Operativo de rescate de tres estadounidenses secuestrados por las Farc agota recursos humanos y económicos
Después de 47 días de su desaparición, la operación militar agotó todos los recursos aéreos y el gasto de combustible superó las reservas del 2003.
Desde el pasado 13 de febrero expertos del FBI e investigadores especializados en inteligencia de Estados Unidos barren por tierra y aire, las 24 horas del día, la extensa zona del Caquetá donde las Farc secuestraron a los tres estadounidenses.
Y lo hacen apoyados por equipos de rastreo satelital y escuadrones de las Fuerzas Militares colombianas, pero con hermetismo sobre operaciones, número de hombres y participación directa de E.U.
Se cree que el dinero que Colombia ha destinado para tal fin es equivalente al que rodeó la misión que estaban desempeñando los cinco ocupantes de la avioneta Cessna HK 1116, accidentada en la región de El Pará, zona rural de Florencia (Caquetá).
A pesar del sigilo, lo cierto es que el grupo de búsqueda ya supera los 4.500 hombres y unas 40 aeronaves que tratan de olfatear el rastro de los tres estadounidenses, entre ellos, el hispano Marc Davis González, única identidad que se ha conocido.
Las acciones se iniciaron desde Alejandría, en el corregimiento de Orteguaza, zona rural de Florencia, donde se emplearon 19 helicópteros de la Aviación del Ejército, 9 de la Fuerza Aérea, 10 de la Policía y aviones de reconocimiento y de combate.
Según lo indicaron militares que participan en la operación y quienes pidieron reserva de su nombre, "se agotaron todos los recursos aéreos que hay. Hasta avionetas Cessna y Turbo Trush participaron en las tres primeras semanas de búsqueda".
Los aviones plataforma -dotados de sensores, Flir, pantalla de reconocimiento a grandes distancias y equipo de radiogonometría- inspeccionaron durante siete noches el cauce del río Orteguaza, desde su nacimiento hasta el sitio del accidente.
"Se interceptaron varias comunicaciones donde hombres de la 'Teofilo Forero' hablaban de los prisioneros de guerra y los monitos. También hacían referencia a que uno de ellos estaba 'comido' de los zancudos", dijo uno de los militares consultados.
En la tercera semana, cuando ya estaba comprometido el 70 por ciento de la capacidad de la Aviación del Ejército y el 90 por ciento de la base militar de Tres Esquinas -VI División-, se inició el barrido en el oriente del Caquetá.
"En ese momento ya estaban los 49 delegados del Pentágono en la base de Larandia. Muchas noches sus pilotos acompañaron misiones de búsqueda nocturna y en el día otros técnicos abordaron nuestras aeronaves para manejar los radares y equipos de localización que trajeron desde E.U.", dice la fuente.
Esta etapa concluyó con las inspecciones aéreas y de tropa terrestre en La Unión Peneya, Paujíl, El Doncello, Maguaré, la Esmeralda y Puerto Rico, hasta los límites del río Caguán.
Segunda fase con refuerzos La segunda fase se inició hace dos semanas y compromete a los batallones 'Juanambú', 'Diosa del Chairá', 'Héroes de Guepí', 'Liborio Mejía', un batallón contra el narcotráfico, un batallón de Fuerzas Especiales.
También a un grupo 'Jungla' de la Policía, investigadores del DAS y la Fiscalía, cerca de 63 hombres del Pentágono, el FBI y la embajada de E.U.
Todo ellos han operado en el medio Caguán y en un área no especificada de Cartagena del Chairá (Caquetá).
Aunque Estados Unidos ha asumido algunos gastos logísticos, y que entre la ayuda extra de 100 millones de dólares incluyó recursos para esta tarea, la operación está bajo la responsabilidad del comandante del Ejército, general Carlos Alberto Ospina, y ha corrido por cuenta del presupuesto de las Fuerzas Militares.
Como en la caputura de 'Fernandinho' Consultados algunos de los hombres que participan en la operación, a la fecha se han empleado el equivalente en recursos económicos y humanos a los dispuestos para la operación 'Gato Negro', que terminó con la captura del capo brasileño 'Fernandinho'.
En esa oportunidad, la operación duró más de tres meses, se emplearon 667 horas de vuelo, 3.500 hombres y 17 aeronaves, con un costo de 16.382 millones de pesos.
En la de los tres estasdounidenses solo han transcurrido 47 días. El número de aeronaves se triplicó y las horas de vuelo destinadas para los helicópteros Black Hawk se agotaron.
Un alto funcionario del Pentágono piensa que se le ha dado mucha importancia al asunto y al hacerlo, se han descuidado las verdaderas prioridades en Colombia. Habla de unos 7.000 hombres dedicados al asunto, todos los recursos de E.U. y ya muchas vidas pérdidas en los operativos.
