13 de diciembre del 2003
KBR, filial de Halliburton, principal beneficiaria de los contratos de la posguerra, se excusa en la dificultad de cumplir con su trabajo por las condiciones del país
El Pentágono detecta carne en descomposición y ollas sucias en la comida de sus soldados en Irak
EP/AFP | ELMUNDO.ES
El Pentágono ha advertido en varias ocasiones a la empresa KBR, filial del grupo Halliburton -vinculado al vicepresidente Dick Cheney-, de que la comida que suministra a los soldados estadounidenses en Irak es "sucia", al igual que las cocinas donde se preparan los alimentos, según un informe del Departamento de Defensa citado por la cadena norteamericana 'NBC'.
Las mejoras prometidas en ese sentido por Halliburton y su filial KBR "no se han llevado a cabo", indicó el Pentágono en un informe en el que advierte de que "pueden sobrevenir serias repercusiones" si las condiciones higiénicas no mejoran.
El estudio del Pentágono desvela el hallazgo de "sangre", "ollas sucias" y "vegetales y carnes en descomposición" en cuatro de los comedores militares que Halliburton-KBR tiene en Irak.
La empresa declaró a la cadena televisiva que las "condiciones hostiles" en Irak dificultan su tarea y que, hasta ahora, han servido 21 millones de comidas en 45 distintos locales en ese país. "Hemos tomado acciones rápidas para mejorar", señaló la compañía estadounidense.
El principal beneficiario de los contratos
El informe fue publicado coincidiendo con una auditoría del Pentágono que acusa al grupo empresarial estadounidense de inflar los precios de la gasolina en Irak, así como de irregularidades en contratos con el Ejército de EEUU.
Según publica EL MUNDO, la multinacional Halliburton, que Cheney dirigió hasta el año 2000 cuando fue nombrado vicepresidente de EEUU, aunque aún sigue manteniendo estrecha relación con ella, es la principal beneficiaria de los contratos de la posguerra en Irak.
Los servicios de su filial KBR (Kellogg, Brown & Root), que incluyen además del suministro de petróleo y alimentación a las tropas, la construcción de barracones y el apoyo logístico para la reconstrucción de los campos petrolíferos, ascienden hoy por hoy a 5.000 millones de dólares.
Además, las críticas coinciden con la polémica por la decisión de EEUU de excluir de cualquier contrato en el país a todos los países que no apoyaron la invasión, como Francia o Alemania.