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XIII Cumbre Iberoamericana en Bolivia


17 de noviembre del 2003

XIII Cumbre Iberoamericana
Reclamos enmarcan el discurso del presidente de Bolivia Mesa en el Encuentro Social Alternativo

Luis A. Gómez
La Jornada
En los puestos de venta, campesinos distribuyen folletos, revistas, libros. Algunos impresos abordan el libre comercio y el gas, como Tunupa, la revista de los campesinos, o los derechos sexuales y reproductivos. Y en una mesa, un folleto muestra la obra legal proyectada por Leonilda Zurita, líder cocalera y secretaria ejecutiva de la Federación de Mujeres Campesinas de Bolivia Bartolina Sisa. Más allá, casi junto a la estrecha calle que recorre el campus universitario, están algunos punquetos, varios indígenas con sus atuendos del norte de Potosí, tratando de aguantar el calor de primeras horas del día, ellos que vienen de la región más fría y seca de Bolivia.

Aprovechando el espacio de una cancha de futbol rápido, los organizadores del acto han montado una carpa que cobija los encuentros más numerosos. Ahí se da también la concentración más grande de la jornada: la discusión en torno al Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA). También ahí es esperado, todo el día, el presidente Carlos Mesa, quien en un inteligente gesto político ha ''intercambiado'' ideas con los asistentes al Encuentro Social Alternativo. Una activista boliviana, delegada por las organizaciones sociales, fue a la Cumbre Iberoamericana a decir lo que piensan los hombres y las mujeres de a pie bolivianos. A cambio, Mesa ha solicitado 15 minutos para dirigirse a los asistentes a la "otra" cumbre... pero en los terrenos de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno ha corrido la inquietud y por momentos la rabia: el texto leído por la compañera no fue acordado con nadie.

Una de las miles de organizaciones que trabajan en Bolivia, la Fundación Solón, se abrogó el derecho de escribir el documento final del encuentro. ''Es un documento amorfo; parece que fue escrito hace un mes. Ni siquiera toma en cuenta lo ocurrido en octubre", comenta Joseph Mirtenbaum, uno de los coordinadores del acto. El sociólogo Pablo Solón ha escrito el documento, que durante algunas horas se convirtió en la manzana de la discordia, tomando una iniciativa a nombre de todos.

''Alguien debería esperar a que venga el Mesa para decirle que esas conclusiones no son para nada las nuestras", comenta uno de los chicos que trabaja en la mesa El problema de la coca y la liberación de las naciones oprimidas, organizada por las dos federaciones de cocaleros bolivianos.

En esa mesa el debate tiene fundamentalmente dos ejes: la problemática de la hoja de coca como parte de una cultura milenaria, común a muchos pueblos andinos, y cómo rechazar cada vez más efectivamente la intromisión del gobierno estadunidense en la región. ''Con el pretexto de la guerra contra las drogas, nos colonizan, nos asesinan y no nos ofrecen ninguna alternativa para vivir. El llamado desarrollo alternativo no sirve; es imposible comerciar nuestros productos, nuestras frutas se pudren o tienen precios de risa'', comenta uno de los dirigentes sindicales venidos del Chapare.

En una aula universitaria se debate al detalle la futura Asamblea Constituyente, fruto de las demandas populares de la insurrección de octubre y retomada como promesa por el nuevo gobierno boliviano. Y en medio de todo, entre los flamboyanes, las carpas, los puestos de venta y los edificios, en las mesas de un restorancito universitario, comen y departen estudiantes, viejos militantes de izquierda, campesinos del sur, del occidente, y algunos periodistas que han venido a escuchar lo que se dice, "y ver, colega, si nos lo pasan... Ya sabes que para ellos esto no es noticia".

"No vine a hablar con demagogia" Durante la tarde, mientras los participantes siguen discutiendo el ALCA en la carpa central, una mujer toma el micrófono para arengar a los asistentes. ''Compañeros, hemos visto cómo el ALCA es tal vez el instrumento de dominación más peligroso del colonialismo yanqui. Quieren robarse nuestros recursos, quieren esclavizarnos. Yo les pregunto: żno habrá bolivianos capaces de manejar, de explotar nuestros recursos? żNo tendremos la fuerza para gobernarnos y ser independientes de verdad?". El coro de "síes", los aplausos y la consigna "El ALCA al carajo" no dejan lugar a dudas.

