Lisandro Otero
Rebelión
El año que termina ha sido un tiempo de agresiones y militarismo, expansionismo
neofascista de la administración Bush, neocolonialismo galopante y brutales
exacciones de las corporaciones transnacionales.
En Irak la situación recuerda cada día más a Vietnam donde Estados Unidos comenzó
su intervención con un pequeño grupo de asesores y apoyándose en las fuerzas
mercenarias de Vietnam del Sur y terminaron destinando un inmenso ejército,
muy costoso de desplegar y mantener, una inmensa flota aérea de B-52, la escuadra
del Pacífico y aún así fueron derrotados y se replegaron con cincuenta mil muertos
en los sacos de lona.
La administración Bush llegó al colmo del desparpajo Después de haber volteado
la espalda a Naciones Unidas, y desairado a su Consejo de Seguridad, decidiendo
intervenir unilateralmente en Irak, --con el único apoyo del apóstata, Blair
y el franquista, Aznar--, se volvió a esas propias Naciones Unidas para pedirle
apoyo militar en la forma de una fuerza multinacional de ocupación que le ayude
a reprimir la dinámica insurrección nacional que están enfrentando.
Halliburton se apropió de su petróleo, ahora le piden a otros países que envíen
carne de cañón para que derramen su sangre con el fin de retener el control
que favorece a las corporaciones transnacionales petroleras y pasan la alcancía
de la ayuda militar a ver quién ofrece su cuota de cadáveres en beneficio de
la Kellog, Brown & Root.
Bush pidió al Congreso 87 mil millones de dólares adicionales para la represión
en Irak, la cual es una cifra muy superior a la que Estados Unidos gasta en
su sistema educacional. Si se tiene en cuenta que la guerra de conquista en
Irak le costó al pueblo norteamericano 79 mil millones de dólares, el precio
de la posguerra está siendo muy superior al del conflicto mismo. Actualmente
el Pentágono tiene estacionados 180 mil soldados entre Irak y las bases de apoyo
en Kuwait. Si con esa fuerza hercúlea ha sido incapaz de frenar la insurrección
nacional de los patriotas iraquíes no es probable que con las tropas que puedan
prestarle otras naciones pueda sofocar la rebeldía nacionalista.
Finalizando el año la captura de Sadam Hussein fue proclamada con júbilo por
los ocupantes estimando, erróneamente, que la resistencia patriótica iraquí
es la obra de un solo hombre. La reacción indignada del pueblo iraquí está motivada
por la violación brutal de su soberanía y no por la lealtad de los iraquíes
a un tirano que demostró no tener la estatura necesaria en un instante crítico
de la historia.
Israel continuó su espantosa matanza de palestinos de manera indiscriminada,
incluidos mujeres y niños, y estos prosiguieron con sus atentados suicidas a
objetivos israelitas. Desde que Naciones Unidas recomendó en 1947 que Palestina
fuese dividida en dos Estados, uno árabe y otro judío, esa zona del Cercano
Oriente ha permanecido en permanente conflicto. Hay nuevas generaciones de judíos
que han madurado después de la guerra del Yom Kippur y estarían deseosas de
tener un dirigente más liberal que Sharon.
El Likud es el partido del nacionalismo derechista, del populismo reaccionario.
Su triunfo sobre el Laborismo significó el retorno a la agresividad belicista
y el Cercano Oriente se vio arrastrado de nuevo a los fuegos de la guerra. Israel
asumió el rostro feo del militarismo. Sharon estima que para mantener la seguridad
de Israel es necesario alentar la guerra.
Sharon, brutal criminal de guerra, ha sido el inductor de las masacres de Sabra
y Shatila, campamentos de refugiados palestinos donde fueron asesinados millares
de mujeres y niños inermes. También fue el autor intelectual de la invasión
del Líbano en 1982 y es el impulsor de los asentamientos israelíes: la fundación
de comunidades judías en los territorios árabes conquistados mediante el expolio
de la guerra.
