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Latinoamérica

24 de diciembre de 2003

México: Crece la resistencia contra el neoliberalismo


UniOS
La oposición al neoliberalismo en México se elevó a un plano superior con la marcha efectuada el 27 de noviembre pasado en la capital del país, que contó con la participación de decenas de miles de personas y dio un impulso a la posibilidad de que surja un frente sindical, campesino y popular que, a su vez, se constituya en organismo canalizador del descontento popular y centralizador de las protestas sociales.

La voz de los de arriba

El mismo 27 de noviembre, los representantes de las principales centrales empresariales mexicanas se vieron obligados a manifestarse de manera conjunta, para lo cual montaron una conferencia de prensa en la que intentaron desacreditar la marcha y enviaron el mensaje de que "el comportamiento de los mercados no responde a las marchas o presiones similares, sino a las condiciones que existen para la inversión", en clara indicación al gobierno para que desoyera las protestas y siguiera empujando las llamadas "reformas estructurales" del proyecto foxista: reforma fiscal para aumentar impuestos a las mayorías y disminuirlos a las empresas, reforma laboral a fin de mejorar las condiciones para la explotación del trabajo y reforma energética para abrir los sectores petrolero y eléctrico a la inversión privada.

Pero, para ser más precisos, el mensaje provenía de los consorcios, pues la gran mayoría de los representantes empresariales que se manifestaron son en realidad socios menores o empleados de varias de las principales trasnacionales asentadas en México. Y ese mensaje no era más que un recordatorio de algunos de los planteamientos que el Banco Mundial (BM) ha hecho a las autoridades mexicanas, en el sentido de desmantelar las empresas y organismos descentralizados propiedad del Estado y generalizar los impuestos para obtener, según los cálculos del propio BM, recursos en un monto equivalente a 3% del PIB.

Asonadas en los partidos institucionales

La marcha también tuvo otros efectos: En el seno de las bancadas parlamentarias de al menos dos partidos, el Revolucionario Institucional (PRI) y el de la Revolución Democrática (PRD), se vieron forzados a retroceder los grupos que estaban abriendo la puerta a la aprobación de un proyecto presupuestal basado en un aumento (aunque menor, aumento al fin) de los impuestos a las clases populares.

Fue en el PRI donde se presentaron los más graves estragos, a tal grado que la coordinadora de la fracción parlamentaria priista, Elba Esther Gordillo, terminó destituida de ese cargo tras haber defendido el proyecto presupuestal foxista original, primero, y luego haber intentado remozar el aumento impositivo mediante un nuevo impuesto, que también podría frustrarse, y ahora Elba Esther podría incluso verse obligada a dejar el segundo puesto de importancia en la dirección nacional de su partido, la secretaría general.

El enfrentamiento interno en el priismo podría escalarse, pues los elbistas han lanzado una ofensiva desde las estructuras sindicales, al enviar a integrantes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) -del cual Elba Esther es la "dirigente moral"- a manifestarse en la sede nacional del PRI, a la par que entraron en disputa por la representación de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), que actualmente ostenta el priista Joel Ayala, procedente del Sindicato Nacional de Trabajadores de Salubridad y Asistencia (SNTSA) cuyo secretario general es también miembro del sector de la fracción parlamentaria priista que ha desconocido a Elba Esther como coordinadora.

El derrumbe del liderazgo priista de Elba Esther, aun antes de su destitución como coordinadora parlamentaria, ya era un hecho. Con más de la mitad de diputados priistas pidiendo su renuncia (118 de 222), perdió la interlocución con el gobierno federal y ya no puede garantizarle la votación necesaria para aprobar el proyecto presupuestal foxista.

Debe considerarse que, en todo caso, el PRI no elbista advierte más puntos de convergencia con el PRD en política presupuestaria, pues en ambos casos sus discursos iniciales apuntaban contra la aplicación del Impuesto al Valor Agregado (IVA) a alimentos y medicinas, que hasta este año han estado exentos, y contra la apertura de los sectores energéticos (los nacionalizados petróleo y electricidad) a la inversión y participación de los capitales privados.

