Acabamos de asistir a dos eventos de gran magnitud y que reflejan claramente dos visiones contrapuestas acerca del país que queremos construir, y de la forma de interrelacionarnos con la comunidad internacional.
Por una parte, pudimos ver a través de la televisión, la presencia de altos dignatarios de Estado, realezas decadentes, como también destacados representantes de procesos reformistas y revolucionarios. Este encuentro cerrado y alejado de la sociedad fue uno más de los tantos shows mediáticos en donde se discute de todo y se concluye en nada.
Esta XIII Cumbre Iberoamericana había generado grandes expectativas en el país y la comunidad latinoamericana en general, producto del proceso que las sociedades latinas están llevando a cabo, claros son los ejemplos de Venezuela, Brasil, Ecuador y Bolivia en especial, pero nada de ello se reflejó en las resoluciones de ésta Cumbre. Más bien pudimos apreciar la dicotomía existente entre las visiones eurocentristas y pro-norteamericanas y las posiciones integracionistas y de defensa de los intereses de las grandes mayorías nacionales reflejadas por las propuestas de Cuba, Brasil, Venezuela, Argentina y Bolivia. Esto quedó de manifiesto claramente en torno a las necesidades de reformas estructurales en todos los ámbitos que hacen al Estado, vale decir en lo económico, en lo social y lo político.
España asumió la defensa irrestricta del modelo económico imperante, y los intereses de las grandes transnacionales, especialmente en lo referido al uso y explotación de las riquezas naturales del continente. También ellos apuestan a un fortalecimiento de la democracia; pero bajo las formas y estructuras que hoy conocemos, o sea una democracia excluyente, elitista y racista que siga garantizando los intereses de las castas dominantes. Ésta posición de sometimiento y resignación a las estructuras existentes pueden considerarse como una especie de gatopardismo en que se busca que todo cambie para que nada cambie. De la otra óptica encontramos una visión que busca integrar a los pueblos latinos mediante reformas estructurales que permitan una mayor participación de la sociedad y sus organizaciones en la vida política de nuestros países, una propuesta integradora que nos permita como latinoamericanos enfrentar las presiones, las negociaciones políticas y económicas como bloque intentando rescatar nuestra soberanía, la defensa de nuestros recursos naturales y la construcción de una democracia participativa e incluyente.
Al mismo tiempo se llevaba a efecto en Santa Cruz el Encuentro Social Alternativo, pleno de participación popular, colores, bailes, alegría y un sentimiento auténticamente popular. La participación masiva de las diferentes organizaciones sociales, políticas, sindicales, culturales y otras, le dio un carácter de total inclusión y participación de las diferentes realidades que componen nuestro país. Esta masiva presencia del pueblo de manera organizada y abierta mostró nuestra riqueza cultural, nuestra capacidad organizativa y por sobre todas las cosas nuestra capacidad de ser propositivos y capaces de ser conductores y constructores de nuestro propio destino.
Podemos decir con legítimo orgullo que le hemos presentado a Iberoamérica y al mundo la visión de un pueblo digno, organizado y capaz de llevar adelante un proceso de transformaciones estructurales, bajo formas democráticas, que favorezcan los intereses de las grandes mayorías nacionales. El hecho de que el Encuentro Social Alternativo haya dado tribuna inclusive al Presidente de la República, nos muestra nuestra voluntad integradora y de diálogo para resolver los grandes temas nacionales, así como también hicieron uso de la palabra representantes de las diversas visiones que componen nuestra realidad. Podemos entonces decir que el Encuentro Social Alternativo cumplió con creces el objetivo propuesto, la búsqueda de un espacio de integración, de discusión y participación de todo el pueblo para la construcción de un nuevo Estado que refleje a todos los ámbitos de la nación, sin exclusiones ni imposiciones.
La participación de destacados líderes latinoamericanos, que concurrieron a dicho evento, pone de manifiesto que aires de integración y transformación recorren nuestro continente. Así lo reflejan las intervenciones del c. Lage de Cuba y el c. Chávez de Venezuela los cuales abogaron por una América Latina unida, fuerte y solidaria para enfrentar el futuro cargado de promesas y también de presiones e intervenciones por parte del imperio del norte. El tiempo que estamos viviendo nos impone la necesidad de unirnos más allá de nuestras diferencias en la construcción de sociedades más justas con estructuras que respondan a la necesidad de cambios que las sociedades latinas hoy demandan.
Especial mención cabe al discurso del c. Evo Morales, que reflejó de manera clara y transparente las necesidades que tienen hoy los pueblos de transformar bajo la vía democrática las estructuras político económicas que subyugan a las sociedades latinoamericanas. De igual forma, fue claro y concluyente en la necesidad de la defensa de los recursos naturales y el cambio del modelo económico vigente como única alternativa de construcción de sociedades dignas y soberanas. También recalcó en su intervención la imperiosa necesidad de la unidad para defenderse de las agresiones imperialistas y señaló que la victoria del pueblo boliviano en las jornadas de octubre eran el inicio del fin del imperialismo. Así mismo denunció la doble moral y el doble discurso del imperialismo referente al uso de la democracia según sus intereses.
Cabe destacar que en estos días de Cumbre y Encuentro Alternativo, diversos líderes políticos de la región (Lula, Chávez, Lage, Kirchner y otros) sostuvieron largos encuentros con el c. Evo para interiorizarse de la visión del MAS y su propuesta de país, esto no es nada más que el reconocimiento al liderazgo y la figura política que representa el c. Evo en el ámbito internacional. Es claro que para el concierto de las naciones latinoamericanas Evo representa sin lugar a dudas el futuro gobernante de nuestro país. Esto, podemos considerarlo y afirmarlo, representa el posicionamiento y reconocimiento al MAS y a su dirigente máximo c. Evo Morales como interlocutores válidos para la construcción de una América Latina unida, digna y soberana