Dos de cada 10 chilenos dicen que se debe otorgar a Bolivia salida al mar, a cambio de la comercialización del gas

Santiago de Chile (Jatha) -

La sación política de Bolivia y la creciente resistencia de sectores mayoritarios a cualquier contacto con Chile para comercializar las ingentes reservas de gas boliviano, han originado evidente preocupación en las altas esferas políticas y económicas de Santiago que reconocieron que están al borde de perder el negocio del siglo y exponer las posibilidades de desarrollo de una gran parte de Chile.
La firme y dura posición chilena de que "la guerra da derechos" comenzó a derrumbarse la semana pasada, cuando, en una encuesta pública realizada por uno de los diarios de mayor circulación del país, El Mercurio, sorprendió al comprobar que dos de cada diez chilenos han comenzado a compartir claramente la posición de Iquique que, por los beneficios que le acarrearía la exportación del gas boliviano, ha dicho claramente: mar para Bolivia (y en las condiciones que plantee La Paz) a cambio del gas.
El novedoso cambio de opinión se debe no solamente a que el lugar por el que se exporte el gas boliviano se beneficiará con una inversión de 5.000 millones de dólares, sino porque los organismos especializados, confirmaron que en los próximos años Chile llegará al límite crítico de sus necesidades de energía: "Y, entonces, el gas boliviano será la única salvación".
Hasta mediados de este año, y aún en algunas esferas oficiales, por eso de la negociación política y diplomática, se sigue sosteniendo que el único papel que le corresponde a Chile en la exportación del gas boliviano es el de un puerto de exportación; pero, al revelarse los detalles de la crisis energética que azotará a toda la región en los próximos años, los círculos políticos y económicos han aceptado que "es necesario buscar nuevas estrategias".
Este domingo, la Tercera de la Hora, que ha seguido muy de cerca las negociaciones de Bolivia para exportar su gas a Estados Unidos, advierte que, será muy difícil cambiar la opinión de los bolivianos para que su gas salga por algún puerto chileno a cambio de nada. Dice incluso que, si tal cual especulan las empresas que explotan el gas, el gobierno boliviano se arriesgaría a una decisión por cuenta propia eligiendo un puerto chileno, ella significaría el suicidio político de "Goni", el presidente boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada.
"Bolivia reúne todos los ingredientes de una bomba de tiempo social y política", añade este rotativo, al hacer notar el ascenso de nuevos partidos y el descrédito en que han caído los partidos tradicionales como el Movimiento Nacionalista Revolucionario, el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria, y el flamante socio oficialista: la Nueva Fuerza Republicana.
Para los chilenos es inexplicable que una coalición política de la envergadura que gobierna Bolivia, no tenga capacidad de decisión, pero interpreta que se debe al descrédito político y especialmente de los partidos de gobierno.
Los partidos políticos, dice la Tercera, han llevado a Bolivia a una "progresiva desintegración del sistema político tradicional y la pérdida de espacio de los que fueron sus partidos ejes: la Acción Democrática y Nacionalista (ADN) -del fallecido Hugo Banzer-, el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) -de Sánchez de Lozada- y el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) -del ex presidente Jaime Paz Zamora-.
"La irrupción del gas en la agenda de Bolivia sólo vino a profundizar la crisis política, y les dio a amplios sectores de ese país una válvula de escape al histórico sentimiento antichileno, avivado por líderes que pretenden sacar dividendos electorales, conscientes de la transversalidad social del tema.
"¿Podrá Sánchez de Lozada, en una situación de debilidad política tan evidente como la actual, insistir de todos modos en su explotación por consorcios de EEUU? Y aun si lo consiguiera, ¿logrará convencer a las empresas de que inviertan US$ 800 millones más para sacar el recurso por Perú y evitarse así el suicidio político de insistir en la opción chilena?".