10 de noviembre del 2003
Cinco israelíes fueron vistos mientras filmaban a los aviones que se lanzaron contra las torres gemelas el 11 de septiembre de 2001
Cinco israelíes y las torres gemelas
Neil Mackay
¿Formaban parte de una masiva red de espionaje que siguió de cerca a los secuestradores del 11-S y que sabía que al Qaeda planeaba un devastador ataque terrorista en Estados Unidos?
En Manhattan reinaba la ruina y el terror, pero al otro lado del río Hudson, en Nueva Jersey, bailaba un puñado de hombres. Mientras ardía el World Trade Centre y se derrumbaba, los cinco celebraban y filmaban la peor atrocidad que jamás ha sido cometida sobre suelo estadounidense mientras ésta ocurría ante sus ojos.
¿De quién piensas que se trataba? ¿Palestinos? ¿Saudíes? ¿Incluso iraquíes? ¿ Seguramente de gente de al Qaeda? Pues te equivocas. Eran israelíes - y por lo menos dos de ellos eran agentes de inteligencia israelíes, del Mossad, el equivalente el M16 o de la CIA.
Su descubrimiento y arresto de esa mañana es un hecho indiscutible. Para los que han investigado qué exactamente estaban haciendo los israelíes ese día, el caso presenta una horrenda posibilidad: que la inteligencia israelí haya estado siguiendo de cerca a los secuestradores de al Qaeda mientras se desplazaban de Medio Oriente a través de Europa hacia EE.UU., donde se entrenaron como pilotos y se prepararon para su ataque suicida contra el corazón simbólico de Estados Unidos. ¿Y el motivo? Encadenar a EE.UU., mediante la sangre y el sufrimiento mutuo, a la causa israelí.
Después de los ataques contra Nueva York y Washington, se le preguntó al ex primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, cuál sería la repercusión de los ataques terroristas para las relaciones entre EE.UU. e Israel. Dijo: "Muy buena". Luego se corrigió, agregando: "Bueno, no es bueno, pero generará inmediata simpatía [para Israel de parte de los estadounidenses]".
Si el aliado más cercano de Israel llegaba a sentir el dolor colectivo de muertes civiles en masa a manos de terroristas, Israel tendría un vínculo inquebrantable con la única híperpotencia del mundo y una efectiva mano libre para con los terroristas palestinos que habían estado asesinando a sus inocentes civiles al continuar la segunda Intifada durante el año 2001.
No puede sorprender que la dueña de casa de Nueva Jersey que fue la primera en ver a los cinco israelíes y su camioneta blanca quiera proteger su anonimato. Insistió en ser únicamente identificada como María. Una vecina en su edificio de departamentos la llamó justo después del primer ataque contra las torres gemelas. María tomó un par de prismáticos y, como millones en todo el mundo, vio el desarrollo del horror de ese día.
Mientras miraba las torres en llamas, vio a un grupo de hombres arrodillados sobre el techo de una camioneta blanca en el aparcamiento. Recuerda que: "Parecían estar haciendo una película. Parecían felices, ya sabe... No se veían como si estuvieran horrorizados, pensé que era extraño".
María anotó el número de la patente del vehículo y llamó a la policía. Alarmaron al FBI y pronto hubo una circular a todos los puntos del estado pidiendo la detención de la camioneta y de sus ocupantes. Los policías ubicaron el número y establecieron que pertenecía a una compañía llamada Urban Moving.
John Schmidig, Jefe de la Policía, dijo "Recibimos una alerta para que buscáramos una camioneta Chevrolet blanca con una patente de Nueva Jersey y con escritura lateral. Habían visto a tres individuos celebrando en Liberty State Park después del impacto. Dijeron que las tres personas estaban brincando".
A las 4 de la tarde del 11 de septiembre, vieron la camioneta cerca del estadio de los New Jersey Giants. Un coche de la policía se acercó y vio adentro a cinco hombres de unos 20 años. Fueran sacados del vehículo con pistolas apuntando a sus cabezas y esposados.
