El gobierno dispone la militarización de las calles
Guerra del gas: Cuarto día de un movimiento que el gobierno no entiende
J. Osvaldo Calle Quiñonez
Bolpress.com
En el tema del gas, lo más probable es que el gobierno no entiende
la magnitud de las movilizaciones populares. Por cuarto día consecutivo,
el centro de la ciudad de La Paz fue paralizado por miles de personas que salieron
a las calles para rechazar el proyecto de exportación de gas natural
licuado a mercados norteamericanos por puertos chilenos. El movimiento crece
y cada vez se suman más sectores a la protesta que ahora ya no es exclusiva
de la sede de gobierno.
Hasta el medio día de hoy volvieron a las calles centenares de rentistas,
maestros urbanos, microprestatarios y otros sectores, a la par que los mercados
paceños acusaban los rigores del desabastecimiento originado en el bloqueo
"económico" organizado por los campesinos y los comercializadores de
carne.
En el altiplano paceño se mantiene invariable el bloqueo de caminos instruido
por la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos
de Bolivia (CSUTCB), mientras que desde la población de Quime se informaba
que los comunarios de la región bloquearon la carretera a Sud Yungas,
que aprovisiona a las ciudades de La Paz, de hortalizas, frutas y maderas, amenazando
con cortar el fluido eléctrico de la planta hidroeléctrica de
Choquetanga que abastece de electricidad a tres departamentos del occidente
del país.
En respuesta, el gobierno instruyó la militarización de varios
sectores de las ciudades de La Paz y El Alto.
La movilización más importante se realizó en la ciudad
de El Alto que con sus cerca de 800.000 habitantes es la tercera ciudad en importancia
del país y la más radical a la hora de las movilizaciones.
"El gobierno no quiere pronunciarse sobre el tema del gas. Si Goni quiere regalar
el gas a precio de gallina muerta, tiene que pasar por nuestros cadáveres",
advirtió Roberto de la Cruz, secretario ejecutivo de la Central Obrera
Regional de El Alto una de las organizadoras de la jornada de protesta.
En Warisata o nada Desde Warista, lugar donde hace dos semanas una misión
de "rescate" dirigida por el ministro de Defensa, Carlos Sánchez Berzaín,
dejó un saldo de al menos cinco muertos, el presidente del Comité
de Bloqueos de la provincia Omasuyos, Eugenio Rojas, ratificó el pedido
para que un posible diálogo con el gobierno se realice en el lugar.
"No hay otro que tiene que venir. ¿Por qué va a tener miedo? ¿A caso
ha tenido miedo para masacrar, para meter al Ejército y meter bala a
Warisata? Así, como es hombre, tiene también que venir. El gobierno
tiene que ser capaz de venir a Warisata", dijo Rojas a Radio Fides.
En esa región se ha formado el denominado "estado mayor de kalachaca"
donde miles de campesinos se encuentran reunidos.
Hasta ahora el gobierno insiste con establecer una mesa de negociaciones, pero
se rehusa a ir a Warisata y también se niega a acceder al pedido de desmilitarización
del altiplano y la liberación de los campesinos detenidos del los bloqueos,
condiciones impuestas por Felipe Quispe, secretario ejecutivo de la CSUTCB.
"Nosotros planteamos que la reunión sea en El Alto, con el objetivo de
garantizar un proceso de consulta fluido para un diálogo efectivo y la
obtención de respuestas rápidas a las demandas planteadas", dijo
el ministro de Agricultura, Guido Añez.
Batalla comunicacional En un intento por apaciguar el conflictivo panorama social,
en la víspera el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada anunció
la realización de consultas sobre la reactivación económica
y el gas, una reafirmación de los anuncios antes ya realizados: La consulta
institucional no vinculante a la hora de tomar decisiones.
Para esto el gobierno comenzó una vasta campaña comunicacional
que, a través de medios de información, convoca a la población
para retornar a la normalidad, pero sin hasta ahora lograr los resultados esperados.
"¿Qué tienen que ver los carniceros con el gas?", preguntáron
algunos ministros y no pocos periodistas, una pregunta que según analistas
sintentiza la falta de comprensión de la magnitud del movimiento en el
que todos los sectores tienen en común el rechazo a la venta del gas.
Sin embargo, en los sectores populares se desarrolla también una intensa
campaña de difusión y cabildeo acerca los considerados riesgos
de exportar el energético como materia prima, tanto en los aspectos económicos
como geopolíticos. En las radioemisoras aimaras son intensos los llamados
a reforzar las movilizaciones en los puntos de bloqueo. El pedido de industrialización
del gas circula de boca en boca, en muchos casos con grandes distorsiones.
"Apoyaremos a los compañeros que están en huelga de hambre", "somos
hermanos, no podemos dejarlos solos", "No permitamos la venta de gas, no arriesguemos
el futuro", dicen varias voces en idioma aimaras en las radios comunitarias.
Radicalización de las medidas Según observadores, el gobierno
intenta debilitar al movimiento de campesinos aimaras --por ahora los más
radicales-- dejando pasar el tiempo y aislándolos de los otros sectores.
En ese intento, la negativa de los cocaleros del Chapare y las federaciones
campesinas controladas por el Movimiento Al Socialismo (MAS), de Evo Morales,
para ingresar a las movilizaciones se convirtió en una aliada del gobierno,
aunque esa situación podría cambiar si el sector cumple con el
anuncio de sumarse a los bloqueos desde el 6 de octubre.
"Las balas del gobierno se van a acabar, pero las piedras, los palos y la conciencia
nunca se van a acabar. Nosotros vamos a seguir luchando", dijo Quispe sintetizando
parte de la lógica aimara que no se interesa más en los procesos.
Analistas consideran que la estrategia del bloqueo busca asfixiar a las ciudades
para presionar al gobierno a atender sus demandas y en este propósito
los campesinos aimaras podrían soportar hasta tres meses, si fuera necesario,
aunque este tema parece no ser entendido por el gobierno.
Pero lejos de quedar aislado, el movimiento parece fortalecerse. En la mañana
de hoy se presentó la denominada Coordinadora de Defensa de la Patria,
un organización liderada por la Central Obrera Boliviana (COB) y que
cuenta con la participación visible de Gilberto Ugarte, un un exteniente
coronel de Ejército que fue dado de baja después de expresar su
oposición a la exportación de gas.
Según Jaime Solares, ejecutivo de la COB, la nueva Coordinadora está
conformada por instituciones colegiadas de profesionales, campesinos, organizaciones
cívicas y sociales de la población civil.
En las próximas horas las movilizaciones podrían extenderse también
al oriente boliviano, donde la Federación de Campesinos de Santa Cruz
anunció que apoyará las medidas de la COB y la CSUTCB "con o sin
apoyo de la Central Obrera Departamental" cruceña que hasta ahora se
mostró reticente al apoyo.
Para mañana se anunciaron marchas también en Santa Cruz.
fuente: Bolpress