La vieja Europa
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27 de septiembre del 2003
Aplastante victoria del NO en el referéndum por el euro en Suecia
Los motivos del NO y el despiste del signore Prodi
Cándido
Liberación
Hasta ahora era sabido que en la Europa continental, especialmente en los países del sur, los suecos somos considerados los tontos de la familia (europea). (Talvez porque eramos más honrados en la gestión pública).
A los que siempre convocan cuando hay que pagar pero nos ignoran a la hora de repartir cargos en los organismos de la UE, verdaderos privilegios que otorgan poder y suculentas remuneraciones (a veces ilícitas) a quienes los desempeñan. Los "vivos" se ingenian para hacernos a un lado. Ahora nos enteramos, por boca del jefe de la Comsión Europea, Romano Prodi, que también somos "miedosos" a cualquier innovación y por eso votamos, por abrumadora mayoría, por el NO en el pasado referéndum del 14-S. También otros dijeron que estábamos atrincherados en nuestra "insula de bienestar" y por eso no queríamos juntarnos con la chusma pobre del sur. (Esto no lo dijeron asi pero surgía de los argumentos). El signore Prodi, por cierto una de las figuras más mediocres de la mediocre pandilla de Bruselas, por lo menos se equivoca. Es posible que haya algunos suecos, que hasta los años 80 vivieron en un país solidario, interna y externamente, con un decoroso nivel de moral pública, y un relativamente bajo índice de delincuencia, no se sientan seducidos por las "innovaciones". En todo caso serían los menos. Romano Prodi olvidó al emitir su juicio en un programa de la radio sueca, que los jóvenes, que por su propia condición de tales están naturalmente inclinados a emprender nuevas aventuras, incluso peligrosas, votaron masivamente contra la UE. Porque en el fondo del referéndum el cambio de corona por euro no era, para la gran mayoría, el punto central.
Los jóvenes y muchos que no lo son, los trabajadores, especialmente las mujeres establecidas en el mercado laboral, saben que el proyecto de la Unión Europea es un proyecto neoliberal y por consiguiente antidemócrático. Y por consiguiente, también corrupto. (En estos días precisamente el señor Romano Prodi debe responder ante el Parlamento Europeo a lo que dado en llamarse el escándalo Eurostat, la oficina de estadísticas de la UE donde se han descubierto irregularidades tales como doble contabilidad, cuentas ocultas, contratos falsos, que habían sido detectadas años atrás, y que obligaron al nombramiento de dos comisiones investigadoras). Los nombres de los comisarios Pedro Solbes, español, el británico Neil Kinnock, la alemana Michaele Schreyer y el propio Prodi, están implicados en el fraude. El señor Prodi se olvidó de otros escándalos similares, de coimas, nepotismo, amiguismo (incluso de alcoba) que obligó en más de una oportunidad al despido de los responsables. Pero en general existe una especie de pacto, no de caballeros precisamente, por el que, conservadores,socialdemócratos, cristianos y alguno que otro sector intermedio, se las arreglan para "echar tierra" sobre el delito aplicando aquella sentencia de "hoy por ti, mañana por mi".Parlamentarios y funcionarios de los partidos llamados de izquierda tiene la ineludible responsabilidad de denunciar estos hechos ante la opinión pública.
Los suecos hemos tenido nuestro escandalete en la oficina de la UE en Estocolmo, donde las "irregularidades" si bien menores desde el punto de vista de las cifras, dan testimonio del clima de corrupción imperante en la UE. Cuatro funcionarios fueron despedidos tras un año de investigaciones, (luego hubo un arreglo no muy limpio para silenciar a los despedidos que amenazaban con apelar la sanción), pero la señora Linda Stenenberg, responsable directa de las irregularidades sólo fue "amonestada" y no sufrió sanción alguna. Los contribuyentes suecos pagamos las horas extras que la directora de la oficina pagó a uno de sus choferes para que le paseara el perrito en horas laborables. Esto es apenas una muestra, de porqué el pueblo sueco expresó su categórico rechazo a la avaricia de los empresarios, la soberbia e ignorancia del gobierno y la complicidad con la mentira de los medios de comunicación que a falta de pueblo gastaron sumas multimillonarias para propagandear las "bondades" de pasarse al euro. No fue por miedo, señor Prodi. Y si los destinatarios del mensaje pretenden ignorarlo, como todo parece indicar, estarán cometiendo un error histórico.