En su primer entrevista a la prensa tras su asunción, el ministro de Ciencia y Tecnología de Brasil, Roberto Amaral, dijo que es "estratégico" para el país dominar el ciclo atómico, incluso hasta para producir la bomba nuclear. Él ha justificado esto diciendo que si es para "tener fuerzas armadas frágiles, es mejor no tenerlas". Además, ha declarado, que será decidido en abril próximo si el gobierno retoma la construcción de la usina de energía nuclear Angra 3.
Los dos programas – bomba y energía atómica – son una incoherencia. Si no veamos: el entonces candidato Lula ha declarado en su último acto electoral antes de la segunda vuelta aquí en la Plaza de Ferreira, en Fortaleza, Ceará, Brasil, que su gobierno empezaría "haciendo lo necesario". ¿Y qué sería lo necesario en Ciencia y Tecnología en Brasil? Primero, pagar adecuadamente a los investigadores y científicos nacionales para que ellos no se vean obligados a emigrar para otros países. Después, dotar a las universidades y a los institutos de investigación y ciencias de aparatos necesarios para dar a éstos mejores condiciones de trabajo. De esta forma se podría invertir en trabajos e investigaciones científicas para descubrir medicinas para la cura o una vacuna para los males que afligen a la humanidad, como el SIDA, la dengue o la hepatitis C, entre otros.
Una incoherencia, cuando el mismo ministro reconoce que el Brasil es "contra la proliferación nuclear" y es signatario del "tratado de no-proliferación de armas nucleares". Además, arma nuclear no es más garantía de hegemonía o de fuerzas armadas fuertes. Estados Unidos, poseedor del mayor arsenal nuclear que se tiene conocimiento en la historia, tuvo dos de sus monumentos atacados por prosaicos aviones de pasajeros. El Pentágono, QG de las Fuerzas Armadas estadounidenses, en Washington, capital del país, tuvo una de sus cinco quinas totalmente arrasada. Las dos torres gemelas del World Trade Center, en Wall Street, Nueva York, el símbolo más grande del capitalismo globalizado fue parar literalmente al suelo.
Cuba no posee armas nucleares y, a pesar de sufrir un bloqueo económico desde hace 44 años, es hoy un modelo para el mundo en las áreas de educación y salud pública. Costa Rica, un país que ni Fuerzas Armadas tiene, está ahí incólume, es un ejemplo para el continente. Nunca sufrió una invasión, ni se tiene noticia que sufra ahora cualquier presión en este sentido. No soy contra las Fuerzas Armadas. Pero las armas nucleares no van a garantizar nuestra defensa. Las Fuerzas Armadas, ya que existen, pueden desempeñar un importante papel en la garantía de nuestras fronteras, en el combate al hambre y a la miseria, en la recuperación de las carreteras, en la interiorización de la educación y como factor de integración nacional.
Reactores nucleares para producir energía, por trabajaren con material radioactivo también son una gravísima amenaza al sistema ecológico y al bien-estar de la humanidad. Aún está viva en nuestra memoria la explosión ocurrida en 1986 en la central nuclear de Chernobil, en Ucrania. Este terrible accidente provocó numerosas víctimas y una considerable polución radioactiva, sentida hasta los días de hoy.
¿Por qué no un cambio de paradigma haciendo una inversión en la energía oriunda del Sol, tan abundante en nuestro territorio o en la energía eólica, ambos recursos renovables y que tienen la ventaja de no causar polución? Los efectos nocivos de reactores nucleares para producción de energía y del arsenal nuclear están bien descritos en el primer capítulo del libro de Fritjof Capra, El Punto de Mutación, editado en Brasil en 1982, por Cultrix, pero que sigue actualísimo y cuya lectura recomiendo.
Educación, Ciencia y Tecnología sí, pero bomba atómica y energía nuclear ¡NO! 8.enero/2003
*Zacharias Bezerra de Oliveira, brasileño, es periodista de Adital. E-mail: zacharias@adital.org.br