Por otra parte el terrorismo causa víctimas ajenas al conflicto. Los crímenes
de Sharon no deben ser pagados por judíos inocentes que mueren en los mercados,
en las plazas públicas, con las bombas de Hamas y Jihad. La aniquilación de
Israel tampoco es una meta justa. Se trata de una nación que también tiene derecho
a existir. Lo que se impone es la convivencia y el diálogo; la distribución
equitativa de aquel espacio vital. La barbarie implantada por las tropas israelíes
en Palestina ha desgarrado la conciencia mundial.
América Latina se distinguió en el año que termina por el afianzamiento de los
movimientos de Kirchner en Argentina y Lula en Brasil, por la insurgencia emancipadora
de las masas bolivianas, por el abrumador apoyo internacional recibido por Cuba
y por el arraigo popular creciente de la revolución bolivariana de Hugo Chávez
en Venezuela.
Durante el período de gobierno de Menem la deuda exterior de Argentina aumentó
11,258 millones de dólares para alcanzar 85,890 millones. Esa deuda exterior
equivalía al 30.1 por ciento del Producto Interno Bruto. La deuda total de Argentina
ascendía, entonces, a más de cien mil millones de dólares lo cual igualaba seis
años de exportaciones. Las privatizaciones permitieron achicar la deuda en 16
mil millones de dólares, cifra muy pequeña en comparación con el patrimonio
comprometido.
La irritación del pueblo motivó los motines y saqueos a supermercados en Buenos
Aires, Rosario, Córdoba y Mendoza con el grito de "¡queremos comer!" Por primera
vez los niños registraban los botes de basura para poder paliar el hambre. Los
argentinos se debatían entre el estrés, la depresión y el pánico. El que otrora
fuese uno de los países más ricos del mundo, exportador de carne y trigo, se
veía, entonces, desvalido, mísero y arruinado, en espera de la misericordia
del Fondo Monetario Internacional o del Banco Mundial, conducido a esta infortunada
situación por haber seguido las recetas del neoliberalismo aplicadas por el
bribón Carlos Menem.
En las tres primeras décadas de este siglo la moneda argentina era considerada
la tercera más fuerte después de la libra y el dólar. En ese mismo período la
Argentina pasó a ser el segundo exportador mundial de trigo: el área sembrada
creció de 200 mil hectáreas, en 1872, a doce millones y medio al comienzo de
la Primera Guerra Mundial. La red ferroviaria se multiplicó por cuatro y el
crecimiento, en el período 1880-1914, propició que el número de industrias pasara
de veinte mil a 950 mil y el número de obreros ascendió de 174 mil a 420 mil.
En los años veinte el país disponía del mismo número de teléfonos per cápita
que Estados Unidos. De 1870 a 1914 la población aumentó en un 400%. Los salarios
e ingresos eran superiores a los de Suiza, Alemania, Francia, España e Italia.
Toda esa inmensa riqueza fue engullida por la ineptitud, la corrupción y el
autoritarismo de sus gobernantes.
Las masas eligieron a Néstor Kirchner, quien tiene los pantalones y la energía
política suficientes para frenar la labor de zapa de la quinta columna que la
camarilla petrolera de la Casa Blanca tiene injertada en el intento de renovación
nacional. En Argentina permanece un lastre, remanente de los Onganía, los Videla,
los Galtieri, los Menem, los desvergonzados desfalcadores, los forajidos, los
esbirros operadores de la gran burguesía, quienes causaron el derrumbe colosal
de la otrora espléndida nación y ahora tratan de impedir que Kirchner salga
adelante. Kirchner recibió fríamente a Roger Noriega, procónsul enviado por
Bush, mientras dos mil quinientos militares, acusados de crímenes de lesa humanidad
durante la última dictadura militar, aguardan su destino. En Argentina se avanza
por el camino de la dignidad nacional y la soberanía pese a los rufianes que
han hundido al país austral en su actual bancarrota económica.
En Bolivia las masas arrojaron del poder a Gonzalo Sánchez de Losada, títere
proyanqui quien ni siquiera hablaba correctamente el español, y animadas por
el aliento revolucionario de Evo Morales opusieron una enérgica movilización
de masas a los intentos esquilmadores del gobierno y lo obligaron a abandonar
el país con un alto costo de sangre. Se demostró así que el pueblo organizado
puede constituir un frente de combate poderoso que derrote a los ejércitos de
opereta de las satrapías latinoamericanas.
