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Latinoamérica

7 de enero del 2003

Lula, los medios y los programas

Ramón Cánovas
Rebelión

Al observar la actitud de los medios de comunicación en la toma de posesión de la presidencia en Brasil de Lula, me asaltan sensaciones contradictorias y que no les encuentro fácil respuesta. El despliegue de medios y simpatías desde todos los sectores políticos me mosquea. Solo faltan comunicados de la extrema derecha felicitándose por la llegada al gobierno del representante izquierdista. Y ello es una de mis primeras extrañezas. Cómo fuerzas políticas españolas que están siendo pro- golpistas en Venezuela, se están volcando en elogios (Cadena SER, El País) a Lula y al PT. Una cosa se nos está pasando por alto; y es que el PT ha perdido elecciones, precisamente, en el estado que ya estaba gobernando, en Río Grande del Sur ¿No será un mal presagio, o que allí ya se han dado cuenta de lo que va a dar de sí el presunto gobierno de izquierdas?
Apuntan los comentaristas que lo más parecido a lo que ha ocurrido en Brasil, fue la victoria del PSOE en España en el 82. A renglón seguido habría que decir, que esperemos que el PT no acabe como el PRI en México, el PSOE en España, o el actual PS de Chile. Todos los medios recalcan las esperanzas de los desheredados para salir de la miseria en Brasil. Y el gobierno que se ha formado no es monocolor, sino de concentración nacional. Lo que significa, distintos intereses en el mismo equipo. Y todos sabemos que, no se puede servir a dos señores a la vez, a las rentas bajas y las altas. Que és lo que parece que propugna González en su artículo en el diario El País, 14-12-02, con el título de Esperando a Lula. Con las ambigüedades correspondientes termina diciendo, que "es imposible sostener el crecimiento sin redistribución del ingreso". Parece que esto sería un pequeño cambio en su pensamiento con lo que decía en España cuando fue presidente del gobierno. Pero no, al final está diciendo lo mismo "Para repartir primero hay que crear" (la tarta, decía él). Por delante de repartir pone crecer. Pero ya me dirá usted en la economía de mercado, cuándo se ha crecido lo suficiente y cuándo toca repartir. Por ejemplo, la patronal española nunca se ve saciada en su demanda de desregulación laboral y contención salarial, para que no haya disfunciones mercantiles y se pueda crear riqueza (dicen). A otro con ese cuento. A no ser que le estemos entendiendo mal y lo que nos esté diciendo González, es que el mercado por si mismo cuando crece se encarga automáticamente de redistribuir. Liberalizando el mercado como se hizo en Argentina, se redistribuye el hambre. Ya se sabe que con estos magos de la modernidad, nunca adivinas si van o si vienen. Pero por si las moscas y viendo lo que hicieron en España, podemos pensar que lo que quieren es llevárselo.
Siguiendo con mi descolocación por lo que está ocurriendo en torno a Lula, éste ha hecho un compromiso público demasiado fuerte: Que al final del mandato todos los brasileños puedan desayunar comer y cenar. A no ser que tenga en mente lo que decía Felipe González: que el proyecto socialista necesitaba para desarrollarse 25 y 25 años más. Es decir, ustedes me dejan a mí toda la vida, y el que venga detrás, que se busque otro cuento para engañarles. Si Lula está pensando en un mandato de cuatro años, la apuesta es fuerte. Si piensa como Felipe, que necesita 50 años, eso es otro cantar. Una persona con su trayectoria que estuviese pensando en no satisfacer las expectativas, se decantaría por declaraciones mucho más ambiguas que las que está pronunciando. Porque eso que parece tan simple, tres comidas al día, actualmente en España no se cumple. El Mundo 21-11-02, datos de Cáritas: En España hay dos millones de niños que viven en la pobreza severa, 75.000 que no van al colegio, y 173.000 que trabajan. El Mundo, 15-11-02, El 56% de los hogares de la Comunidad de Madrid tiene dificultades para llegar a fin de mes. O sea, si extrapolamos, la última semana de cada mes, más de un padre y una madre, estirarán lo que les quede y puede que sólo hagan una comida y de engañifa. Y Lula sabe que para ello tiene que penalizar mediante impuestos a las rentas altas y crear servicios públicos. Mas o menos las reformas económicas que se están intentando aplicar en Venezuela, y ello le acarrearía los problemas que allí están sucediendo. Que gran cantidad de los que hoy le felicitan, tratarían de derribarle políticamente y físicamente, si hace falta; como lo intentan con Castro y Chávez y como lo hicieron con Allende. La diferencia es que hoy la socialdemocracia también es golpista. Pero parece ser que ya ha garantizado que por esa vía no va a ir. Así que ya nos explicará Lula como piensa hacer el milagro de los panes y los peces.
