ENTREVISTA A FONDO - JORGE MESA (SUNCA)
"Hay que construir desde ahora las relaciones con los partidos del cambio"
"Para transformar el Estado es que queremos ganar este plebiscito, no para congelar situaciones" Mañana el PIT-CNT designa su nuevo Secretariado Ejecutivo, luego que su último congreso eligiera una nueva Mesa Representativa. Congreso que resolvió fortalecer el perfil de central del PIT-CNT, a la vez que se propone nuevas formas de organización y de acción. Congreso que dijo que el movimiento sindical uruguayo no será "indiferente" ante la posibilidad de que llegue al gobierno una fuerza del cambio. Nuestra entrevistado es Jorge Mesa, dirigente del Sunca, sindicato de los trabajadores de la construcción.
RAUL LEGNANI
La República
--¿Qué es lo más rescatable de las resoluciones del último congreso del PIT CNT?
--Fue la confirmación de un cambio que se venía produciendo en el movimiento sindical. Básicamente destaco la reafirmación de una estrategia que se desarrolló a partir del último congreso. También el proyecto de reestructura del movimiento sindical, que llevó dos años de debate. Otro punto notorio fue que nos dimos la posibilidad de analizar, en términos programáticos, algunos cambios necesarios en función de los cambios regionales e internacionales, así como del país.
--¿Cuál fue el basamento de esta estrategia que usted dice que se ha confirmado?
--Ya en el anterior congreso nosotros visualizábamos que la crisis económica y social del país nos convocaba a no actuar aislados del conjunto de las organizaciones sociales y políticas que se plantean las necesidades del cambio. En los últimos dos años y a partir de la estrategia del VII Congreso del PIT-CNT fue importante que se ubicara en el debate nacional la importancia del tema del trabajo. A partir de eso consideramos una serie de subtemas como el valor de las empresas públicas para el desarrollo productivo del país y la ubicación de la crisis como un problema de base productiva. Esto implicaba, dijimos en estos años, un modelo de alianzas en la perspectiva de que la superación de la crisis implicaba un conjunto de fuerzas sociales y políticas, capaz de producir ese cambio.
--Esas alianzas se expresaron en la Concertación para el Crecimiento ¿en qué otro ámbito hubo alianzas?
--Con la Concertación encontramos algunos momentos claves de la movilización o del contacto entre organizaciones sociales que no se había producido antes. Incluso logramos formulaciones para algunas alternativas y diagnósticos. A la vez que el movimiento sindical abría el abanico con la alianza con la Concertación para el Crecimiento, profundizó el abanico de sus alianzas con jubilados, estudiantes y cooperativistas. También es verdad que en algunos momentos con las cooperativas de vivienda tuvimos alguna lejanía, pero eso no fue motivo para que nos despegáramos y nos fuimos encontrando en diferentes campañas como los plebiscitos.
--Para resolver el tema del trabajo se requiere de alguna zona de encuentro con el sector empresarial. El Sunca ha tenido una interesante relación con los empresarios de la construcción: ¿cómo ha sido esa experiencia?
--Fue una experiencia buena, que no es trasladable a otros sectores, en tanto las cámaras empresariales actúan en forma diferente en cada uno de los sectores. Pero cuando nosotros colocamos el trabajo como el centro de la estrategia, estamos mirando un poquito más allá de la falta de empleo o de inversión puntual en algún sector económico. Estamos diciendo que hace falta transformar una serie de cosas. La relación que tenemos con la Cámara de la Construcción nos ha llevado a criticar la falta de inversión del sector público y la desaparición de algunos instrumentos que motivaban la inversión privada en un cierto sentido de desarrollo. Pero también estamos criticando la forma en que los empresarios utilizaron esa inversión pública o la inversión privada. Ahora estamos apelando a una modificación de las formas en que la inversión se desarrolló en el país. Pero también estamos criticando al forma en que los empresarios, por los menos los de la construcción, hicieron uso de esa inversión pública. Básicamente porque desaprovecharon recursos, porque en complicidad con una mala política de Estado desarrollaron una mala política empresarial. Hubo malas construcciones en vivienda, los usuarios y la población se encontraron con productos de muy mala calidad. Incluso hubo elementos de corrupción y de mal manejo de los dineros públicos.
--El sector empresarial se ha mostrado contrario al tratamiento del tema salarial. ¿Hay un aprovechamiento de la crisis por parte de los empresarios para tirar abajo el valor de los salarios?
--Sin duda. Por un lado es el aprovechamiento de la crisis y a la vez responde a una filosofía empresarial que ha llevado al conjunto del país al fracaso. Hay empresarios que tienen la concepción de que como país sólo podemos competir bajando los costos laborales. Cuando por nuestro tamaño, por el volumen de las empresas, deberíamos hacer una enorme esfuerzo nacional para insertarnos en el mercado internacional con un trabajo de calidad, hay algunos que buscan tener un trabajo donde lo único de rebaje sean los costos salariales. Esto ha llevado a una enorme destrucción del conocimiento productivo. Vuelvo a decir que el trabajo no sólo hay que verlo como un asunto para resolver el problema del desempleo, sino que hay que ver que la crisis productiva del país también es producto de la emigración de miles y miles de jóvenes con muchos conocimientos que no siempre se fueron del país por falta de empleo. Se fueron porque en el Uruguay no se utilizan los conocimientos de los jóvenes, al no haber innovación en el trabajo. Hay que saber que emigró gente empleada, porque no tenía una perspectiva de trabajo en el país.
--¿Se puede afirmar que el documento del PIT-CNT del pasado 1° de mayo fue un avance de esa estrategia?
