Tenía que suceder. Tanto acumular odios, tanto generar impotencia entre los pueblos del mundo a los que han avasallado con bombas de uranio empobrecido, tanto insistir con exterminios masivos, empobrecimiento, deudas externas no contraídas, corrupción de políticos y sindicalistas, maniobras de sus trasnacionales, instrucción en sus academias del terror a militares y policías de varios continentes para agudizar su sadismo en las torturas y violaciones de derechos humanos, presión mediática para deformar realidades locales y mundiales, generación de gobiernos dictatoriales o democracias rigurosamente vigiladas, maniobras internas desestabilizadoras, políticas privatizadoras para adueñarse de todo y de todos, amenazas constantes a los escasos gobiernos populares que surgen en el planeta a pesar del imperio, fumigaciones contra el medio ambiente para combatir el "narcotráfico" del que viven los mismos que fumigan, devastación de bosques, flora, fauna, ríos, montañas para que sigan ganando dividentos sus empresas forestales, mineras, hidrológicas..
Ese enemigo de la humanidad llamado EEUU quiere guerrear para obtener más petróleo, más gas, más agua, más vida...destinada a los halcones de Washington y más muerte, destrucción y hambre para los pueblos atacados, amenazados, sometidos. Ya pasó en Hiroshima, lo quisieron repetir en Vietnam, en Corea, en Cuba, en Dominicana, en Puerto Rico, en Granada, en Panamá, en Chile, en Somalia, en Palestina -con sus aliados genocidas de Israel-, en Yugoslavia, en Afganistán. Y quieren volver a las andadas en Irak para después seguir otra vez en Corea y por qué no, en Colombia, Venezuela....
Tanto fue el cántaro a la fuente -dice el dicho popular- que un buen día el odio generado en la geografía musulmana, les respondió con fuego y más fuego, derrumbando sus dos prepotentes torres y parte de su criminal Pentágono. Y sin embargo, aparte de preguntarse estúpida e hipócritamente "¿Por que a nosotros?", no cambiaron, no recapacitaron, no pidieron perdón a los humillados y avasallados del mundo entero a los que les deben millones de vidas..
Ahora, la cosa es mucho peor para ellos, para esos gringos autoritarios, incultos de toda cultura, gestores de una sin igual prepotencia, digna de los que se creen superiores a los demás y no se dan cuenta que sólo alcanzan a ser un puñado de olorosa mierda, como la que suele abonar sus campos en el sur texano y racista o en el norte opulento y multinacional. Esos sujetos a quienes conduce un psicópata llamado "arbusto" (castellanización de Bush), para vergüenza de esa humilde hierba que crece en llanuras y montañas, y tiene a su izquierda y derecha a una banda de criminales -hombres y mujeres- que desde la Casa Blanca intentan atemorizar a quienes no comulgamos con su "americano" estilo de vida: letal, imbécil, inhumano..
Sin embargo, esta vez no se van a salir con la suya, porque somos millones los que nos hemos volcado a las calles del mundo para gritarles que no los queremos, más aún, que los odiamos con todas nuestras neuronas, por ser tan déspotas con la humanidad. Algunos, se han subido al barco del antiguerrerismo tratando de lavar recientes complicidades o buscar ganancias electoraleras -como el PSOE español que no sólo tiene a uno de sus principales hombres en la OTAN y apuntaló la masacre en los Balcanes y en Afganistán, sino que abonó también el terrorismo de Estado cuando su jefe máximo, Felipe González creó el GAL-, otros fingen ataques de "pacifismo repentino", como el gobierno de Chirac y sus colegas alemanes, cuando todos sabemos que su renuencia a invadir Iraq junto con los yanquis e ingleses, sólo se debe a miserables pugnas interimperialistas..
De todos modos, la ola reactiva contra la guerra imperialista lo ha arrasado todo y amenaza con hacer trastabillar a los jerarcas que intenten desafiarla en cualquiera de los continentes. Millones con banderas y pancartas denunciando la demencial política imperial no pueden ser obviados por ningún gobernante. Hombres, mujeres y niños, que desafiaron, el sábado 15, calores tremendos, lluvias exageradas y fríos increíbles para decirle a ese insolente Georges Bush jr (tan brutal como su padre y toda su maldita familia): Hasta aquí has llegado vaquero. Si de todas maneras decides seguir adelante, te tendrás que atener a las consecuencias y no volvernos a sermonear mañana o pasado con la ridícula pregunta que tanto te gusta pronunciar en circunstancias difíciles: "¿Por qué nos odian?" .
Te adelantaremos la respuesta, ahora que hemos tomado las calles en Brasil, Argentina, Uruguay y toda América,y también en Madrid, Bilbao, Roma, París, Berlín, Tokio o Seúl: "Tus acciones de ayer, de hoy y de siempre, alimentan el odio de los pueblos"..
Y cuando los pueblos se ponen en marcha, harán tronar el escarmiento y no habrá Bush ni Blair, ni Berlusconi, ni Aznar, ni Sharon, que puedan detenerles.. * Director de "Resumen Latinoamericano"