15 de octubre de 2003
Paz para Bolivia
Arturo von Vacano
Rebelión
El Presidente de Bolivia ha muerto como político: lo mataron los 70 muertos
de la masacre del Día de la Raza que aún dura, aún dura.
La figura incoherente que aparece en los televisores bolivianos es un cadáver
político que hace ruido y dice poco o nada. Nadie puede devolverle con
vida a la política, ni siquiera la estúpida intervención
del Departamento de Estado.
No habrá paz para Bolivia hasta que entierren a ese fantasma genocida.
Defendiendo su "democracy made in USA", el Departamento de Estado declaró
en Miami (y tiene buenas razones para haber elegido la Casablanca de América)
que no apoyará sino a un gobierno boliviano "democrático".
Apoyará, dice, al régimen actual, que tiene un solo defensor en
un ejército criminal y genocida que cumple su histórica misión
una vez más: el ejército tradicional de Bolivia es enemigo del
pueblo de Bolivia y lo ha sido desde siempre. Su historia está hecha
de masacres del pueblo boliviano. No tiene otra misión. Por otra parte:
¿para qué necesita Bolivia un ejército dedicado a servir intereses
foráneos desde su creación?
Con esa apresurada declaración intervencionista, USA condena a Bolivia
a días de luto y tragedia sin fin porque no conoce al pueblo de Bolivia.
La Paz, que es desde siempre "la cuna de la libertad y la tumba de los tiranos"
volverá a ser La Paz si es necesario. Y los Marines tendrán otro
lío entre manos si es necesario.
Pero, porque el Imperio ha hablado, no habrá paz para Bolivia si no se
encuentra una salida "constitucional" para esta crisis. La salida se llama Carlos
Mesa. Mesa es lo que Bolivia no vio casi nunca entre sus gobernantes: un hombre
decente.
Además de la muerte política del Presidente (que ya se dio), Bolivia
necesita una dosis de decencia para sobrevivir a esta crisis. Debe darse una
decencia suficiente para enterrar de una vez por todas a los partidos políticos
"tradicionales", que no son más que mafias organizadas para dedicarse
al saqueo. Esa decencia debe alcanzar para "jubilar" a los políticos
"profesionales" que dirigen tales mafias. Debe alcanzar para que Bolivia no
compre su "progreso" sobre el genocidio de los más pobres entre los bolivianos.
Debe haber decencia para decir a USA de una buena vez que es mala su costumbre
de enviar delincuentes y genocidas como embajadores de su "democracia" al continente
de la desesperanza.
Porque el verdadero obstáculo hacia la paz y la democracia de Bolivia
no son las masas hambrientas cuya miseria jamás les impidió defender
la riqueza que les pertenece. El obstáculo son los ladrones internacionales
disfrazados de diplomáticos, hombres de negocios y banqueros y los delincuentes
nativos (el hombre nº2 del Presidente es un ejemplo típico) decididos
a vender su alma al diablo por un par de millones.
Esos apátridas sin otra lealtad que la del dólar son el verdadero
enemigo para cualquier esperanza de paz y progreso en Bolivia y en Chile y en
la Argentina y en Brasil y en toda la colonia continental donde se está
vendiendo la "democracia" que ahora se intenta enseñar a Irak y Afganistán.
Tras décadas de matanzas y masacres en toda América Latina, esa
"democracia" busca hoy el exterminio de un grupo pobre, hambriento y explotado
desde siempre que es, también, un pueblo valiente sin cegueras, cinismos
ni hipocresías.
Una vez más, el pueblo boliviano ha decidido defender sus derechos soberanos.
El mundo todo haría bien en apelar a su propia decencia para decir al
Imperio en voz clara y fuerte que Bolivia no está sola, que el mundo
ya conoce bien la "democracia" de que Bolivia sufre. El mundo debe decir que
ya es hora de que las tradicionales matanzas de un pueblo cuyo crimen es ser
bravo cuando defiende su futuro sean imposibles al comenzar este tercer milenio
cristiano.
Porque ese pueblo, siempre tan solo en su agonía, es más decente
que las legiones de delincuentes llegados de lejanos países para continuar
el saqueo de que sufre Bolivia desde hace dos siglos y el continente todo desde
hace500 años.
Sin decencia no habrá paz nunca. Y ello vale tanto para Bolivia como
para el mundo todo.
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Las entrevistas, artículos y notas de Arturo von Vacano han sido publicados
por PARADE y por muchos diarios y revistas de 19 países latinoamericanos
desde 1960. Vacano vive en EE.UU. desde 1980 y fue editor de United Press International
entre 1980 y 1987. Es autor de varios libros. "Morder el Silencio", una novela,
fue publicado en 1987 por AVON BOOKS de Nueva York como "Biting Silence". RUMINATOR
BOOKS publicó "Biting Silence" en Junio de 2003. http://www.avonvac.com/index.html