Con Lula llegó al poder el primer presidente de extracción legítimamente obrera
de Latinoamérica, un hombre de abajo, un hijo de la calle, un desheredado de
la fortuna, un sencillo tornero metalúrgico.
El Brasil que heredó no es un oasis. Con un 12.4% de inflación, una moneda nacional
devaluada en un 35%, el crecimiento del PIB reducido a un 1.6%, las tasas de
interés situadas en un restrictivo 25%. Lula necesita elevar el mercado laboral
en diez millones de nuevos empleos y aumentar las exportaciones a 15 mil millones
de dólares. No son metas fáciles. Con sus 175 millones de habitantes Brasil
es la décima potencia industrial del mundo y el quinto país en extensión territorial.
Su deuda externa es la mayor de los países en desarrollo y se calcula en más
de 200 mil millones de dólares. Tiene 32 millones de sus habitantes en condiciones
de extrema pobreza y se calcula que unos ocho millones de niños viven a la intemperie.
Aunque Lula se ha definido contra los métodos del neoliberalismo y contra el
Fondo Monetario Internacional, ha definido al ALCA como anexionista y apoya
el movimiento antiglobalización; se opuso a la guerra que Estados Unidos realizó
contra Irak por el control del petróleo del Mediano Oriente y ha definido su
rechazo hacia las privatizaciones, al finalizar el primer año de su gobierno
muchos empiezan a verse desalentados con la lentitud de sus reformas y su apego
a normas del mercadismo y el neoliberalismo. Ya hay quienes lo comparan con
la frustración que encarnó Hernique Cardoso.
El Lula belicoso de los primeros tiempos se modificó, apareciendo un candidato
de traje y corbata, con el cabello cuidadosamente recortado y una sonrisa jovial
en lugar del rostro agraviado de los que han padecido hambre. Su paso cauteloso
aplacó los temores que había suscitado en la burguesía nacional y en la clase
media profesional. Su campaña principal definida como Cero Hambre, no logró
los resultados apetecidos. Su tarea no será fácil y de su obra estarán pendientes
los demás habitantes de nuestro continente. Los elogios de Felipe González y
Bush debilitaron sus credenciales revolucionarias.
En Venezuela continúan las maniobras de la oligarquía, con el apoyo de la CIA
y los exiliados cubanos, para propinar un porrazo al gobierno de Hugo Chávez.
El tan cacareado referéndum revocatorio terminó su recogida de firmas y anunciaron
que habían alcanzado el apoyo necesario para realizar la consulta. El gobierno
demostró el megafraude con nombres simulados, cédulas falseadas y electores
inexistentes.
La Organización de Estados Americanos, que alguna vez fue bautizada como el
Ministerio de Colonias de Estados Unidos, ha metido su larga nariz en este asunto.
César Gaviria, quien hace tiempo que viene desarrollando un lamentable papel
de centurión del imperio, está animando las huestes de la ultraderecha.
La argumentación de la oligarquía sigue cuatro líneas principales. Uno: ilegalidad.
El gobierno no respeta la Constitución y las leyes. Hay abuso de poder, se exceden
las facultades del Ejecutivo. Dos: Falta de libertad. La democracia está siendo
asfixiada. La libertad de prensa está en peligro. Tres: destrucción de la economía.
La propiedad privada está en riesgo de desaparecer. La libre empresa es el motor
principal del progreso y va a ser aniquilada. Cuatro: amenaza extranjera: se
manipula la amistad de Chávez y Fidel Castro y la simpatía chavista hacia la
izquierda revolucionaria colombiana.
La táctica de la CIA es obvia: presión de los medios de difusión, dislocación
de la economía, creación de un clima de inestabilidad con movilizaciones callejeras,
alejamiento de los inversionistas. Pese a todo ello Hugo Chávez cuenta con el
70% de apoyo nacional según encuestas imparciales. La oligarquía lo ha intentado
todo: golpes militares, huelgas generales, aislamiento internacional, campañas
mediáticas de distorsión pero Chávez ha capeado las tempestades con destreza
política. El recurso del referéndum ha sido otra derrota de los enemigos del
cambio venezolano.