Mientras, algunos investigadores e intelectuales siguen discutiendo la "iniciativa" de Pablo Solón para escribir el documento final del acto y difundirlo sin consultar a nadie. Puede ser, comentan algunos, que esto pase porque es nuestra primera vez reunidos, todos, "pero ya nos vamos conociendo". María Lohman, directora del Centro de Documentación e Información de Bolivia, está irritada por la acción de Solón: ''Siempre hace lo mismo. Nunca consulta... no sabe lo que pasa en Cochabamba, en Santa Cruz o en Potosí'', afirma mientras atiende a un estudiante universitario.

Finalmente, poco después de las 8 de la noche, Carlos Mesa y su comitiva hacen su aparición en el podio de la carpa central. "No vino Chávez ni Lula", comentan un par de jovencitas. El acto inaugural de la 13 Cumbre Iberoamericana comenzó con retraso ''y no pudieron acompañarme a saludarlos'', explica el presidente de Bolivia al iniciar su discurso.

La encargada de dirigir el acto, una activista de Cochabamba, cede la palabra al rector de la universidad, cuyo discurso pasa sin pena ni gloria entre la gente... Los ojos miran el traje oscuro, la cabellera gris, la barba y la sonrisa de Carlos Mesa. ''Es churro (guapo)'', dice una estudiante de agronomía cuando descubre al presidente, que sonríe constantemente a la multitud, sudorosa y expectante.

Antes de ceder la palestra, la maestra de ceremonias, vestida con rigurosa playera alusiva al Encuentro Social Alternativo, adopta un tono solemne y, como para dejar en claro quiénes son y qué quieren los ahí reunidos, hace públicas algunas de las conclusiones de las mesas de trabajo y los paneles.

''Primero quiero decirle que en este encuentro pensamos que su gobierno debería proponer la suspensión de todas las negociaciones del ALCA en la próxima reunión de cancilleres de Miami'', dice al mandatario, pero con la mirada puesta en sus compañeros del auditorio, quienes no tardan en responder con aplausos y vivas.

Y sigue: "Que el gobierno derogue el decreto supremo que transfiere la propiedad de los hidrocarburos a las trasnacionales; que la Asamblea Constituyente tiene que convocarse el próximo año y que todos puedan proponer candidatos a ella sin necesidad de inscribirse a los partidos políticos; es necesario que se tomen medidas para revertir los latifundios; su gobierno debe encabezar el juicio de responsabilidades contra los asesinos Sánchez de Lozada y Sánchez Berzaín. Y como señal clara de lucha contra la impunidad, esperamos que retire la firma de Bolivia del acuerdo con Estados Unidos por el cual no es posible acusar ante la Corte Penal Internacional a los civiles y militares estadunidenses que vulneren los derechos humanos en Bolivia. Muy sintéticamente, éstas son algunas de las conclusiones sobre las cuales esperamos su palabra, señor presidente".

Y un Carlos Mesa serio y confiado se dirige a la tribuna. Todas las consignas, todos los aplausos callan por unos minutos. El aliento de un par de miles de bolivianos espera contenido a Mesa, que agradece la oportunidad de dirigirse ''a quienes durante dos días han estado discutiendo democrática, abierta, libre y participativamente sobre temas que nos conciernen a todos y cada uno de los bolivianos. Ustedes han hecho un ejercicio democrático que es fundamental en esta sociedad, en la que tenemos que construir una mirada de democracia distinta de la que teníamos hasta hace muy poco''. Y con eso, el presidente arranca aplausos que dice no buscar.

Pero cuando entra en temas específicos comienza a atorarse. Promete la realización de la Asamblea Constituyente antes de terminar su mandato. "Si lo terminas", dice un campesino cruceño entre la gente. Y cuando llega al tema de la modificación de la Ley de Hidrocarburos, la gente estalla pidiendo mayoritariamente "derogación". Mesa trata de calmar los ánimos hablando de democracia y de "escucharnos todos". "No vine a hablarles con demagogia, pero tampoco puedo hacer promesas imposibles de cumplir", explica el presidente. Pero durante los últimos cinco minutos de su discurso los gritos y los silbidos marcarán el rostro de Mesa, que sale apresuradamente entre abucheos. ''Eres la misma chola, pero con otra pollera'', grita un hombre desde abajo.

Y unos minutos más tarde, Roberto de la Cruz, secretario ejecutivo de la Central Obrera Regional de El Alto, y Jaime Solares, máximo dirigente de la Central Obrera Boliviana, toman por asalto el mismo podio que ha abandonado Mesa con un apuro. Ambos lanzan sendos discursos contra el presidente, criticando su tibieza y su incapacidad de "responder a las demandas de los pobres, de los bolivianos". Pero el improvisado acto dura muy poco, la gente está sofocada y hambrienta. Mientras los jóvenes se dirigen alborozados al concierto de rock, los viejos irán a descansar... Por hoy ha sido todo.