palabra de aliento a las madres y a los niños quebrantados.
Por el contrario, apuraron el paso frente a las puertas del plantel: "mastican
a Dios y se tragan al Demonio", expresaba con su voz el cantor del pueblo venezolano,
Alí Primera.
Este sábado 19 de abril, día del primer grito de la independencia
de Venezuela, la comunidad bolivariana realizó una Asamblea de Ciudadanos,
para discutir el futuro de las más de trescientas familias damnificadas.
La reunión se llevó a cabo en un hermoso lugar poblado de samanes:
"Aquí haremos la 'Plaza Samán de Guere', si Dios Quiere" (pues,
El Libertador había descansado en uno frondoso, cerca de Maracay, y el
propio Chávez juramentado en ese sitio al MBR-200), —nos dice animado
José Hernández—, quien anotó en un papelito nuestro número
de teléfono para llamarnos, seguramente, si se nos olvidaba visitarlos
de nuevo.
El parlamento popular, integrado en su mayoría por mujeres, aprobó
reubicarlos, temporalmente, en algunas viviendas que permanecen desocupadas
y en ciertas parcelas baldías, cuyos propietarios no han podido levantar
aún su albergue, y en otros espacios, los cuales, los dueños "engordan"
a la espera de un buen oferente: "hasta en 480 mil bolívares (290€)"
venden un rancho (chabola) bolivariano, —eso le oí decir a Marisol Castellanos,
Directora Regional de Desarrollo Social, y al profesor José Palma—, miembro
de la Coordinadora de Educadores del Municipio Carlos Arvelo, quienes ahora
mismo le brindan todo el apoyo al "colectivo constitucional".
De su lado, el alcalde de la circunscripción, Marcos Danilo Montecalvo,
se declaró enemigo de la comunidad; pues, de allí, que no les
preste ninguna atención. "Anda por Curazao" —supimos de buena fuente—.
Ya, en una oportunidad pretendió desalojarlos, concretamente, en los
días del golpe de abril, cuando sus compañeros, los fascistas,
secuestraron al Presidente Chávez —así consta en un recorte de
periódico que nos extendió una joven madre que participaba de
la plenaria—.
Por su parte, el Ministerio de Infraestructura (MINFRA), ha hecho la gran promesa
de drenarles la zanja cuanto antes. En los días santos no se pudo hacer
nada, porque todos los funcionarios estaban rezando en las capillas y en los
templos cristianos, y no fue posible solucionar el problema. El pueblo seguirá
teniendo la paciencia de Job, y por eso, esperará. Pero también
tiene en cuenta el ejemplo del hijo de Dios, Jesús de Nazareth, el mismo
que echó a los mercaderes del templo.
"La Bolivariana" está a la espera de dos cosas: la primera, es que, en
los próximos días caiga del empíreo una pala mecánica
para abrirle cauce a la quebrada; y la segunda, que bajen del "reino celestial"
nuevos chaparrones, y con ellos, se termine, definitivamente, de inundar todo
el barrio. Y, ¡listo! Como dicen en Santa Marta, Barranquilla y Cartagena: ¡Se
acabó esta vaina! Con cochinera y todo lo demás, por su puesto.