El gobierno de Bush no cesa de decaer en la consideración pública. No es Irak,
solamente, la causa del descontento. Se trata de la situación de la economía
donde el país más rico del mundo ya cuenta con doce millones de indigentes.
Dentro de esa compleja urdimbre de problemas del actual gobierno se cuentan
las relaciones entre La Habana y Washington.
La economía cubana marcha mejor que las predicciones agoreras que sobre ella
se hacen. América Latina se mueve hacia la izquierda y Cuba se está integrando
con las economías de Brasil, Venezuela y Argentina. Probablemente gobiernos
de izquierda dominen próximamente en Nicaragua y El Salvador. Paraguay ha comenzado
sus relaciones muy activas con Cuba.
El año que terminó en Cuba arrestó a setenta y cinco opositores que fueron condenados
a penas de prisión. Se produjeron secuestros de aviones, casi simultáneamente.
Tres terroristas secuestraron una embarcación con la cual pretendían llegar
a Estados Unidos. El intento fue abortado por la acción policiaca pero los secuestradores
fueron juzgados sumariamente y condenados a muerte. Esto dio lugar al desencadenamiento
de una tempestad mediática contra la isla en la cual se confundía a terroristas
con opositores. Los anticastristas en todo el mundo juzgaron que la ocasión
era propicia para desatar una borrasca de relaciones públicas y pusieron en
funcionamiento todos los recursos a su alcance, entre ellos un manifiesto firmado
por algunos prominentes intelectuales europeos. Algunas sedes diplomáticas y
oficinas turísticas cubanas fueron atacadas.
Fidel Castro actuó drásticamente para evitar una crisis mayor que pudiera haber
apresurado una agresión a la isla por Estados Unidos. El jefe de la Sección
de Intereses de Estados Unidos en Cuba había estado organizando núcleos de descontentos,
tratando de insuflar un nuevo vigor a la exigua oposición. Además incrementó
la dotación de recursos materiales y financiamiento de los opositores. Cason
es un colaborador cercano del siniestro Otto Reich, quien se distinguió en la
organización de la contrarrevolución en Centroamérica, actuando de común acuerdo
con el tétrico coronel Oliver North.
Todos estos eran síntomas de una ofensiva que de prosperar habría conducido
a una enojosa tensión entre Washington y La Habana y quizás a una agresión armada.
La crisis sirvió para definir campos y reverdecer el apoyo a Cuba. Un manifiesto
generado por intelectuales mexicanos y dirigido a la conciencia del mundo, alertaba
sobre la posibilidad de que Cuba fuese agredida también. Encabezado por los
premios Nobel, Gabriel García Márquez, Nadine Gordimer, Adolfo Pérez Esquivel
y Rigoberta Menchú, llegó a tener en pocas semanas más de 3500 firmas, de los
más distinguidos intelectuales latinoamericanos, entre ellos destacadas estrellas
de Hollywood como Danny Glover y Harry Belafonte, y el destacado filólogo Noam
Chomsky. En 2002 Cuba compró 138 millones de dólares en productos agrícolas
estadounidenses lo cual situó al país caribeño dentro de la lista de los cincuenta
mejores adquirentes de las exportaciones norteamericanas.
La hostilidad de la administración Bush ha sobrepasado la de anteriores gobiernos.
Se han limitado los desplazamientos, restringiendo los viajes de estudiantes
e intelectuales, eliminando los intercambios educacionales, negando visados
a científicos, atletas y académicos. A la vez se ha incrementado notablemente
el presupuesto de las transmisiones de propaganda en radio y televisión. En
el seno de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, en Ginebra, la
delegación diplomática de Washington realizó esfuerzos por lograr una condena
contra Cuba, la cual no logró, apenas pudo obtener un débil dictamen agresivo.
La administración republicana se integra con muchos funcionarios de origen cubano
que han declarado su propósito de exterminar al gobierno de la isla a cualquier
precio. Fidel Castro asistió en Buenos Aires a la toma de posesión de Néstor
Kirchner y recibió un espontáneo y masivo homenaje popular que demostró que
los esfuerzos mediáticos en su contra han sido inútiles y que el prestigio del
líder cubano se ha incrementado en la misma medida en que ha aumentado la lucha
contra los estragos del neoliberalismo.
gotli2002@yahoo.com