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Latinoamérica

25 de noviembre del 2003

Entrevista a Carlos Lozano, director del periódico La Voz de Colombia
"En Colombia son urgente las reformas constitucionales y de justicia social, el país no aguanta más el vacío de una reforma agraria"


David Segarra. L'Avanç/Rebelión


Carlos A. Lozano Guillén, director del semanario La Voz es una de las figuras más emblemáticas de la perseguida izquierda colombiana. Dirigente del Partido Comunista, participó en las conversaciones de paz entre la guerrilla y el anterior gobierno de Pastrana. Esperanzado con el nuevo rumbo que ha tomado el país en las recientes elecciones locales y el referéndum, afirma que solo con una negociación política es posible acabar con el conflicto armado. Democracia y justicia social es, en su opinión, la receta para estabilizar el país, siguiendo la estela de las propuestas de Lula y Chávez.

En la opinión pública europea el mito de la violencia en Colombia está muy extendido. Los narcotraficantes, los paramilitares, el ejército y la guerrilla son los principales actores de este conflicto. ¿Pero dónde está el origen de la violencia?

La violencia, más correctamente el conflicto, que sufre el país no tiene que ver en su origen con el narcotráfico, ni siquiera tiene que ver con la revolución cubana que tanto influyó en los sesenta. El conflicto colombiano viene de mucho antes, de mediados del siglo pasado.

Fundamentalmente nace del vacío democrático que se vive, de la caricatura de democracia que ha habido. El bipartidismo gobierna aquí desde hace 150 años. En 1948 se produjo el asesinato de Eleicer Gaitán, un caudillo liberal, que rompió con el partido y afirmó que "el hambre no tiene color político". Más recientemente, en los ochenta, Galán, otro líder liberal que trata de salirse del bipartidismo también es asesinado. Y por último, el caso de la izquierdista Unión Patriótica que fue aniquilado. Más de 5.000 de sus miembros murieron. El segundo eje del conflicto es el tema agrario: los latifundistas, que siendo el 10% de la población rural controlan el 95% de la tierra, especialmente las más fértiles. Los paramilitares surgen en ese momento, amparados por el Estado, para defender sus intereses. Según ellos para defenderse de las invasiones de los campesinos que pedían la reforma agraria.

¿O sea, que el problema de Colombia, no son los síntomas violentos, sino las causas sociales de ésta?

Sí, es parte de una situación irregular de la democracia aquí en Colombia y de una atrofia del tejido social. Esa es la génesis del conflicto, ahora en su desarrollo ha sido cruzada por distintos factores como el narcotráfico. Claro que éste nació como un negocio casi tolerado por el Estado.

¿Las recientes elecciones municipales y la victoria del izquierdista Polo Democrático en importantes ciudades, como Bogotá, supone o va a suponer un cambio profundo en la vida política?

No, yo no diría que no ha cambiado todavía. El conflicto va a desaparecer cuando se erradiquen las causas que lo iniciaron, es decir cuando se produzca una apertura en lo democrático y lo social. Si embargo lo que ha ocurrido con la victoria del Polo y sobretodo con la derrota en el referéndum del presidente Uribe Vélez es muy importante. Esto es reflejo de la grave crisis que se vive, es un castigo a las políticas del presidente. Según los grandes medios, más del 80% de los colombianos apoyan a Uribe, sin embargo la gran encuesta que fue el referéndum, ahí pierde. Ni siquiera el 25% de los votantes acudió a las urnas y tuvo que ser suspendido.

¿No es posible, que entre las posiciones del gobierno y la guerrilla, surja una tercer camino representado por Lucho Garzón y el Polo Democrático? ¿Podría llegar a ser un nuevo Lula?

Claro, tanto el referéndum, como las elecciones locales, suponen un golpe muy fuerte a las políticas del gobierno. Y a pesar de que se realizan bajo las condiciones de clientelismo, surge una corriente alternativa muy importante, que es el Polo y otros sectores de la izquierda que lo apoyan. Es cierto que demuestran la posibilidad de avanzar en la lucha de masas y eso tiene que entenderlo también el movimiento guerrillero. Lo que representa esta victoria, es el avance hacia una solución política al conflicto y hacia mejoras sociales. La clave está en la negociación para llegar a la paz, así como la ruptura con el neoliberalismo.

¿Por lo tanto usted sí cree que Lucho Garzón representa un cambio?

Yo creo que sí, claro. Pero ese cambio que representa puede proyectarse nacionalmente hacia un movimiento alternativo, quizás con la idea de un viraje en la vida nacional. Pero también debería de incluir a los proyectos políticos de la insurgencia. Claro que después de un proceso de paz, no estoy hablando de la alianza con grupos ilegales guerrilleros.

Es decir que para que nazca un proceso de cambios como el venezolano o el brasileño es inevitable la consecución previa de la paz.

Está claro que un proceso de apertura democrática en Colombia, pasa por la negociación política de la paz, no por una victoria militar. Nadie puede hoy pensar que el movimiento guerrillero se va a tomar el poder por las armas, pero tampoco el ejército y el estado colombianos son capaces de aplastar a la guerrilla. Y no porque sea invencible, sino porque hay unas causas que la sustentan. Aun con el poder bélico con que cuenta el ejército en estos momentos, si derrotase a la insurgencia, ésta como el ave fénix resurgiría de sus cenizas. Esto ya ha pasado con muchos grupos que fueron prácticamente exterminados y en pocos años volvieron a reorganizarse y regenerarse. En Colombia, y creo que en América Latina, el problema no es si está vigente la lucha armada. El dilema es que en Colombia hay un conflicto que solo puede resolverse por la vía política: paz, democracia y justicia social. Por mucho que se reinserten a los guerrilleros y se desmovilice el conflicto armado, el país sigue igual.

