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Latinoamérica

25 de octubre del 2003

Elecciones y construcción de ciudadanía

Alejo Vargas Velásquez
Rebelión
Una democracia que se precie de tal debe contar con reglas de juego estables para todos los participantes, transparencia en el proceso, lo que significa eliminar toda posibilidad de fraude o alteración de resultados, condiciones sensibles de igualdad para todos los candidatos y libertad para los votantes y candidatos, esto es eliminar todo tipo de coerción económica, social y sobretodo armada.

Pero la democracia requiere sobretodo de ciudadanos; esto es mucho más que tener la edad para que le den la cédula de ciudadanía, quiere decir tener capacidad de discernir en cada momento y frente a cada tipo de elección qué es lo que le conviene a su país, departamento o municipio. Esto significa contar con elementos de juicio para poder escoger el mejor candidato o programa, o el partido político que mejor se identifica con su manera de pensar. Por ello una preocupación de todos debe ser ayudar a construir ciudadanía, en el sentido de personas con elementos de juicio para analizar en cada elección cuál es la actitud política que conviene y sobretodo entender que no puede entregar su voto ni por un favor, ni por un precio, que normalmente se aprovecha de la situación económica de la persona.

Ahora bien, esto es más sencillo decirlo que hacerlo, porque en una sociedad como la nuestra, con profundos niveles de pobreza e inequidad, existe un 'caldo de cultivo' para estas prácticas que distorsionan el funcionamiento de la democracia.

Ojalá en las próximas elecciones de autoridades regionales y locales haya más colombianos que escojan a conciencia por quién votar a la alcaldía, la gobernación, concejos o asambleas y no tengan que hacerlo presionados por grupos armados ilegales, o por gamonales que se aprovechan de las condiciones de miseria para forzar a que voten en un sentido determinado. Pero igualmente, no es bueno para la democracia usar el mecanismo de crear falsos miedos para tratar de llevar a que los votantes se inclinen por uno u otro candidato. Esa es también una manera de falsificar la democracia.

Existen criterios mínimos que pueden ser de utilidad: si es alguien buscando la reelección, hay que analizar muy bien cuál fue el desempeño anterior del candidato, su trabajo, si actuó con transparencia y honestidad para merecer que vuelva ser electo, qué está proponiendo en esta ocasión; si se trata de nuevos candidato es importante conocerle la trayectoria anterior, su programa, qué importancia le da a lo 'público', quiénes lo acompañan, a qué partido político representa o si se trata de una candidatura personalista, si se preocupó por trabajar por la comunidad en sus anteriores actividades. Estos mínimos criterios, acompañados de un margen razonable de confianza, pueden permitirnos escoger buenos candidatos y lograr que la formación ciudadana avance.

Pero el compromiso ciudadano, no se agota en la elección, debe continuar haciendo un seguimiento de lo que realizan los representantes ciudadanos y los mandatarios públicos y eventualmente hacer uso de herramientas como la revocatoria del mandato, la iniciativa ciudadana o la protesta social legítima, para expresarles la inconformidad si están engañando la confianza de los electores, o igualmente 'premiar' la buena gestión política.

Construir ciudadanos con una cultura política responsable, es decir, ciudadana, es una tarea de mediano plazo y cada debate electoral debe utilizarse para avanzar en esa dirección; a pesar de las evidentes fallas de nuestra democracia, con grupos armados presionando a candidatos y electores o impidiendo que puedan participar los que no son de sus afectos, con déficit en la transparencia electoral y desequilibrios en cuanto a las condiciones de la competencia electoral. Esas son realidades de nuestra democracia -por ello tiene deficiencias en su legitimidad-, pero se trata de fortalecerla progresivamente y no hacerla colapsar.

* Alejo Vargas Velásquez es profesor de la Universidad Nacional.