29 de julio del 2003
La deportación de los 12 secuestradores de un barco provoca el envite
Un sector del exilio cubano retira su apoyo a la reelección de Bush en 2004
Rosa Townsend - El País
La repatriación a Cuba, la semana pasada, de 12 secuestradores de un barco con el que pretendían llegar a EE UU podría costarle cara políticamente a George W. Bush. El incidente ha enfrentado a los dos sectores principales del exilio, los congresistas cubanoamericanos leales a Bush y la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), que ha retirado el apoyo al presidente de Estados Unidos con vistas a su reelección en 2004.
La Fundación Nacional Cubano-Americana acusa a Bush de incumplir las promesas que hizo a los cubanos, tras ganar las elecciones con la ayuda de sus votos en Florida. "Se dice que los cubanos pusimos a Bush en la Casa Blanca; bueno, pues, si elegimos a este señor, ha llegado la hora de rendir cuentas", ha declarado a este diario Joe García, director de la FNCA. "Esta Administración da por hecho que los cubanos están asegurados y claro es que, si te vendes barato, te tratan barato. Se está gastando cientos de millones en Afganistán e Irak, pero ¿cuándo le va a llegar el turno a Cuba?".
La FNCA ha emplazado a la Casa Blanca aprovechando el clamor popular en Miami contra las deportaciones. Se trata de una ofensiva estratégica con dos objetivos: el primero, que Bush revise la política inmigratoria y no deporte a quienes escapan de Cuba para asilarse en EE UU. Y, ante todo, recuperar la influencia en Washington que ahora está en manos de los congresistas Lincoln y Mario Díaz-Balart, amigos personales de Bush y muy populares en el exilio. La FNCA los critica por "venderse barato", al no ejercer suficiente presión a favor de la agenda anticastrista. La animosidad entre ambas facciones, siempre en pugna por el liderazgo del exilio, ha subido de tono esta semana con insultos mutuos en los medios de comunicación.
Joe García, miembro del Partido Demócrata, ha llamado "impotente" a Lincoln Díaz-Balart, republicano, por no lograr cambios en la política inmigratoria ahora que su partido controla la Casa Blanca y el Congreso. Y Díaz-Balart -que también se ha manifestado públicamente contra las deportaciones- le ha calificado de "irrelevante", añadiendo además que la FNCA se ha embarcado en "esta campaña macabra para intentar debilitar a la representación cubana en el Congreso, porque su jefecillo [Jorge Mas Santos, presidente de la FNCA] lleva años tratando de hacer negocios con los comunistas".
Fuego cruzado
La Casa Blanca se ve una vez más en medio de un fuego cruzado en el exilio y se ha limitado a decir, a través de su portavoz, Sean McCormack, que "el historial del presidente sobre Cuba habla por sí mismo". Bush se comprometió antes y después de ser elegido a revisar la política inmigratoria y multiplicar la ayuda económica a la disidencia interna. Oficialmente no ha cambiado la política inmigratoria, pero la deportación de los 12 secuestradores la semana pasada ha marcado un hito en las relaciones entre ambos países, al ser la primera de esa naturaleza.
EE UU ha repatriado a cientos de balseros interceptados en alta mar, pero nunca lo había hecho con quienes secuestraban un avión o barco. Los secuestros ocurridos en los últimos meses provocaron una escalada de tensión sin precedentes en las relaciones bilaterales, que se ha aplacado con la deportación de los 12 cubanos que el pasado 15 de junio asaltaron por la fuerza un barco propiedad de la empresa estatal GeoCuba en Nuevitas, 600 kilómetros al este de La Habana.
La deportación se produjo tras llegar EE UU a un acuerdo con Cuba para que no condenara a los secuestradores a más de 10 años de prisión. García considera esta decisión una traición de Bush, que "legitima al mismo sistema judicial cubano que ejecuta sumariamente".
La FNCA, que ha celebrado el pasado fin de semana su congreso anual, está haciendo una apuesta arriesgada. Se sabe que a Bush no le gustan los envites. Pero también es cierto que los exiliados cubanos cuentan con un arma poderosa: más de 400.000 votos. Todo depende de quién logre arrastrar más opiniones a su terreno de juego, si los Díaz-Balart o la FNCA. Bush ganó la presidencia por 537 votos del sur de Florida.