--Sin duda. Allí lanzamos algunas ideas que el congreso último logró profundizar, que sostienen que hay que discutir el tema del trabajo del país y cuestionar radicalmente la forma en que nuestra economía se desarrolló en los últimos tiempos. Algunos dicen que este congreso de la central redujo el programa del movimiento sindical histórico. A mi entender lo profundizó y lo radicalizó, en tanto tuvo en cuenta qué tipo de contexto internacional y regional tenemos, en comparación con el programa de la CNT de 1966. Siguiendo las mismas líneas de aquel programa fundacional, este congreso renueva su construcción programática y lo hace radicalmente porque tiene en cuenta la realidad del país, tanto en lo interno como hacia fuera.
--Ustedes están planteando cambios en materia de inversión, tanto en lo estatal como en lo privado. Si uno ve la radiografía del movimiento sindical se encuentra con mayor número de sindicatos en lo estatal que en lo privado. ¿No le está faltando al movimiento sindical una fuerza social que sostenga en el sector privado esta política de cambio que están promoviendo?
--Estamos planteando ideas, programa, soluciones alternativas, y a partir de esto, una construcción social concreta: reestructura del movimiento sindical para que pueda llegar a los trabajadores organizados sindicalmente, construcción del movimiento sindical en el interior del país en sectores económicos con altos porcentajes de mujeres y jóvenes, donde hay recortes extremos de las libertades sindicales. También tenemos que modificar la cultura del movimiento sindical y de su plataforma reivindicativa, así como de la forma de organización de la acción.
--¿Hay alguna iniciativa en concreto para que se respeten los derechos laborales?
--Iniciativas de proyectos de libertades sindicales ha habido muchas. Recuerdo que el actual gobierno cuando recién asumió, como ministro de Trabajo a Alvaro Alonso que dijo iba a llevar adelante procesos de negociación colectiva, aunque afirmaba que no tenía fuerzas suficientes para imponerlo a corto plazo. Pero aseguró que las libertades sindicales iban a ser parte de un proyecto surgido del diálogo social y que sería una de las primeras medidas de gobierno. Pero Alonso se despidió del Ministerio de Trabajo sin haber podido concretar algo. No sólo no se avanzó en este terreno, sino que se retrocedió, porque las libertades sindicales han sido atacadas y hay poco de democracia en varios sectores de la actividad. Ante esta realidad nos proponemos fortalecer al movimiento sindical. Lo vamos a fortalecer en términos de central. No es posible que los sectores nuevos de la actividad económica, los más desprotegidos de las libertades sindicales, sean atendidos exclusivamente en términos de un sindicato de rama, cuando muchas veces no existe o tiene debilidades para sumir la tarea. También tenemos que ir con la organización sindical a la gente. Esto tiene que ver con descentralización, con ubicar instancias medias y de base mucho más fortalecidas. Por un lado vamos a ganar en términos de central, pero también en descentralización para atender esta situación de dispersión del trabajo.
--En el congreso se resolvió que no van a ser "indiferentes" ante el tipo de gobierno que surja. ¿Qué alcance tiene esta definición?
--Esto no hay que verlo en términos de 2005. Cuando dijimos que tenemos independencia de clase y no indiferencia ante el cambio político, estábamos proponiendo continuar un debate en el movimiento sindical sobre cómo construir la fuerza social y política del cambio. Es que desde la fundación de la CNT el movimiento sindical uruguayo no es indiferente a la política del país y a las fuerzas que asumen el gobierno y la conducción del Estado. No hay que esperar 2005, es hoy, para plantearnos una relación problematizada. Hay que construir desde ahora las relaciones con las fuerzas políticas del cambio, como está ocurriendo con el referéndum por Ancap.
En 2004 hay que continuar por un camino de construcción de un bloque social y político para el cambio y la transformación del país, en el sentido del programa del PIT-CNT. No discutimos exclusivamente como nos vamos a relacionar con un próximo gobierno progresista: queremos construir el cambio político y para eso hay que relacionarse con las organizaciones sociales y con los ciudadanos. Hay que identificar los problemas de la gente, así como hay que elaborar mucho sobre cuáles van a ser los términos de participación social efectiva.
El movimiento sindical no es de aplauso fácil con el sistema político, ni con la izquierda. Hoy tenemos que superar una etapa donde la exclusividad de las formas de hacer y de construir la política está solamente basada en los partidos políticos. También hay que saber que hoy, desde el sistema político, se atiende más a las organizaciones sociales con capacidad de lobby. Y esto se hace sin que el público lo sepa. Nosotros somos muy transparentes en la relación con el Estado y los partidos políticos, manteniendo la independencia de clase. Creemos que en el próximo gobierno el timón lo tiene que tener el partido político electo para gobernar, pero eso no niega en la necesidad de avanzar en otro tipo de relaciones y de construcción de democracia y de participación social. Las organizaciones sociales tienen que participar de las políticas del Estado, los ciudadanos tienen que participar, los partidos políticos tienen que llevar el timón, y en esa trilogía hay algunos roles que son diferentes, y hay formas de la participación que hay que pensar. Sabemos que esto es complejo, porque no tenemos medidas históricas al ser una construcción absolutamente nueva. Pero estamos dispuestos a correr ese desafío.
--¿Qué significa el triunfo del Sí para el PIT-CNT?
--Cuando con las firmas construimos la posibilidad de quitar esta ley del medio, pudimos abrir la posibilidad de lograr la reserva para transformar las empresas públicas. Para nosotros el triunfo del SI no es para congelar la actual situación, sino que queremos con las organizaciones sociales y para los partidos políticos del cambio tener la oportunidad de transformar el Estado y ponerlo en clave de desarrollo productivo, de generación de trabajo, de innovación. Para transformar es que queremos ganar este plebiscito, no para congelar situaciones. *