La vieja Europa
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24 de abril del 2003
Una encrucijada
Juanjo Llorente
Reencuentro Comunista
Llueve sobre mojado. En nuestro país la masacre de Irak y la escalada imperialista internacional no sólo retratan a Aznar y su gobierno títere, también ponen al descubierto las omisiones y encubrimientos de la oposición oficial sobre el presente momento político. La actual legislatura con mayoría del PP ha traído una agresión casi sin precedentes al ordenamiento constitucional y los pactos políticos que fundaron la "transición" del franquismo a la monarquía parlamentaria. En los dos últimos años ha habido una Huelga General masiva (20 J) que forzó un cambio de ministros; movilizaciones casi sin precedentes en Educación, Sanidad y Administración Pública; una ruptura del ordenamiento territorial y de las libertades democráticas mediante la nueva Ley de partidos políticos, la ilegalización de Batasuna y demás disposiciones "antiterroristas"; irresponsabilidad máxima ante el hundimiento del Prestige; proliferación de contenciosos por anti-constitucionalidad (Ley de extranjería, penal, etc) y por corruptelas; y finalmente la participación apenas disfrazada de España en la guerra imperialista contra Irak.
Pero frente a esta auténtica conculcación de los pactos políticos, sociales y económicos con los poderes fraguados bajo el franquismo, ni los representantes políticos ni las cúpulas sindicales mayoritarias muestran mover pieza. Un día antes del comienzo de los bombardeos sobre Irak, el líder del PSOE y el rey tuvieron una entrevista que sirvió para atar al principal partido de la oposición a su secular táctica de "tranquilidad y formas". Y es que ¿cómo arriesgarse a secundar tanta presión social antagonista y poner en peligro sus aspiraciones sucesorias?. Solo IU, que no tiene el mismo peso social ni expectativas, se ha permitido un mayor radicalismo pero salvando la figura del Jefe de Estado de toda imputación. Además de que ¿es lo mismo pedir la dimisión de Aznar en las calles que en las Cortes? ¿porqué una cosa no y la otra sí?, ¿es lo mismo dimisión que sustitución por otro del PP, como al final se propuso?. E igualmente en el campo sindical cabe preguntarse, por ejemplo: ¿por qué los dirigentes de CCOO y UGT desviaran de nuevo el debate y la presión social por una Huelga General el 10 de abril hacia el si o no a un paro testimonial de dos horas?. Menos mal que la UGT, al menos, se mostró más independiente y combativa.
Junto a los ríos de sangre en Irak, en nuestro país corren también ríos de tinta para defender (y limpiar de toda sospecha) a unos y a otros, empezando por la monarquía. Incluso el ex secretario general del PCE y mangoneador directo de los Pactos de la Moncloa, ha tenido que salir a la palestra para rendir pleitesía borbónica. Porque la monarquía sigue siendo la garante de los intereses de la oligarquía española al tiempo que de las ambiciones de quienes aspiran dentro del régimen a suceder a Aznar o a otras prebendas, a cambio de aplicar una misma y única política contra los trabajadores y los pueblos de España.
Tan amplia convergencia para no dar ninguna salida a la indignación popular y a las movilizaciones masivas que se vienen produciendo, evidencia que nos encontramos ante una encrucijada. La situación ya no tiene vuelta atrás y el futuro depara negros nubarrones. Aun quitando a Aznar para poner a otro partido (¡¡dentro de un año!!), baste con recordar los planes de la UE anunciados para los próximos meses (reforma laboral, pensiones, AGCS, Constitución Europea...), y los planes de Bush para continuar la escalada militarista (también la UE habla de una política de defensa propia).
En este escenario, donde siguen creciendo las agresiones a los derechos y libertades democráticas más básicas, y donde también son cada vez más patentes el desencuentro y la "indefensión" frente a los poderes institucionales y el mercado, hay pues que preguntarse: ¿quién secunda realmente las aspiraciones mayoritarias de los españoles, ya expresadas en las calles, de un futuro de democracia real, de paz y de libertades, de justicia?. Sólo caben dos caminos: acatar esta ruptura unilateral de los derechos y las libertades democráticas desde las instituciones y los propios aparatos políticos y sindicales, o bien articular un amplio frente de fuerzas y voluntades, de trabajadores y de jóvenes, por la dimisión de Aznar y por una verdadera democracia.
Ciertamente, los y las comunitas tenemos aquí una insoslayable responsabilidad militante: ir tejiendo una alternativa de clase y revolucionaria entre la calle y las urnas. Pasar de la desmovilización y la supeditación a referentes políticos inciertos, como viene haciendo el PC con IU (y ésta con el PSOE), a priorizar la unidad de acción de las fuerzas y organizaciones democráticas y antiimperialistas (en plural). Por eso, desde Reencuentro Comunista, llamamos a todos y a todas los camaradas para que participen en la Conferencia estatal del 25 de abril en Madrid, contra el gobierno y por la democracia.
areabs@mail.ono.es