En el coche había 4.700 dólares en efectivo, un par de pasaportes extranjeros y un par de cuchillos para cortar cartón - las hojas ocultas del tipo Stanley-Knife utilizado sólo unas horas antes por los 19 secuestradores que lanzaron los aviones contra el World Trade Centre y el Pentágono. También había fotografías nuevas de los mismos individuos de pié ante el fondo de las ruinas humeantes de las torres gemelas. Una imagen mostraba una mano agitando un encendedor ante los edificios devastados, como un fan en un concierto pop. El conductor de la camioneta dijo a los policías que los arrestaron: "Somos israelíes. No somos su problema. Sus problemas son los mismos que los nuestros. Los palestinos constituyen el problema".
Se llamaba Sivan Kurzberg. Los otros cuatro pasajeros eran: Paul, el hermano de Kurzberg, Yaron Shmuel, Oded Ellner y Omer Marmari. Los hombres fueron llevados a la prisión, trasferidos a la División Criminal del FBI y puestos en manos de su Sección de Contrainteligencia Extranjera - el escuadrón de contraespionaje del buró.
Se dictó una orden de allanamiento del local de Urban Moving en Weehawken en Nueva Jersey. Sacaron cajas con papeles y ordenadores. El FBI interrogó al propietario israelí de la firma, Dominik Otto Suter, pero cuando los agentes retornaron para volver a interrogarlo unos pocos días más tarde, había partido. Un empleado de Urban Moving dijo que sus colegas se habían reído de los ataques de Manhattan el día en que ocurrieron. "Yo estaba llorando," dijo el hombre. "Esos tipos estaban bromeando sobre el tema y eso me preocupó. Esos individuos se portaban como si dijeran; "Ahora EE.UU. sabe lo que sufrimos nosotros".
Vince Cannistraro, ex jefe de operaciones para el contraterrorismo de la CIA, dice que los investigadores vieron una luz de alarma cuando se descubrió que algunos de los nombres de los israelíes se encontraban en la base de datos nacional de inteligencia. Cannistraro dice que muchos en la comunidad de inteligencia de EE.UU. creían que algunos de los israelíes trabajaban para el Mossad y se especuló sobre si Urban Moving había sido "establecida o explotada con el fin de lanzar una operación de inteligencia contra islamistas radicales".
Esto deja en claro que no hubo ninguna sugerencia de parte de la inteligencia de EE.UU. de que los israelíes se hubiesen coludido con los secuestradores del 11-S - simplemente de que sigue existiendo la posibilidad de que hayan sabido que los ataques iban a suceder, pero que efectivamente no hicieron nada para ayudar a detenerlos.
Después de la desaparición del propietario, las oficinas de Urban Moving se veían como si hubieran sido cerradas con mucho apuro. Había teléfonos móviles por todas partes, los teléfonos de la oficina seguían conectados y bienes de por lo menos una docena de clientes estaban amontonados en la bodega. El propietario había desocupado su casa familiar en Nueva Jersey y vuelto a Israel.
Dos semanas después de su arresto, los israelíes seguían detenidos, por acusaciones relacionadas con inmigración. Luego un juez decidió que debían ser deportados. Pero la CIA echó por tierra el plan y los cincos continuaron detenidos otros dos meses. Algunos estuvieron incomunicados, todos pasaron dos pruebas de polígrafo y por lo menos uno estuvo hasta siete sesiones en el detector de mentiras antes de que finalmente fueran deportados a fines de noviembre de 2001. Paul Kurzberg se negó a pasar un test en el detector de mentiras durante 10 semanas y después fracasó al pasarlo. Su abogado dijo que se había resistido a hacerlo porque una vez había trabajado para la inteligencia israelí en otro país.
Sin embargo, su abogado, Ram Horvitz, descartó las afirmaciones como "estúpidas y ridículas". Pero fuentes del gobierno de EE.UU. siguieron sosteniendo que los israelíes estaban recolectando informaciones sobre las actividades de recaudación de fondos de grupos como Hamás y Yihád Islámico. Mark Regev, de la embajada israelí en Washington, no aceptó nada de todo esto y dijo que las afirmaciones eran "simplemente falsas". Los propios hombres alegaron que habían leído sobre los ataques contra el World Trade Centre en Internet, que no podían ver verlo desde su oficina y que bajaron al aparcamiento para ver mejor. Sus abogados y la embajada dicen que su macabras y siniestras celebraciones mientras se quemaban las torres gemelas y miles de personas morían se debían a su insensatez juvenil.
