4 de enero del 2003
Editorial de VOZ
El 2002: un año difícil para el pueblo colombiano
VOZ
Cuando llega el fin del año comienzan los balances en el orden político, económico y social. El gobierno de Uribe Vélez, embriagado como está con la política de guerra y de ofensiva total contra el pueblo colombiano, elude la necesaria discusión sobre el estado de la Nación. Sin duda, el país termina el presente año en la cresta de la ola de la crisis de hondas proporciones y repercusiones, que azota de manera muy especial a los sectores más empobrecidos sobre cuyos hombres se descarga el drama del país.
Ante la negativa de los ricos empresarios de pagar más impuestos para financiar la guerra, el presidente Uribe Vélez decidió proponer al Congreso de la República en el marco de la reforma tributaria, extender el IVA a todos los artículos de primera necesidad en un porcentaje del 2 por ciento. Al tiempo, crece el desempleo y se anuncian drásticos incrementos como el del gas domiciliario que será del 22 por ciento. Combustible que favorece exclusivamente a los estratos 1, 2 y 3 de menor ingreso. Lo anterior acompañado de la congelación de los salarios en el sector público, del golpe a la contratación colectiva y del irrisorio incremento del salario mínimo, que según los voceros gubernamentales no pasará del 5 por ciento.
El Gobierno Nacional pretende salvar recursos para invertirlos en la guerra, con el acompañamiento de la ultraderecha, los altos mandos militares y el gobierno de los Estados Unidos. Así, que el falso dilema de Uribe Vélez de más burocracia o más educación no es cierto, porque como bien lo ha dicho él mismo y la ministra de Defensa, Martha Lucía Ramírez, todo dinero que se ahorre del gasto público estará dirigido a comprar más armamentos, como los aviones de para la FAC, cuyo negociado fracasó por la intervención de los Estados Unidos, cuyo complejo militar industrial quería quedarse con el negocio.
En esta dirección va el referendo, aprobado sin ninguna vergüenza por la mayoría oficialista en el Congreso de la República, con unos parlamentarios que actuaron bajo la sombra del chantaje de la revocatoria, que hasta última hora esgrimió el ministro del Interior, Fernando Londoño Hoyos. También las reformas pensional, tributaria y laboral que anula importantes conquistas de los trabajadores y afectan el ingreso de los colombianos. Es el compromiso del Fondo Monetario Internacional que exige y aplaude toda reducción al gasto social, mientras respalda el desaforado gasto para la guerra.
En estas condiciones, el próximo año será de importantes movilizaciones y acciones políticas y sociales de los sectores sindicales y populares. Empezando por la confrontación al referendo uribista, levantando la consigna de la abstención activa, que proponen el Frente Social y Político, la CUT y otras importantes organizaciones, entre ellas el Partido Comunista Colombiano. No puede haber tregua en la lucha popular para salirle al paso a la ofensiva neoliberal. Uribe Vélez ha dicho que irá por más. El peligro es evidente en Ecopetrol, Telecom. y otras empresas estatales que están en la mira de las trasnacionales.
También la solución política negociada y el acuerdo humanitario, negados por la embriagues de guerra oficial deben ser temas de trabajo y presión de los sectores populares y de guerra.
A los trabajadores colombianos, lectores de VOZ, militantes de la izquierda y del Partido Comunista, los instamos a fortalecer la presencia en las movilizaciones y luchas populares que se avecinan. Para todos también muchas felicidades en las celebraciones de fin de año. Regresaremos el 8 de enero próximo con renovadas fuerzas para continuar esta brega revolucionaria.