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Latinoamérica

1 de noviembre del 2003

Halloween vs. Todos Santos
Bolivia: La disputa entre las élites castizas y la subalternidad indígena en el espacio del imaginario social
Erick Fajardo Pozo

La Fogata
El conflicto entre las elites bolivianas y las masas subalternas se desplaza lentamente del escenario geográfico al espacio de lo simbólico y los imaginarios dialécticos de ambos vuelven a confrontarse en ocasión de una celebración ritual como la del Día de los Muertos. Cada cual a su manera busca sentar hegemonía en el imaginario social del país, y mientras unos utilizan la mass media para convocar a la ciudadanía a reconocerse en rituales urbanos como Halloween, los otros abren espacios de discusión académica para interpelar a los bolivianos a la recuperación de las prácticas culturales como el Mast'aku, anteriores a la imposición señorial.

En un ambiente de tensión por la disputa del espacio geográfico entre el Movimiento Sin Tierra y algunas familias latifundistas y en ocasión de la celebración del Día de difuntos, la Academia Regional de la Lengua Quechua, Investigadores sociales y egresados de la UCB se unieron en un nuevo esfuerzo por explicar el fenómeno "Halloween-Mast'aku", tema principal de otra disputa que sostienen en el espacio de lo simbólico las visiones de mundo de la cultura urbana y la cultura andina.

En Cochabamba, la sexta versión de un tradicional debate sobre la dialéctica entre las manifestaciones culturales tradicionales y las fiestas de la cultura global de masas, ha tenido interesantes aportes y novedades en cuanto al enfoque científico del problema de la revalorización del conocimiento popular y de los ritos autóctonos frente a una creciente influencia de lo urbano-occidental. Hace seis años, un grupo de antropólogos e investigadores sociales, encabezados por José Antonio Rocha, abrió un espacio de debate en ocasión del Día de los difuntos, una celebración que comparten varias culturas indígenas agrarias del continente. Este espacio se ha reeditado este año, no sin connotaciones altamente políticas por la intolerancia étnico-clasista que ha dejado al descubierto la crisis de octubre.

La concepción andina del Día de los Muertos.

Desde Tierra de Fuego hasta la península de Yucatán las culturas cosmogónicas americanas han preservado el festejo del cambio de ciclos agrarios, con rituales que celebran la fertilidad del suelo, los animales y el hombre, rituales que han sobrevivido a la superposición de las festividades cristianas de santos patronímicos, traídas de Europa e impuestas para suprimir las "creencias paganas" de los "salvajes" americanos. La celebración de los muertos es una de ellas (Callas: 1989).

En esta fecha las culturas andinas celebran el fin del ciclo seco y el principio del ciclo húmedo, una ocasión en que se evoca en complementariedad opositiva la llegada de la nueva vida y la despedida de los difuntos junto con el invierno y la esterilidad del suelo en una fiesta denominada Mast'aku por tener como característica el armado de mesas rituales (mast'a).

Con la conquista de América, el intolerante credo católico pretendía erradicar inquisitorialmente todo vestigio de esta fiesta indígena, entendiendo que el rito sustentaba la pervivencia del espíritu insurrecto del indio. Todos Santos, fiesta patronímica de la religión católica, se superpuso a la fiesta de la fertilidad andina. La evolución de este rito cristiano en las comunidades rurales y aún en las ciudades de Bolivia, testimonia el fracasó del catolicismo en su afán eliminar al rito aymará.

Este fue el primero de muchos intentos de occidente por desplazar el imaginario nativo y sustituirlo por uno eurocéntrico. Hoy la estrategia neocolonial de la globalización consiste en desplazar los ritos nativos e implantar las celebraciones de la cultura de masas, apoyada por una media que trabaja sin pausa en la sustitución del imaginario latinoamericano por un imaginario global manufacturado en torno al modelo consumista. Estos temas fueron el eje de la discusión y análisis del Foro-debate.

Un escenario académico de denuncia y evaluación.

