Aires desobedientes: la desobediencia civil como protagonista de las resistencias globales
Ángel Luis Lara
Ladinamo
La ciudad norteamericana de Oakland, en la bahía de San Francisco, amanece atrapada en un clima de vigilancia policial exhaustiva. Es 7 de abril de 2003: la guerra en Irak cierra el círculo que se inició tras el 11 de septiembre neoyorkino y teje una telaraña de fuerte control sobre las ciudades estadounidenses y la vida de la gente. Desafiando la climatología imperante de patriotismo y pánico, centenares de personas le pintan nubes de tormenta al cielo del poder: desde primeras horas de la mañana bloquean el puerto de la ciudad californiana y toman la sede de la compañía American Presidents Lines, encargada del transporte de mercancías al frente iraquí. No están solos, millones de personas en todo el mundo se movilizan contra la guerra. En el centro de gran parte de las iniciativas de protesta que recorren los cinco continentes se encuentra un deseo de desobedecer que se plasma en diferentes y creativas propuestas de desobediencia civil. Desde que en 1999 la ciudad de Seattle viera nacer el ciclo de protestas globales que ha ido tomando cuerpo público a través de las jornadas de movilización que acompañan a cada encuentro de los gobernantes del mundo (G8, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Organización Mundial del Comercio, etc.), la desobediencia civil se ha convertido en el elemento más importante de los repertorios de acción colectiva que se han desplegado en las grandes citas. De Praga a Génova, pasando por Davos o Washington, el intento de violación de las "zonas rojas" de seguridad en torno a las reuniones de los poderosos del planeta ha puesto de manifiesto la centralidad que el ejercicio de la desobediencia tiene para los movimientos de resistencia global. También en las multitudinarias movilizaciones vividas en nuestro país contra la intervención en Irak la desobediencia civil ha estado muy presente: muchas de las manifestaciones que se han celebrado han sido prohibidas o no han contado con el visto bueno de las autoridades, convirtiéndose en verdaderos ejercicio de ilegalidad y desobediencia de masa. Cortes de carretera, asambleas en la vía pública, huelgas en centros de estudio y asalto pacífico a los cordones policiales en torno a las sedes del Partido Popular y el Parlamento componen el mapa de la desobediencia a un gobierno que se negaba a escuchar la voluntad de la ciudadanía. Ha llovido mucho desde que el derecho de resistencia fundamentara la rebelión de los colonizadores de Norteamérica contra las cargas tributarias de la corona inglesa que culminó con la Declaración de Independencia de EE UU en 1776 y desde que Henry David Thoreau utilizara por primera vez el término desobediencia civil en 1848. Por el camino de la historia, su práctica se ha desarrollado desde dos puntos de vista fundamentales bien diferentes: por un lado, una concepción liberal que legitima la desobediencia frente a toda ley o todo acto de la autoridad que contradiga normas o principios de rango superior; por otro lado, una concepción radical que cuestiona una ley implícita en todas las leyes y los ejercicios de poder: la norma no escrita que dice que es necesario obedecer a las normas. El archipiélago desobediente conformado por las diversas realidades y movimientos que dan forma a las resistencias globales contemporáneas es el resultado de la combinación de ambas concepciones clásicas. "Soy culpable de inducir a la asociación, de promover la sindicación, de favorecer el transporte y de facilitar la acogida de personas sin papeles". Así comienzan el cúmulo de autoinculpaciones que han ido llegando a los juzgados de guardia de nuestro país desde hace meses. De manera subterránea y silenciosa la desobediencia civil se convierte en herramienta para la solidaridad con la población migrante que carece de derechos en nuestras ciudades. No se trata solamente, por tanto, de acciones vistosas y bloqueos en las calles; la desobediencia ocupa diferentes espacios y se agita por diversos canales. Uno de ellos es también Internet. En 1994 el Critical Art Ensemble introdujo por primera vez la idea de la desobediencia civil electrónica como herramienta de resistencia digital. En 1999, coincidiendo con las protestas que en el mes de junio colapsaron el centro financiero de Londres contra el neoliberalismo, la compañía de software de seguridad mi2g informó de hasta 10.000 ciberataques contra la City londinense durante las movilizaciones. En nuestros días, gobiernos, organismos internacionales, multinacionales y ministerios empiezan a verse forzados a adoptar medidas de defensa telemática. Como dato basta saber que tan sólo el FBI y el Ministerio de Defensa norteamericano son víctimas de aproximadamente cien ataques al día. Según el Electronic Disruption Theater, un colectivo de acción directa en Internet con sede en EE UU, "estas acciones continúan esa tradición de entradas ilegales y bloqueos que han formado parte de la historia de la desobediencia civil desde Gandhi y Luther King". Pero la desobediencia en el seno del ciclo actual de luchas globales no es solamente un repertorio difuso de acciones o una nueva categoría para pensar la disidencia, es también el elemento fundamental de la emergencia de un nuevo espacio político que quiebra las dinámicas clásicas de la representación política y propone la experimentación de nuevas formas de intervención acordes con los tiempos que vivimos. En Italia, por ejemplo, existe ya el Movimiento de los y las desobedientes, nacido originariamente de los deseos y análisis de los jóvenes metropolitanos que habitan los centros sociales ocupados de aquel país. Al lema universal de "otro mundo es posible" muchos le añaden la coletilla "y necesario". Parece que esta necesidad pasa por desobedecer a los poderosos. Allá cada uno con su creatividad. Los caminos de la desobediencia son infinitos. Pistas de la desobediencia en la redwww.globalmagazine.orgwww.tvglobal.orgww.globalradio.orgGlobal Project es el proyecto comunicativo del Movimiento de los y las desobedientes de Italia. Materiales y noticias de la desobediencia a través de las webs que conforman este espacio de intervención mediática desobediente: una radio por Internet, una televisión vía satélite para toda Europa y una revista mensual de análisis político. www.nadir.org/nadir/initiativ/agp/free/tute Fotografías, videos y materiales de las acciones del Movimiento de los y las Desobedientes en diferentes citas y protestas globales. www.critical-art.net/books/index.html Descarga gratis de todos los libros editados hasta la fecha por el Critical Art Ensemble, de Electronic Civil Disobedience a Digital Resistance. http://desobedienciacivil.pangea.org/castellano/index2esp.htm Todo sobre la desobediencia civil a la ley de extranjería en nuestro país. Muy interesante y didáctica. Incluso se puede bajar un manual completo sobre el asunto.