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Latinoamérica

Fuerzas especiales ¿Nueva modalidad contrainsurgente o fracaso guerrerista?

Por: Carlos Lozano Guillén

La tan anunciada decisión del presidente Uribe Vélez y de los altos mandos militares de llevar la guerra a la selva, en la modalidad de fuerzas especiales de asalto, es importada del Ejército de los Estados Unidos. Fue estrenada, según dicen sus gestores "con resultados espectaculares", en la operación Enduring Freedom en Af­ganistán, después del 11 de septiembre de 2001. Aunque en realidad fracasó, porque el principal objetivo era Bin Laden y hasta el momento no lo logró.
En Colombia las fuerzas especiales (o batallones de la selva), tienen la misión de capturar a los principales dirigentes de las FARC-EP, en especial al "Mono Jojoy", como lo ha anunciado en distintos escenarios con tufillo triunfalista el presidente Uribe Vélez. Serán operativos quirúrgicos rápidos y contundentes, apoyados por fuego aéreo. En Afganistán este tipo de operativos, como el ya mencionado, no lograron el objetivo pero sí dejaron "daños colaterales" a los civiles por el fuego aéreo indiscriminado.
En realidad, si nos atenemos a los hechos, fracasó en su esencia la política de "seguridad democrática", porque tal y como había sido enunciada, el propósito era aniquilar a las fuerzas insurgentes. En el lenguaje del general Mora, "aplastar a los terroristas" y nunca lo logró. Algunos analistas y expertos en el tema de la guerra y aún asesores del gobierno, criticaron la ausencia de "una estrategia militar coherente que permita ganar la guerra". Los resultados, a pesar de las abultadas cifras oficiales poco confiables, no aparecen por ninguna parte. Por ello es el viraje, aunque Alfredo Rangel lo califica con benevolencia como la pieza que le faltaba a la política de la "seguridad democrática".
Hay quienes creen que las fuerzas especiales en la selva serán poco eficientes, porque las FARC están aplicando la guerra de guerrillas, no sólo en un territorio específico sino a lo largo y ancho de la geografía nacional. Hay un hecho real que el Gobierno Nacional le ha escondido al país y es que la modalidad guerrillera le ha infligido numerosas bajas a la Fuerza Pública. En desarrollo de la guerra de guerrillas, en el último año las FARC han hecho cerca de 500 hostigamientos –o escaramuzas, como le dicen otros- y en cada uno de ellos mueren entre uno, dos, tres uniformados o más, unas 500 ó más bajas oficiales. Algo similar a lo que ha ocurrido en más corto tiempo con las tropas estadounidenses en Irak. Lo cierto es que mientras Uribe se niegue a un proceso de solución política negociada está muy lejos de cantar victoria.

VOZ Clozano3@latinmail.com