¿En que condiciones se podría dar este proceso de paz?

Lo primero es una apertura política pluralista, donde haya tolerancia del bipartidismo de la derecha, para que hayan otras alternativas que puedan disputarle el poder en igualdad de condiciones. Si movimientos como el Polo, el Frente Social y Político y el movimiento guerrillero presionan pueden darse esas condiciones. Sin la guerrilla, eso sí, no habrán reformas. Tienen que darse reformas constitucionales y justicia social, el país no aguanta más el vacío de una reforma agraria: la situación de los latifundios es casi feudal.

¿Cuál es la relación del gobierno colombiano con Venezuela?

Muy mala, porque el Estado se ha convertido en un puntal del imperialismo para atacar a Venezuela. Uribe Vélez es la ficha maestra de Bush en el área, no solo contra Chávez sino a favor del Área de Libre Comercio (ALCA). Mire que mientras Lula potencia el MERCOSUR, Uribe sigue al ALCA y está negociando un tratado de libre comercio con Estados Unidos. Este es el premio de consolación que solo se le ha concedido a Chile y México, con resultados desastrosos en lo social. Y es que los obstáculos para el ALCA son, aparte de Lula y Venezuela, pues la guerrilla colombiana. No es casualidad que la base más importante que han instalado en los últimos tiempos los norteamericanos, sea en la frontera con Venezuela, en Arauca.

Pasando a otro plano de la realidad colombiana, usted es director del periódico La Voz, según relatan organismos de derecho humanos, ha sido perseguido e incluso ha sufrido atentados. ¿Cómo es posible ejercer la labor periodística en Colombia?

Ese es otro tema que tiene que ver con las reformas políticas. En Colombia, el poder mediático tiene una característica clara y es que los más grandes medios de comunicación son propiedad de poderosos grupos económicos. Esto de por sí da una situación desventajosa a cualquier medio que quiera competir con ellos. Pero por otra parte está la persecución política y las amenazas. A La Voz, en los últimos cinco años, nos han estallado dos bombas. La última de ellas, por suerte falló, ya que si hubiera estallado no solo la redacción sino toda la manzana hubiera volado por los aires. La bomba falló por que al lado de nosotros se encuentra Radio Cadena Nacional y sus antenas milagrosamente interfirieron en el control remoto del explosivo. Contra mi propia persona, se han abortado ya cuatro atentados, el último de ellos frente a mi propia casa. Varios vehículos me rodearon, pero como los sicarios no disponían de armamento pesado y yo me traslado en un coche blindado, no pudieron llevar a cabo su objetivo. Pero varios de nuestros corresponsales sí que han sido asesinados. Y es que esta delirante política de Uribe polarizó el país: o estás conmigo o estás contra mí, como dijo Bush. Entonces hay una cacería de brujas contra todo aquel que no está con el gobierno. Muchos compañeros nuestros han sido encarcelados y los han tenido tres y cuatro meses en prisión para ser después liberados por falta de pruebas.

¿Que tipo de apoyos o muestras de solidaridad han recibido de las organizaciones internacionales de periodistas?

Muy poca. Reporteros Sin Frontera ha hecho alguna tímida crítica. Yo me reuní hace un año con ellos en Paris y les dije que ellos colocan como enemigos de la prensa en América a Fidel Castro y en Colombia a las guerrillas de las FARC y al ELN, pero el verdadero responsable es el Estado, que es el que nos está persiguiendo a todos y el que no nos da garantías. Mientras los grandes medios están protegidos por la policía y el ejército, en nuestro periódico no hay ningún tipo de protección, solo mis escoltas, que son comunistas, miembros del partido. A través de un programa de protección de la Organización de Estados Americanos se les permite portar armas para garantizar mi seguridad.

¿Cuales son los principales medios informativos independientes?

Mire, el principal vocero de la izquierda, y lo digo sin arrogancia ninguna es La Voz, un órgano de prensa que ya tiene 47 años de existencia. El sindicato de los empleados de la televisión tiene programas en radio y televisión que son muy buenos. El periódico Desde Abajo también es muy conocido. El panorama es muy reducido, porque por un lado el Estado no distribuye igualitariamente la pauta publicitaria y en segundo lugar la persecución. Internet es uno de los refugios de la prensa independiente y hay muchos portales, tanto en el país como en el exterior: rebelion, noticol, anncol.

¿Para terminar, que perspectivas le ve a la situación política en Colombia?

Yo soy optimista, y no solo por lo que pasó el 25 y el 26 de octubre con el referéndum y las elecciones locales, sino también porque de todas maneras Colombia se ha puesto a tono con los procesos de América Latina. El movimiento popular que estaba tan replegado y a la defensiva, ahora aparece con algo de vitalidad. Y es que a mediano plazo la política de guerra de Uribe Vélez va a ser inviable. El país está gastando en lo militar el 35% de su presupuesto, y una cantidad similar se destina al pago de los intereses de la deuda externa. En total se llevan el 70% del presupuesto. ¿Hasta cuando vamos a estar en un país así? Colombia va a tener una situación igual o peor a la de Argentina en poco tiempo.