El PRI también sabe del capital político electoral que podría acumular si mantiene cierta oposición al foxismo no sólo con miras a los comicios locales de 2004, sino sobre todo a la elección presidencial de 2006.

Esta situación podría desembocar en cambios importantes en la dirección del PRI y hasta en una nueva escisión en ese partido.

Mientras tanto, el escalamiento y la intensificación de las luchas internas en ese partido se han iniciado, proceso que dará lugar a otro reacomodo de fuerzas políticas. Y no debe subestimarse que las fuerzas del priismo vinculadas con el expresidente Carlos Salinas de Gortari, el salinismo, hayan empezado a operar en este río revuelto y que podrían estar entusiasmadas por obtener una gran pesca de cara a los siguientes procesos electorales, sobre todo, como ya apuntamos, el presidencial de 2006.

Final adelantada para el foxismo

Ha sido el gobierno federal uno de los primeros en resentir el impacto del derrumbe de Elba Esther, pues las posibilidades de lograr la aprobación de su proyecto presupuestal o alguno similar residen en que las bancadas del PRI y del PAN establezcan un acuerdo al respecto, pero ese escenario se ha complicado.

Ahora, en la perspectiva, el gobierno derechista de Vicente Fox tendrá que conformarse para 2004 con un proyecto presupuestal híbrido, más parecido al que rigió en 2003 que al que quiso que los legisladores federales aprobaran para 2004.

Al parecer, el gobierno federal cometió un grave error: abrió todas sus cartas (reforma hacendaria y fiscal, reforma energética, reforma laboral), sin dar márgenes de negociación, lo que le reviró en forma de un reagrupamiento de diversas fuerzas políticas que por intereses diferentes actúan en su contra y que abarcan a grupos de izquierda -los zapatistas, la Promotora Contra el Neoliberalismo y otras organizaciones antiglobalización-, los grupos agrarios emergentes (El Campo No Aguanta Más, El Barzón), influyentes sindicatos nacionales (SME, SNTIMSS, SNTRM, STUNAM), partidos institucionales (al menos, PRD, PRI, Del Trabajo - PT-y Convergencia Democrática CD) e incluso a importantes sectores del empresariado mexicano, con Carlos Slim a la cabeza.

Esta confrontación del gobierno federal podría terminar en derrota y significarle otra desgracia: una mayor inoperancia gubernamental o de plano su paralización y un consiguiente y prematuro final de sexenio, pues aunque Fox siga despachando en la casa presidencial de Los Pinos, ya muy poco o nada podrá hacer, no sólo para su causa, sino incluso para revertir la caída política electoral de su partido, Acción Nacional (PAN).

Queda presente la duda de por qué el foxismo hizo semejante apuesta política y económica. Podría tratarse de un torpe error de cálculo o de una errata ocasionada por simple y llana estupidez o cretinismo político, pero también podría ser por un error inducido por el priismo tecnócrata que aún actúa en primera línea en las principales instituciones financieras (encabezado por el secretario de Hacienda y por el gobernador del Banco de México), como parte de una maniobra para acelerar el desgaste del "gobierno del cambio" y acotar la "alternancia política".

Fox, en la Luna: "No me dejen sólo"

La movilización ocasionó también que el derechista gobierno federal de Vicente Fox abandonara su discurso apocalíptico acerca de la gran tragedia que puede ocurrir en México en caso de que el Congreso de la Unión no apruebe su proyecto económico, para pregonar ahora que si no hay reformas "el país no se caerá a pedazos".

A la par, el presidente mexicano inició toda una campaña para convencer a quienes quieran dejarse convencer de que México vive una "situación maravillosa", para la cual maquilló algunas cifras y maquilló otras.

Sin duda, Vicente Fox ha retornado a la campaña política, en un intento desesperado para evitar que se deslave el capital político que le resta y mantener tanto su alianza con sectores importantes del empresariado mexicano como la paciencia de la Casa Blanca y del Banco Mundial.

Pero ahora se enfrenta a la posibilidad de que, como ocurrió con los Amigos de Fox y con varios de los integrantes de su gabinete inicial (los renunciantes diplomáticos Jorge Castañeda y Adolfo Zinzer, entre otros, y hasta cierto punto el secretario de Gobernación Santiago Creel), también el PAN se vea obligado a tomar distancia del gobierno federal.