Lo trascendente de esta versión de "Halloween Vs. Mast'aku: Un diálogo entre la concepción de vida y muerte de la cultura andina y la cultura occidental", es el militante planteamiento teórico de José Antonio Rocha, Juan de San Martín, Rubén Tapia y Esteban Guzmán, que en el contexto aún candente de la reciente insurrección indígena contra las elites nacionales, cobró una vigencia inusitada y aportó valiosos elementos para entender un tema tabú en la academia y la prensa nacional: La disputa histórica del espacio simbólico entre el imaginario urbano de las elites y el imaginario comunal de los indígenas en Bolivia.

Otros temas fueron las fiestas en el ciclo productivo agrícola andino, La revalorización científica de los saberes tradicionales y un análisis semántico de la evolución del discurso subalterno en las coplas de Todos Santos.

El repliegue de las elites a sus espacios simbólicos.

Con honestidad intelectual no exenta de valor José Antonio Rocha, profesor universitario y antropólogo de origen indígena, calificó de "artificial" la expectativa creada algunas por universidades y medios de comunicación privados por la fiesta de Halloween y como una "manifiesta intención de las elites regionales de vindicar su distinción del otro". Para Rocha esto muestra un repliegue de esas elites hacia espacios simbólicos en que se reconocen en su diferencia de lo indígena.

Para decirlo sin tratar de engañarnos, hace tiempo que las elites nacionales ven con preocupación el crecimiento de la conciencia de si en los grupos subalternos, minorías indígenas y subculturas urbanas. En Cochabamba, es lo indígena lo que preocupa a la elite urbana que hace poco más de dos semanas, durante el conflicto con el gobierno – y en ocasión de una marcha de sectores populares – replicaron a las manifestaciones y demandas de lo subalterno con una "marcha de pañuelos blancos" y un cabildo, en plena zona residencial, para demandar en sendos discursos respeto a la ley, respeto a los gobernantes "democráticamente" elegidos y el retorno de la paz social.

La marcha fue más elocuente por sus elementos simbólicos que por los estribillos que coreó lo más representativo de la oligarquía cochabambina, que había tomado las calles vestida de blanco para protestar contra el bloqueo de carreteras y la presión indígena al gobierno.

La marcha en si es un recurso simbólico usado generalmente por los sectores populares para mostrar la fuerza del movimiento y vindicar, por la lógica del volumen de manifestantes, la legitimidad de las demandas planteadas a sus gobernantes. Cuando la marcha es optada por las elites cochabambinas como recurso de expresión pública, su sentido cambia y su significado se desplaza hacia mostrar fuerza propia, pero no ante el gobierno, sino ante un movimiento social que consideran antagónico, en la medida en que representa una amenaza para una paz que ellos entienden como la manutención del statu quo, el orden social establecido y el orden económico mundial, artefactos culturales favorables al 1% de la población de Bolivia que controla los medios de producción y administra el capital económico y simbólico del país.

Quizás eso último es aún más importante en el debate actual que lo primero. Y es que las elites nacionales han controlado desde siempre la incipiente y precaria – pero efectiva – industria cultural del país. En un sendo libro publicado por el PIEB hace seis años Erick Torrico aportaba datos interesantes que nos permiten establecer que el control de la mass media en este país es atributo de oligopolios mediáticos que tienen presencia en todo el país (Torrico: 1999). Así, la ventaja económica que las elites bolivianas tienen sobre lo subalterno, se convierte también en ventaja estratégica, al poseer los medios de difusión y socialización de la cultura dominante.

La dimensión cultural del conflicto

Pero ¿Qué es lo que tienen en común la celebración de Halloween y la Marcha de los pañuelos blancos? Porque la intención inicial de este artículo parecía apuntar a algo distinto de lo que estamos discutiendo hace dos párrafos. Sin embargo la relación entre ambas cosas no podría ser más estrecha.

