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Internacional

23 de mayo de 2003

La forma en que cada ciudadano camina, habla y compra quedará registrada en un banco de datos
Elabora el Pentágono planes para espiar a todos los estadunidenses

Jim Cason y David Brooks
La Jornada

Washington y Nueva York, 22 de mayo. El Pentágono está elaborando planes para monitorear la manera en que camina, habla y compra todo ha-bitante de Estados Unidos, registrar las características de sus caras y colocar esta información en un banco de datos que, además, re-gistrará cada compra con tarjeta de crédito, sitio de Internet visitado y todos los correos electrónicos enviados por cualquier individuo en este país, como parte de un nuevo sistema computarizado de vigilancia nacional.
"El objetivo es detectar los hilos de la vida de un individuo en términos de hechos, estados y relaciones", explica el Pentágono en una descripción del proyecto que se puede encontrar en el sitio de Internet de su Agencia de Proyecto de Investigaciones Avanzadas de Defensa.
"El monto de datos que necesitarán ser almacenados no tendrá precedente, medido en petabytes". Un petabyte es un millón de miles de millones.
Cuando se anunció por primera vez el proyecto, legisladores federales prohibieron su implementación por temor de que sea la nueva generación de un Big Brother, un intento del gobierno para vigilar a cada estadunidense.
En particular, varios senadores estaban alarmados de que el hombre encargado del proyecto es al-guien formalmente condenado por un delito federal, el almirante John Poindexter, quien fue castigado por su papel al lado de Oliver North en el escándalo por la venta de armas al régimen iraní y el desvío de fondos a la contra nicaragüense, el Irán-contra.
Patrones sospechosos
Pero en un informe entregado al Congreso esta semana, el Pentágono intenta justificar el proyecto explicando que espera poder indexar todos los datos recabados, y después utilizar la inteligencia artificial para detectar "patrones sospechosos" que podrían prevenir futuros atentados parecidos a los del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York y Washington.
"En realidad gran parte de la información para este proyecto ya está disponible", indicó un experto en bancos de datos computarizados que a veces realiza trabajos para el Pentágono, y quien solicitó el anonimato.
"Cuando compras algo en el su-permercado o la farmacia, se re-gistra de manera precisa lo que has comprado y en qué cantidades para propósitos comerciales. Aho-ra el gobierno espera poder analizar esta misma información pero para otros propósitos", explicó el experto a La Jornada.
El nuevo proyecto, denominado Conocimiento de Información Te-rrorista (Terrorist Information Awareness, TIA), recaudaría información ya disponible en bancos de datos comerciales y gubernamentales sobre propiedades, documentos médicos, ADN, huellas digitales, ventas por tarjeta de crédito, boletos de avión, rentas de automóviles, solicitudes de pasaporte, visas, permisos de trabajo, licencias de manejo y fichas de arrestos.
Parte de esta información es del mismo tipo que la empresa ChoicePoint compró a un vendedor en México, el cual de forma ilegal obtuvo estos datos del Instituto Federal Electoral y otras agencias.
Pero este proyecto va más allá. El Pentágono desea tener la capacidad de monitorear cada televisor que uno ve, la página de Internet que lee, el correo electrónico que envía y cada fotografía que uno ha tomado.
Los militares también están buscando empresas privadas para que desarrollen bancos de datos que puedan identificar a una persona por el iris de los ojos, formas de cara y la manera en que camina.
Investigadores que trabajan para el Pentágono han descubierto que la forma en que alguien camina es casi tan particular y distintiva co-mo una firma, y ahora elaboran programas de computación para almacenar esa clase de datos.
Sin embargo, según el Centro por la Democracia y la Tecnología, agrupación con sede en Washington que monitorea asuntos de privacidad cibernética, el problema con esta iniciativa es que el gobierno está recaudando información sobre todos, no sólo sobre la gente de la que sospecha o que son conocidos criminales.
Después de que el ex presidente Richard Nixon utilizó datos fiscales privados recaudados por el gobierno federal para intimidar a sus opositores, el Congreso aprobó una ley que prohíbe al gobierno elaborar archivos de estadunidenses sin una justificación de causa probable, es decir que exista una actividad criminal.
Pero tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 muchas de estas restricciones aprobadas han sido suspendidas.
"Desde el 11 de septiembre la Oficina Federal de Investigaciones está autorizada por el procurador general para buscar información de personas sin tener ninguna razón para creer que están cometiendo, o están planeando hacerlo, o están vinculados, con actos de-lictivos", advirtió esta semana Jim Dempsey, director del Centro por la Democracia y la Tecnología, al Congreso.
Posibles fines partidarios
Dempsey y otros advierten que el gobierno podría utilizar pronto sus nuevos poderes para perseguir y espiar a sus opositores políticos.
Así, la semana pasada republicanos de Texas utilizaron un sistema de monitoreo aéreo que pertenece al nuevo Departamento de Seguridad Interna de Estados Unidos para rastrear un avión que transportaba a legisladores estatales demócratas que habían huido del estado para bloquear la aprobación de legislación partidaria.
Aunque la tecnología empleada no forma parte del nuevo proyecto de TIA, los legisladores demócratas señalaron que éste fue un magno abuso de un sistema diseñado para atrapar "terroristas".
El incidente también mostró los problemas de esta clase de tecnología y cómo puede ser empleada para otros propósitos.
La Unión Americana de Libertades Civiles calificó al nuevo proyecto del Pentágono como "orwelliano" y el Electronic Freedom Forum, grupo de defensa de las libertades civiles en el ámbito electrónico, afirmó que era "una gigantesca máquina de generación de sospechas".
Pero el experto cibernético en-trevistado por La Jornada estimó que el problema principal es que recaudar y almacenar todos estos datos en un solo sitio podría ser técnicamente muy difícil.
"Las computadoras más grandes del mundo sólo pueden almacenar tres terabytes", dijo. Un terabyte es una milésima parte de un petabyte, el monto mínimo que el Pentágono desea recaudar.
"Estamos por lo menos a una década para poder recaudar y analizar ese monto de datos. Aun una vez que se haya recaudado, la depuración de datos tomaría mu-chísimo tiempo", dijo.
Además, no toda la tecnología necesaria ha sido perfeccionada. Maureen Dowd, columnista del periódico The New York Times, escribió esta semana que los programas de computación para analizar cómo caminan los individuos está tan poco desarrollados que si una mujer cambia de zapatos, de bajos a unos con tacón, su "firma" sería alterada.
"No ha habido, desde los tiempos del Ministerio del Caminar Absurdo de Monty Python, un gobierno haya dedicado tanto di-nero y estudio a vigilar nuestros pasos", concluyó.