El respetado periódico neoyorquino, The Forward, informó, sin embargo, en marzo de 2002, que había recibido una información sobre el caso de los cinco israelíes de un funcionario estadounidense que había sido informado permanentemente por las agencias de mantenimiento del orden. Dijo a The Forward: "la evaluación fue que Urban Moving Systems era una fachada del Mossad y que era operada por agentes empleados por éste". Agregó que "la conclusión del FBI fue que estaban espiando a árabes locales", pero los hombres fueron liberados porque "no sabían nada sobre el 11-S".
De vuelta en Israel, varios de los individuos discutieron lo que había sucedido en un talk show israelí. Uno de ellos hizo el siguiente interesante comentario: "La realidad de todo el asunto es que procedemos de un país que vive el terror todos los días. Nuestro propósito era documentar el evento". ¿Pero cómo puede alguien documentar un evento a menos que sepa que va a suceder?
Ahora nos movemos profundamente en el territorio de la teoría conspirativa. Pero existe algo más que un poco de evidencia circunstancial para mostrar que el Mossad - cuya consigna es "Harás la guerra mediante el engaño" - estaba espiando a extremistas árabes en EE.UU. y puede haber sabido que el 11 de septiembre iba a ocurrir, pero que estaba decidido a ocultar esa información vital a sus homólogos estadounidenses que podrían haber impedido los ataques terroristas.
Después del 11 de septiembre, más de 60 israelíes fueron detenidos bajo la Ley Patriota y las leyes de inmigración. Un investigador en un alto cargo declaró a Carl Cameron de Fox News que existían "vínculos" entre los israelíes y el 11 de septiembre; La insinuación fue claramente que habían reunido inteligencia sobre los ataques planeados, pero que no habían informado al respecto.
La fuente de Fox News se negó a dar detalles, y dijo: "La evidencia que relaciona a los israelíes al 11-S es confidencial. No puedo informarles sobre la evidencia que se ha reunido. Es información confidencial". Fox News no es un medio que se destaque por su condena de Israel; es un canal noticioso inquebrantable en su patriotismo de propiedad de Rupert Murdoch y fue el principal "cheerleader" del presidente Bush en la guerra contra el terror y en la invasión de Irak.
Otro grupo de unos 140 israelíes fue detenido antes del 11 de septiembre de 2001 en EE.UU. como parte de una amplia investigación de una presunta red de espionaje operada por Israel dentro de EE.UU. Documentos del gobierno se refieren a esa red de espionaje como "una operación organizada de recolección de inteligencia" realizada para "penetrar instalaciones gubernamentales". La mayoría de los arrestados habían servido en las fuerzas armadas israelíes - pero el servicio militar es obligatorio en Israel. Sin embargo, varios tenían antecedentes en la inteligencia.
El germen de la idea de un ejercicio de espionaje israelí en EE.UU. apareció en la primavera de 2001, cuando el FBI envió una advertencia a otras agencias federales dando la alerta para que se cuidasen de visitantes que se auto denominaban "estudiantes de arte israelíes" que trataban de evitar la seguridad en los edificios federales para vender cuadros. Un informe de la DEA sugirió que las visitas israelíes "podrían constituir una actividad organizada de recolección de inteligencia". Documentos de los servicios de seguridad dicen que los israelíes "se concentraban y penetraban bases militares" así como la DEA, el FBI y docenas de instalaciones gubernamentales, incluyendo oficinas secretas y los hogares no mencionados en ninguna guía de personal de mantenimiento del orden y de la inteligencia.
Una serie de israelíes interrogados por las autoridades dijeron que eran estudiantes de la Academia de Arte y Diseño Bezalel, pero Pnina Calpen, portavoz de la escuela israelí, no reconoció como estudiantes que hayan estado allí en los últimos 10 años los nombres de ninguno de los israelíes mencionados. Un informe federal sobre los presuntos estudiantes de arte señaló que muchos habían servido en unidades de inteligencia y de interceptación de señales electrónicas durante su servicio militar.
Según un informe de 61 páginas, redactado después de una investigación de la DEA y del servicio de inmigración de EE.UU., los israelíes estaban organizados en células de entre cuatro y seis personas. La importancia de lo que estaban haciendo los israelíes no se hizo evidente hasta después del 11 de septiembre de 2001, cuando un informe de una agencia de inteligencia francesa mencionó que "según el FBI, terroristas árabes y células terroristas sospechosas vivieron en Phoenix, Arizona, así como en Miami y en Hollywood, Florida, desde diciembre de 2000, hasta abril de 2001 en proximidad directa de las células espías israelíes".
