VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Latinoamérica

¿Dónde está la OEA?

edrangel@la-cadena.com

¿Qué se hizo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos? ¿Qué hace su Relator para la libertad de expresión?
Preguntas pertinentes porque somos testigos de la preocupación y celeridad de esos organismos apenas aquí ocurre algún hecho que pudiera vulnerar la democracia o limitar esos derechos. Nos tienen acostumbrados a pronunciarse antes de averiguar nada y de escuchar a las dos partes.

Creo que nunca en su historia desde 1948 esos organismos habían sido tan diligentes como ahora con Venezuela.

Con Venezuela... porque en Bolivia hubo 70 muertos y centenares de heridos, víctimas de la represión para tratar de contener las masivas protestas que conmovieron ese país demandando la renuncia del Presidente, que finalmente debió huir a Estados Unidos. Decenas de miles de bolivianos se movilizaron pacíficamente durante dos semanas, las agencias no informaron de un solo policía herido, pese a la tradición de lucha de los mineros que los llevó en otras épocas a combatir armados con cartuchos de dinamita, ahora, varios de ellos fueron muertos por el Ejército cuando miles se dirigían a La Paz.

Nadie habló en la OEA de aplicar la Carta Democrática Interamericana, y a la Cidh no le preocupó el elevado número de muertos, y ni por cumplir una formalidad pidieron medidas cautelares en defensa de los bolivianos. El Diario de Bolivia y el semanario Pulso fueron atacados por agentes del gobierno; en Oruro derribaron torres de una emisora comunitaria, y la RTV Popular fue intervenida sin una queja del Relator.

¿Cómo explicar tan escandalosos silencios?
¿Cuál creen ustedes que habría sido la posición de la OEA y de la Cidh si hechos como los que han sucedido en Bolivia hubiesen ocurrido en Venezuela?
Quizás habría ordenado la ruptura de relaciones, y se aprestarían a organizar una fuerza invasora para imponer el orden y la democracia.

³¿Quo vadis Bolivia? El pasado fue una procesión de golpes de Estado; luego vino la democracia con sus ideales hasta convertirse en un simulacro donde pedían el voto de todos para el negocio de unos pocos. Una democracia de cierta manera oligarquizada, encerrada en los muros inaccesibles del Estado, hasta que vinieron las ³hordas² populares para sacar a los partidos tradicionales del autismo estatal. Y aquí estamos, sin saber si vamos a algún lado o si rodaremos por la pendiente de la historia producto del desquiciamiento de un pueblo harto de cordura neoliberal².

César Rojas Ríos en ³Cercados pero despiertos², Editores Eureka, La Paz, 2003 .

Ese breve texto resume la situación y nos trae a los más recientes acontecimientos. Hablé en Lima con Raúl Peñaranda, uno de los siete periodistas que llenaron las páginas del libro ³Cercados pero despiertos², y que desafortunadamente, como ocurre siempre con la mayoría de los libros latinoamericanos que ayudan a entender las realidades en nuestros países, no circula fuera de las fronteras.

Allí están unas claves para una mejor comprensión de los sucesos bolivianos, donde trataban de responder a tantas interrogantes planteadas.

Unas sobre el origen de esta crisis: la exportación del gas, ¿por Perú? ¿por Chile? ¿O ³el gas no se vende carajo² ? La respuesta: ³Cualquiera que sea la decisión que se tome, Bolivia se polariza en torno al gas...² Fue algo más que polarización porque era algo más que el gas. Había tantos descontentos con el gobierno que el gas sólo fue un detonante.

Lo que explica las masivas movilizaciones en La Paz y otras ciudades, nunca antes vistas, según agencias y observadores locales. La situación se alargó porque los comandos del Ejército no mostraban fisuras. Leí que la embajada de Estados Unidos jugó un activísimo papel para cerrarlas.

Pero no pudieron contener la movilización popular durante tantos días, con los cocaleros, campesinos e indígenas, y sindicatos a la cabeza. Casi todo el país se sumó. El arrogante Lozada se aferraba desesperadamente, con apenas apoyo de sectores empresariales, de algunos medios y del MIR de Paz Zamora, hasta que la firmeza del pueblo le convenció de que ni masacrándolos se mantendría en el poder.

El neopresidente Mesa debe estar consciente de las causas que generaron esas movilizaciones, y parecía dispuesto a atender demandas de la calle comenzando por la convocatoria de un poder constituyente.

La historia de Bolivia pasa otra página