Internacional
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13 de abril del 2003
ONU: democracia o muerte
Emir Sader
Correio da Cidadania
Traducido para Rebelión por Alberto Villalba
La ONU (Organización de Naciones Unidas) sufre uno de los principales daños colaterales de la guerra desencadenada por EE.UU contra Irak. El aparente cambio de actitud del Gobierno de EE.UU --desconociendo la necesidad de sumisión al Consejo de Seguridad-- y el consiguiente ataque carente de la autorización de dicho Consejo han mostrado el desprestigio de la ONU, ya sea por la subordinación a los designios agresivos del Gobierno Bush, que hace de la fuerza un argumento, o por la desmoralización de una guerra que ha sido ajena a la ONU.
La nueva política estadounidense de militarización de los conflictos, su unilateralismo radical y la doctrina de agresión preventiva chocan directamente con cualquier organismo multilateral y con cualquier forma de legalidad internacional. Esa nueva doctrina expresa abiertamente que los EE.UU no permitirán que otras fuerzas pongan en peligro su superioridad militar adquirida, legitimando cualquier tipo de acción que consolide esa condición, con independencia del contenido de los conflictos. En suma, la línea política actual de los EE.UU se ha vuelto incompatible con el funcionamiento de la ONU.
La ONU nunca será ya la misma. Si no reacciona con fuerza a la desautorización de su acción por parte de los EE.UU, sublimar cualquier tipo de condena y mantener la misma estructura actual (que ya ha demostrado ser no sólo antidemocrática sino inocua), la ONU camina hacia su vaciamiento definitivo. Será una "muerta viva".
Marginada por la política de EE.UU, sólo le queda a la ONU, para sobrevivir como organismo vivo, actuante, legítimo y respetado, reorientarse políticamente y transformar su estructura organizativa. En primer lugar, es urgente que el Consejo de Seguridad sea reformado con la anulación del derecho de veto, que hace de las grandes potencias tutoras del conjunto de la organización y reduce la Asamblea General a una instancia formal. En segundo lugar, la composición permanente del Consejo necesita ser revisada frente a la propuesta en la que se eligen los representantes por el voto general de los países-miembros en Asamblea. O, como primer paso para la democratización de la entidad, al menos la ampliación inmediata de los miembros permanentes del Consejo.
En suma, o la ONU se democratiza o desaparecerá, abriendo camino --conforme a los designios del Gobierno Bush-- un mundo en que triunfe el más fuerte, como la guerra actual nos avisa.