Contar muertos, desenterrar muertos, regocijarse con los restos, escribir editoriales donde algunos vivos se rasgan las vestiduras, parece ser uno de los grandes temas recurrentes burgueses: los muertos de los demás, los propios no.
El problema está en que en todas las crónicas de las batallas, guerras, agresiones, y otras lindezas, la estadística no deja mentir y es un punto central de la propaganda bélica burguesa la rotunda afirmación de que a "ellos" la guerra les costó más, que "nosotros" les matamos más gente, que por cada baja que nos ocasionaron nosotros les ocasionamos 10, 100, quizá 1.000, pero éso, -que se da de narices con los esfuerzos de los contabilizadores de muertos-, no cuenta.
En consecuencia, cojitrancos, los contadores de muertos andan.
Se podría decir que en ésto, los neoconservadores norteamericanos ligados a los grandes medios de comunicación, partidarios fervientes de las cadenas de noticias televisivas como forma de repartir "su mensaje", son unos maestros.
A más de un mes de la victoria militar, -es un decir, para lo que en realidad es una agresión militar ilegal-, en Iraq, sin que funcionen los teléfonos, ni la luz eléctrica, ni se hayan contabilizado las víctimas civiles -los heridos y los muertos- sin que haya una sola cámara de televisión occidental que nos muestre los hospitales sin medicamentos, abarrotados de pacientes nuevos que llegan como consecuencia de la munición abandonada, la receta de Rumsfeld es: contemos muertos!!!
Se cae la alcaldesa norteamericana: contemos muertos!!!.
Se va el general norteamericano que administraba y viene el nuevo administrador: contemos muertos!!!
Y a la contabilidad de muertos, en la que hasta ahora hacían punta sólo las grandes cadenas, entre otras la FOX, dirigida por el magnate mediático Murdoch, se integra, hoy viernes 16, The Whasington Post. Contemos muertos es la consigna!!!
Y bien, contemos.
¿Cuántos muertos ocasionó la primera Guerra del Golfo de Bush padre?: 100.000 muertos. Parte de esos 100.000 fueron enterrados vivos por las aplanadoras norteamericanas. Contémoslos.
No se suman estos muertos a los actuales muertos que las fuerzas norteamericanas desentierran, pero están íntimamento ligados. Son los 3.000 chiítas en el levantamiento militar que atizó y alentó el padre del actual presidente para después dejarlos masacrar y en la estacada.
Los 1.500 que calcula The Whasington Post, son los muertos kurdos, que también alentados se levantaron y que fueron aplastados militarmente. Llegamos a los 4.500.
Comparemos ahora, 100.000 muertos de los que nadie habla, al lado de los 5.000, quizá 10.000 de la insurrección fracasada. Sobran generosamente 90.000 muertos.
Estados Unidos y sus aliados de entonces le ganan a Saddam en salvajismo por la friolera de 90.000 víctimas. A esos no los cuenta nadie. A esos no los desentierra nadie.
A estos cálculos sencillos y elementales nos llevan los ocios macabros de la burguesía. Su meticulosidad. A que la cuenta les sale mal. ¿A qué nos alientan, en Occidente? A cosificar la muerte de otros seres humanos.
Apretado, cualquier humanista atlantista, de esos que andan por ahí, dirá que no se puede comparar. Los muertos "nuestros" que son los de "ellos" están "bien" muertos.
No sé, si me entienden. 16 de Mayo de 2003 Carlos Revello carlos.revello@chello.se