Latinoamérica
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24 de octubre del 2003
El ALCA pende de un hilo
Ariel Florit
WDS
El ALCA parece pender de un hilo y no es solo por el furibundo enfrentamiento entre Brasil y Estados Unidos sobre sus objetivos, sino también por una corriente de desconfianza hacia una reunión en Miami, Florida, a fines de este mes que tiene como objetivo promocionar la ciudad como "capital" económica latinoamericana.
La empresa del diario Miami Herald cursó invitaciones a dignatarios de América Latina para que asistan a la denominada Conferencia de Presidentes de América, pero, según versiones norteamericanas, muy pocos mandatarios del área han aceptado asistir.
Entre los participantes se mencionan hasta el momento a Alvaro Uribe de Colombia, Lucio Gutiérrez, de Ecuador, Enrique Bolaño, de Nicaragua y Francisco Flores, de El Salvador. Se había incluido en la lista a Néstor Kirchner, de Argentina, pero su canciller Rafael Bielsa, acaba de anunciar en Buenos Aires, que su mandatario no irá.
Todo parece indicar que el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, tampoco estará en la desnutrida conferencia y, en cambio, se anunció la presencia de dos de sus especialistas en América Latina, el cubanoamericano Otto Reich, asesor presidencial, y el ultraconservador Roger Noriega, Subsecretario norteamericano de Estado para asuntos del Hemisferio Occidental.
Hasta el momento ni Reich ni Noriega han tenido mucha suerte en sus manejos diplomáticos con Latinoamérica. Reich ha sido acusado de reaccionar siempre con demasiada virulencia cuando se trata de Cuba y de Venezuela. Sobre las mismas bases no ha tratado nada bien a gobiernos que siguen políticas independientes de Washington con respecto a La Habana.
Noriega, por los mismos motivos, obtuvo ya más de una crítica tanto por parte del gobierno argentino como por el venezolano, y no es bien visto tampoco en Brasil.
La conferencia, además, ha escogido un momento especialmente tenso para tratar sobre las perspectivas económicas del continente en momentos en que peligra de manera real la conformación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), apoyada con énfasis por Estados Unidos, y que debe alcanzar vigencia en fecha tan cercana como enero de 2005.
"Sin duda que la presencia de los presidentes sentará una tónica optimista y positiva rumbo al ALCA y ayudará a mejorar la imagen de Miami para la ronda ministerial de noviembre en esta ciudad", opinó Antonio Jorge,economista de la Universidad Internacional de Florida, citada por una agencia de noticias europea destacada allí.
Pero la declaración queda muy pálida si se tiene en cuenta que no solo Brasil -envuelto en una severa querella pública con Washington- ha manifestado dudas sobre el ALCA bajo la égida norteamericana.
Brasil se ha convertido en un franco abogado de los países en desarrollo y de su lucha por abrir los mercados agrícolas de Estados Unidos y Europa, y el ALCA cumpliría, en favor del mercado norteamericano, objetivos francamente antagónicos.
Estados Unidos quiere marginar del ALCA la posibilidad de restringir o eventualmente eliminar los subsidios agrícolas a la agricultura norteamericana, los cuales actúan como "dumping" contra las mercancías agrícolas latinoamericanas y especialmente de Brasil y Argentina.
Brasil quiere que Washington acepte discutirlos antes de negociar sobre otros temas, tales como regulaciones de inversión y patentes.
En medio de la discusión ha surgido el exabrupto estadounidense de sugerir que Brasil se puede ir con sus intenciones a otra parte, fuera del ALCA.
En ese contexto, el canciller argentino Bielsa anunció en Buenos Aires que Kirchner no irá a Miami, ni, por tanto, hablará anticipadamente de la reyerta en el ALCA.
Sobre esa área, dijo que sus negociaciones "avanzan con lentitud". Subrayó que "a veces es mejor llegar tarde y bien que a tiempo y mal", dando un respaldo indirecto a la posición brasileña de negociar exhautivamente el ALCA, y sugiriendo que este quizá no esté vigente para 2005."No me imagino un ALCA sin Brasil", precisó Bielsa.
Kirchner envió además una señal a Miami -ciudad que se estima bajo un gran control económico de cubanoamericanos extremistas- al señalar su canciller que el presidente "no tendrá ninguna reunión con grupos anticastristas, a menos que vengan a Buenos Aires".
La actitud argentina de negociar "codo a codo" el ALCA junto a Brasil debe haber perturbado la conferencia miamense aún antes de comenzar... con muy pocos presidentes.