Latinoamérica
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25 de enero de 2003
¡Pobre Coyote!
Carlos Malbrán
El periódico El Universal de hoy, consecuente con su deber desestabilizador del un gobierno legítimo y fiel a sus principios, intenta descalificar la marcha progubernamental del día 23. Como no es fácil hacerlo en cuanto al número, lo hace respecto de la calidad de los que concurrieron:
«Sólo quedó basura», titula, para luego demostrar que al paso de los chavistas quedaron toneladas de basura y lo que llama grafitis ofensivos y amenazas a la oposición. Por supuesto destaca que los bolivarianos, dejaron a su paso una gran cantidad de botellas vacías de licor, haciendo notar que se trata de envases de caña blanca y aguardiente, (¡Viste mami, no toman champagne ni whisky de 21 años como nosotros!).
Cuando las inscripciones las hace la oposición son «reclamos populares» y por supuesto hemos de suponer que al paso de las marchas de las huestes de «gente de bien», sólo quedan pétalos de flores regados por las calles capitalinas.
Mientras esto publica, El Universal despide personal y trata de vender hasta sus camionetas para paliar la crisis económica en la que se encuentra sumido.
Pero no se preocupe usted, el Universal no está sólo en esta «campaña esclarecedora de la verdad», ayer en El Nacional. Laura Weffer Cifuentes y Nernán Lugo Galicia, se ocuparon de explicarnos los motivos por los que esta fue la mayor concentración humana de que se tenga noticias en mucho tiempo:
Nos aclaran que las alcaidias de Barcelona, Puerto La Cruz y El tigre, habían gastado 500 millones en el traslado de manifestantes, para luego agregar que los asistente habían sido pagados a razón de 150 mil bolívares cada uno y al parecer no se reparó en gastos, porque estos «periodistas» agregan: «Las unidades de transporte, no sólo llevaban agua, sino unas cuantas botellas de ron para animar el viaje toda la noche y un refrigerio de pan con jamón, pernil y queso; en otra nota se pone en boca de uno de los asistentes: «A todos nos dieron al almuerzo: arroz con pollo».
No deja de llamar la atención que este diario que con tanta eficiencia puede reflejar la asistencia de las marchas opositoras, ayer declarara su incompetencia diciendo: «Era difícil calcular el número de asistentes» y a continuación pone un número en boca de la diputada oficialista Cilia Flores: «dijo que había 3 millones de personas», lo que expresado de este modo significa: «hubo mucho menos, eso es lo que dicen ellos».
El Nacional, también ha despedido personal y está en venta, (no me refiero a sus editoriales, sino al periódico).
Las noticias nos permiten sacar algunas conclusiones:
Aparentemente el gobierno gastó millones en trasladar y concentrar millones de mercenarios borrachos. Claro índice de que las finanzas no están tan mal; a pesar del permanente drenaje de fondos que desde hace más de un año han venido realizando los «patrióticos» miembros de las clases altas, ayudados por las empresas transnacionales.
Casi dos meses de paro patronal y el sabotaje a la principal fuente de ingresos del país que es la empresa petrolera, parecen no haber acabado con los recursos del Estado.
Si después de la campaña de desprestigio que todos los grandes medios de comunicación han llevado a cabo contra esta «tiranía» que se los permitió, el «dictador» consigue reunir a tanta gente, tenemos que admitir cuando menos cierta eficiencia en su accionar.
Párrafo aparte merecen las ventajas de ser chavista: Viaje gratis, ron o cuando menos aguardiente, almuerzo de arroz con pollo y 150 mil «bolos», no está mal para un día de jolgorio en Caracas. ¡Eso nos aclara el por qué hay cuando menos tres millones de chavistas!
¡Gracias queridos amigos! ¡Sin vuestra nota, los periodistas extranjeros seguiríamos sumidos en la oscuridad de nuestra ignorancia respecto a todo lo que sucede en Venezuela!
Si recordamos que el 2 de diciembre pasado la oposición declaró de forma rimbombante: «Las hallacas nos las comemos sin Chávez». No nos costará demasiado trabajo comprender que algo ha fallado es sus cálculos o que al parecer no tienen muy claro que las hallacas son una comida navideña.
Hasta ahora esto parece un corto de los dibujitos de la Warner. El pobre Coyote-opositor, no consigue atrapar a Correcaminos-Chávez a pesar de tener una imaginación enfermiza y todos los recursos que se puedan imaginar, incluso los que le envía la transnacional Acme. Lo peor no es que Correcaminos-Chávez consiga eludirlo, sino que la mayor parte de las veces Coyote-opositor queda atrapado en sus propias trampas.
Veamos un ejemplo:
El inefable Carlos Ortega, enganchó la General de la Central de Trabajadores de Venezuela, al carro de los patrones y siguiendo instrucciones, cimentaron el paro que les permitiría por fin comerse a Correcaminos-Chávez, pero como siempre hubo algunos detalles no tenidos en cuenta.
¡Quienes cerraban las empresas eran los patrones!
Los obreros ahora reclaman el pago de sus jornales, ya que si no trabajaron fue porque los patrones no quisieron.
Al este preclaro defensor de los derechos de los trabajadores, no se le ocurre otra cosa nada mejor que explicar a sus agremiados que esa es su contribución a la labor «patriótica».
Se lo vio muy molesto cuando al respecto lo increpó una periodista, que no sabemos si es una de esas que hasta ayer despotricaban contra Chávez y ahora están en la calle.
¿Cómo resolverá don Carlitos este asunto?
¡Pobre Coyote-oposición, otra vez víctima de su propio invento!
En realidad el problema es más grave: En la misma medida que la oposición fracasa, sus seguidores se enardecen llegando a todo tipo de agresiones, ha llegado el momento en el que esa masa, tan trabajosamente aglutinada a través de los medios de comunicación haciendo uso de la disociación psicótica, se les comienza a escapar de las manos.
Al no aparecer ningún dirigente natural entre ellos, se desbandan y actúan sin control alguno, en algunos casos con notoria tendencia al terrorismo. El caso del artefacto explosivo que cobró una vida y dejó varios heridos durante la manifestación pro gubernamental, es sólo una muestra.
¿Cómo se vuelve a cerrar la caja de Pandora señor Ortega?
Por la otra parte el gobierno contrae cada día un compromiso mayor con la masa que lo apoya, y ya está demostrado que ese es mayor cuando menores son las posesiones que ostentan sus seguidores. Tal como decía el otro Carlitos, (don Marx) «los proletarios no tienen nada que perder, sólo sus cadenas». No nos puede extrañar que el reclamo de esos seguidores lleve al grupo dirigente a profundizar la Revolución Bolivariana.
No sabemos cual será el nuevo plan descabellado de Coyote-oposición, pero ya conocemos el final de la película.
carlosmalbran@hotmail.com