Según él, hay que aceptar el hecho de que están secuestrados, que ese era un riesgo y que deben seguir adelante -"businnes, as usual" (los negocios, como siempre)-.
En el Departamento de Estado de E.U., no obstante, hay una especie de obsesión con el asunto, en parte porque en el Congreso el tema despierta mucho interés y no quieren que se diga que abandonaron a los secuestrados.
Los secuestrados Hasta el momento, los únicos datos sobre los tres 'gringos' indican que eran trabajadores independientes de la California Microwave Systemns, adscrita a la empresa Northrop Grumman que suministra sistemas de vigilancia al Ejército de E.U.
Se sabe que Jennis Thomas, veterano de las guerras de Corea y Vietnam y quien fue baleado por la espalda según el dictamen de Medicina Legal, se especializó en trabajos de inteligencia y equipos destinados para tal fin.
Entre tanto, el sargento colombiano Luis Alcides Cruz, el otro acribillado, siempre había estado adscrito al departamento de inteligencia del Ejército.
Su familia, como la institución para la que trabajó toda la vida, guardan silencio sobre las labores que cumplía en el sur del país.
Un funcionario de la embajada estadounidense le dijo a EL TIEMPO que, una vez se examinan las hojas de vida, cada equipo de trabajo que llega de E.U. -sea del Comando Sur o el Departamento de Estado- está en libertad de escoger a los hombres del Ejército colombiano que trabajarán con ellos en sus misiones.
"Con Cruz y otros militares que trabajan con nuestros hombres, ha habido una gran empatía, y esto facilita las cosas en el terreno", explicó el funcionario.
En el caso de los tres hombres que quedaron en poder de las Farc, la información es fragmentaria.
"La firma Northrop Grumman es una de las más importantes en nuestro país en cuanto a sistemas de defensa. Los hombres que trabajan para ella son veteranos de guerra, expertos en conflicto y militares retirados que saben como aplicar los apoyos. Por eso la información sobre nuestros tres compatriotas secuestrados es reservada", agregó.
Al ambicioso despliegue militar se ha sumado una campaña masiva por parte de la embajada estadounidense, en la que se ofrecen recompensas y visa a E.U. a quienes suministren información sobre los plagiados.
"Hay mucha gente necesitada que no le caería mal los mil millones de pesos que ofrecemos, sin contar que todos quieren salir de Colombia y la visa es una meta inalcanzable para muchos, pero el proceso no es fácil. Se han recibido más de 300 llamadas con datos vagos o peticiones de la visa a cambio de información distinta", sostiene la fuente consultada.
Avisos de prensa, cuñas radiales y volantes repartidos en las poblaciones cercanas al área del accidente pretenden poner punto final a la operación 'Fortaleza'.
Entre tanto, en el Ejército y la Policía ocurre algo similar. Las líneas dispuestas para recibir la información terminan congestionadas por personas que llaman hasta para denunciar que 'Marulanda' estuvo tomando cerveza en un pueblito cercano a Bogotá.
Un mes y medio después, el saldo es de 2 soldados muertos y 11 heridos, mientras que en las filas de la guerrilla han muerto 9 subversivos y 17 han sido capturados.
Pilotos cuestionaron los Cessna De otra parte, dos pilotos americanos que volaron los mismos aviones del Gobierno de Estados Unidos que se estrellaron en territorio colombiano, advirtieron el año pasado que las aeronaves debían ser sustituidas, según lo publicó el diario Los Angeles Times.
Los pilotos, cuyos nombres no fueron revelados, recomendaron cambiar los Cessna 208's utilizados en misiones de inteligencia en Colombia por la California Microwave Systemns, una susbsidiaria de Northrop Grumman.
Northrop tiene un contrato con el Pentágono para hacer vuelos de reconocimiento sobre los extensos campos de coca de Colombia como parte de la guerra de Washington contra las drogas.
En comunicaciones enviadas en noviembre y diciembre pasado, los pilotos recomendaron un "aumento en el margen de seguridad" y sugirieron el uso de otro avión el bimotor Air 300, que puede maniobrar y sobrepasar las montañas altas de Colombia y funcionar con un motor.
Raúl Duany, portavoz del Comando Sur dijo que los Cessna fueron sacados del servicio mientras se les realizaban chequeos mecánicos, pero poco después su uso fue autorizado nuevamente.
Los problemas con los aviones, según los Angeles Times, han precipitado que dos miembros del Congreso de Estados Unidos anunciaran la presentación de un proyecto de ley que limite la operación de contratistas militares en Colombia.