Por lo pronto, ya desde la burguesía regiomontana, de las más influyentes y acaudaladas del país, saltó la crítica al comentario foxista sobre la supuesta situación maravillosa que vive el país: "Fox vive en la Luna".

Los retos de la movilización

Sin duda, la movilización del 27 de noviembre ha abierto la posibilidad de trazar un rumbo para que los trabajadores y los sectores populares que están movilizados encuentren y construyan una opción para organizarse y luchar.

La gran tarea inmediata consiste en impulsar una instancia de coordinación de todos los frentes y de todos los trabajadores, en especial de los que resultarían perjudicados por el embate de las privatizaciones, que tenga por objetivos movilizarse y hacerse de la solidaridad del mayor número posible de organizaciones sociales, para defender el empleo, es decir, evitar la venta, cierre, liquidación o disminución de las fuentes de trabajo.

Así mismo, se baraja ya la propuesta de elaborar un plan de resistencia civil, que entre sus acciones principales podría incluir la de efectuar un Paro Nacional, iniciativa que podría ser bien acogida en las filas de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y del Frente Sindical Mexicano (FSM), así como en las organizaciones campesinas El Campo No Aguanta Más y El Barzón.

Reiteramos: A las tareas que todos los luchadores sociales tenemos en esta situación de emergencia y de combate al neoliberalismo, hay que agregar la de elaborar colectivamente un proyecto económico alternativo para confrontarlo a los proyectos de la globalización neoliberal y del entreguista gobierno mexicano.

El plan económico que nos propongamos debe contener, entre otros, los siguientes fundamentos:

1. Un plan para promover el empleo formal y eliminar en forma progresiva el trabajo informal.

2. Abatir el desempleo vía la reducción general de la jornada laboral a 35 horas semanales.

3. Redistribuir la riqueza en México con la mira puesta en la instauración de un salario digno para cada trabajador del país, y con el objetivo permanente de elevar las condiciones de vida de todos los trabajadores.

4. Fomentar el desarrollo del mercado interno y la defensa y el desarrollo de la industria nacionalizada, como asuntos de interés nacional.

5. Proteger los recursos nacionales energéticos y naturales, como estrategia fundamental e integral de la defensa de la soberanía y del proyecto de país.

6. Destinar recursos presupuestales suficientes para relanzar la actividad agropecuaria, con base en la reactivación del crédito agrario y un proyecto de modernización del sector.

7. Realizar una evaluación política y económica, real y objetiva, de las ventajas y desventajas que los tratados comerciales internacionales, como el TLCAN, han traído a las mayorías del país, para poner a consideración popular su vigencia.

8. Declarar la moratoria a los pagos de la deudas públicas externa e interna, a fin de obtener recursos para poner en primer lugar el objetivo del mejoramiento real de la economía de la mayoría de los mexicanos y el desarrollo del país, y no los pago a los agiotistas internacionales y a la banca trasnacional.

9. Establecer una política fiscal que sostenga el principio general de gravar más a los que más tienen, y que se vincule a un proyecto de desarrollo nacional, económico y social, que privilegie la atención a los intereses de la mayoría y dé a los mexicanos oportunidades y certidumbre en sus necesidades de educación, cultura, ciencia y tecnología, así como en salud y previsión social.

10. A lo anterior debe agregarse el fomento y la búsqueda de la solidaridad latinoamericana, que dé paso a la suma de esfuerzos de los pueblos del subcontinente para generar condiciones propicias a la cooperación política, económica, científica, cultural y social de nuestras naciones, basada en los principios de respeto a la autonomía, a la autodeterminación y a la soberanía de los pueblos.

Está abierta la posibilidad de que se generen grandes movilizaciones y con ellas un proceso de construcción de fuertes organizaciones sociales, lo que daría a los socialistas la posibilidad de construir una importante organización política, a condición de que sepan acompañar las luchas, respaldar las demandas y contribuir a la formación de esos grandes frentes que unifiquen las protestas y de una red de las organizaciones de la izquierda anticapitalista.