No puedo entender como los mismos que están en contra de reformas en Venezuela, están dándole palmadas a Lula en Brasil. O puede ser que ahora, todo el mundo quiera presentarse como aliado, para influir en que el gobierno brasileño no se deslice por la pendiente del izquierdismo.
González se conformaba con mucho menos en España. Su programa al final se reducía a que "España funcione". Pero todos sabemos como terminó la experiencia "socialista". Primero vino el desencanto y después, un descrédito que se extendió a toda la izquierda social y que seguimos pagando. Cuando los medios comparan el triunfo de Lula con el de Felipe, lo único que podemos decir desde la izquierda, es que mejor que acabe de pie como Allende, que vendido como Felipe.
Otro que en su toma de posesión también hizo alardes de estar con los pobres, fue Toledo en Perú. Pero desde la izquierda, a éste, nadie le podía creer. Y así ha sido, una equivocación más del electorado peruano. Pero el simple hecho de que se atrevan a decir cosas que ni por asomo piensan practicar, demuestra la desfachatez que impera hoy en el mundo. Por lo menos González, soltó aquella ambigüedad de que España funcione, pero no digas que vas a gobernar "teniendo siempre presente a los pobres", como dijo Toledo, cuando piensas hacer todo lo contrario.
Para enredarlo un poco más, los mismos golpistas españoles que están actuando en Venezuela junto a los intereses norteamericanos, están diciendo que el obstáculo más grande a las pretensiones de Lula, le vendrán del vecino del norte: EE.UU. Pero es que resulta que con el vecino del norte, están como lacayos todos los gobiernos europeos (conservadores-socialdemócratas) en los preparativos de la guerra contra Irak y en la no intervención en el conflicto palestino. Está claro que, No se puede servir a dos señores a la vez.
La última idea que me asalta a la cabeza para entender estos comportamientos contradictorios es, que si no estarán pensando utilizar a Lula para dar el último golpe de gracia al izquierdismo en el mundo. Si uno de los nuestros, proveniente de clase baja, obrero, sin estudios superiores, que ha pasado hambre, honrado y honesto, termina defraudando las expectativas, para la propaganda significaría el mensaje, de que todos los individuos tenemos un precio, nos vendemos y acomodamos al poder. Indirectamente sería también un ataque contra todos los que nos movemos en el mundo sindical y de la izquierda. Cuando criticamos a los gobiernos conservadores y a nuestras cúpulas sindicales, lo estaríamos haciendo porque no estamos donde ellos están. En cuanto ocupásemos su lugar, haríamos las mismas barbaridades que hacen los que están arriba. Introduciendo así la duda, el recelo y la desconfianza hacia los que participan (hablar-escribir), todo el mundo que hace propuestas, estaría ocultando algo inconfesable debajo de la manga. La intención última serían dos mensajes:
1)- El mundo es como es, no hay posibilidad de cambiarlo, decídete por lo menos malo.
2)- No te fíes de ningún predicador izquierdista, todo el mundo trata de engañarte, lo que quieren es acomodarse a tu costa.
Una amiga ya me dice que no vale la pena luchar. Porque la mayoría se vende, y la escasísima minoría que no se vende, si llega, la matan. Así que opina: ¿para qué sirve molestarse?
Como para el poder conservador no hay peor cosa que la organización obrera, la confianza, la solidaridad, la utopía y el soñar, por todos los medios tratan de potenciar la individualidad del capitalismo salvaje, que es el sálvese quien pueda. Es el estado social ideal con el que el poder sueña, en donde nadie ponga en cuestión su legitimidad. Pero todo esto, aún con la vendetta de Lula puede fallarles; porque tenemos el ejemplo de Allende que supo no venderse y estar a la altura que las circunstancias le exigieron.