El informe afirmó que agentes del Mossad estaban espiando a Mohammed Atta y Marwan al-Shehi, dos de los líderes de los equipos de secuestro del 11-S. Los dos se habían establecido en Hollywood, Florida, junto con otros tres secuestradores, después de abandonar Hamburgo - en cuya cercanía operaba otro equipo del Mossad.
Hollywood en Florida es una localidad de sólo 25.000 habitantes. El informe de inteligencia francés dice que el líder de la célula del Mossad en Florida alquiló departamentos "precisamente en la cercanía del departamento de Atta y al-Shehi". Más de un tercio de los "estudiantes de arte" israelíes pretendieron que residían en Florida. Dos otros israelíes relacionados con la red artística aparecieron en Fort Lauderdale. En una época, ocho de los secuestradores vivieron justo al norte de la ciudad.
Si se considera el conjunto de los hechos, parecen indicar que Israel sabía que el 11- S, o por lo menos que un ataque terrorista en gran escala, iba a ocurrir en suelo de EE.UU., pero que no hizo nada para advertir a EE.UU. Pero no es enteramente el caso. En agosto de 2001, los israelíes entregaron una lista de sospechosos terroristas - en ella se encontraban los nombres de cuatro de los secuestradores del 11 de septiembre. Es importante, sin embargo, que la advertencia decía que los terroristas estaban planeando un ataque "fuera de Estados Unidos".
La embajada israelí en Washington ha rechazado las afirmaciones sobre la red de espionaje como "simplemente falsas". Los mismos desmentidos han sido hechos repetidamente por los cinco israelíes que fueron vistos "chocando los cinco" mientras contemplaban como se quemaba el World Trade Centre.
Su abogado, Ram Horwitz, insistió en que sus clientes no eran agentes de inteligencia. Irit Stoffer, ministro de exteriores israelí dijo que las afirmaciones eran "totalmente falsas". Dijo que los hombres fueron arrestados por "violaciones de visas", agregando: "El FBI investigó esos casos a causa del 11-S".
Jim Margolin, portavoz del FBI en Nueva York, dio a entender que el público jamás llegaría a conocer la verdad, diciendo: "Si encontráramos evidencia de operaciones no- autorizadas de inteligencia, constituiría material confidencial". Sin embargo, Israel ha sido conocido desde largo, según fuentes de la administración de EE.UU., por "la realización de las operaciones más agresivas de espionaje contra EE.UU. de cualquiera de los otros aliados de EE.UU." Hace diecisiete años, Jonathan Pollard, un civil que trabajaba para la Marina de EE.UU., fue condenado a prisión perpetua por transmitir secretos a Israel. Israel afirmó primero que Pollard formaba parte de una operación aislada, pero posteriormente el gobierno aceptó la responsabilidad por su trabajo.
Siempre ha existido un acuerdo aceptado entre aliados - como Gran Bretaña y EE.UU. o EE.UU. e Israel - de que ninguno de los países encarcelará a un "espía amigo" ni deshonraría al aliado por espionaje. Chip Berlet, importante analista de Political Research Associates en Boston y experto en inteligencia, dice: "es un acuerdo encubierto entre aliados que dice que si agarras a uno de tus espías y no ha hecho demasiado daño, lo devuelves a casa. Sucede todo el tiempo. La razón oficial es siempre una violación de visa".
Lo que nos queda, por lo tanto, son los hechos mancillados por las insinuaciones. Parece, ciertamente, que Israel estaba espiando dentro de las fronteras de Estados Unidos y es igualmente seguro que los objetivos eran extremistas islámicos probablemente relacionados con el 11 de septiembre. ¿Pero sabía Israel por anticipado que serían atacadas las torres gemelas y que el mundo sería arrastrado a una guerra sin fin; una guerra que daría a Israel un poder casi ilimitado para atacar a sus enemigos? Es una teoría conspirativa que va demasiado lejos, tal vez. Pero el sentimiento desagradable de que, en esta época de sesgo y secretos, no conozcamos la verdad total y no-adulterada, no se desvanece. Tal vez podamos adivinarla, pero los libros de historia la descubrirán y decidirán.
2 de noviembre de 2003
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