Tanto la marcha del pasado 17 de octubre como las promocionadas fiestas de halloween de este próximo 1º de noviembre, son manifestaciones colectivas identitarias en las que se reconoce la elite señorial boliviana. Las elites se reconocen en el halloween de la misma manera que se reconocen en otras formas de consumo material y simbólico que las distinguen de "lo otro" ya sea a partir de su capacidad adquisitiva, que les consigna la posibilidad de adquirir símbolos estéticos distintivos de clase, o ya sea a partir de sus capitales culturales, que le permiten ingresar y relacionarse en espacios cuyos códigos implícitos – y a veces explícitos – marginan a otras castas y clases de sus circuitos de intercambio simbólico (García Canclini: 1989).

La Guerra del gas y el antagonismo con el gobierno de Sánchez de Lozada, deben ser interpretadas desde la raíz misma del conflicto cultural, históricamente latente y hoy patente, entre lo subalterno y lo dominante. Es un reduccionismo simplista y malintencionado que alguna prensa local y extranjera presenten la subversión de octubre como "el derrocamiento de Sánchez de Lozada por obra del Mallku y Evo Morales". Ambos son solo actores circunstanciales de la ruptura que la polarización de diferencias entre ricos y pobres materializó en un levantamiento social masivo contra el orden establecido y contra las elites que sustentan ese orden, apoyadas en el modelo económico mundial del liberalismo y en el modelo cultural de la globalización. La muestra de ello es que ya depuesto el régimen que sustentaba los privilegios de la elite nacional, la población indígena no se pacificó y procedieron a la toma de tierras de los oligarcas latifundistas hasta hace poco en el gobierno.

La estructura discursiva de la media urbana.

Hay que estar claros – diría Nestor García Canclini – en que la verdadera amenaza no son los ritos extranjeros, sino la concepción de "fiesta" del mundo occidental, que descontextualiza, resta significación y despolitiza el arte y el rito en cualquier parte del mundo, sustituyendo la dimensión de modular histórico de la fiesta por una dimensión de evasión basada en el hedonismo y la superficialidad de la manifestación (García Canclini: 1989).

Hoy los espacios académicos de reflexión que invitan al debate sobre este candente problema, son una alternativa a la deculturizante y enajenante programación de la media, que ha producido lo que en una reciente visita a Bolivia, Adolfo Colombres denominó como "un vaciamiento ideológico" en la generación de recambio. En este contexto la búsqueda de valores que predica la media se convierte en una apología de lo abstracto, pues la búsqueda de la paz por la paz implica la aceptación explícita del mundo tal cual y sin reparar en la necesidad de equidad.

Una nutrida campaña publicitaria por televisión y radio insiste en descalificar la acción política de los indígenas como antidemocrática y de evocar la paz y la hermandad como valores máximos para reconstruir el país. Simultáneamente, se proporciona a los ciudadanos virtuales niveles de participación e información en los temas que son nudo de conflicto y finalmente los intelectuales funcionales al modelo empiezan debates estériles y sofistas que buscan legitimar una visión de mundo global que demanda declinar de esa identidad cultural que sustenta nuestra diferencia de lo occidental en pro de la utopía de la aldea global.

En tanto haya académicos dispuestos a abrir espacios de debate que desnuden las intenciones del sutil entramado de la prensa y la intelectualidad elitesca, el sueño globofílico de la homogeneización cultural no se hará realidad y seguirá siendo tan sólo la pesadilla de la creciente cantidad de globofóbicos que produce la injusticia social del modelo económico mundial y los abusos de la media.

(*) El autor es periodista de La Voz, de Cochabamba.





Bibliografía de referencia.

García Canclini, Nestor. "Las culturas populares en el capitalismo". México:

Nueva Imagen, 1982. (Transforming Modernity. Popular Culture in Mexico, 1993).

García Canclini, Nestor. "Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad". México: Grijalbo, 1990. (Traducido al inglés, portugués e italiano).

Callas, Ricardo. "Zavaleta Mercado y el indio". En El Pensamiento de Zavaleta Marcado (Compilación). Cochabamba: Arol – Cesu. 1989.

Torrico V., Erick. "Las industrias culturales en la ciudad de La Paz". La Paz: PIEB. 1989.