El pasado 13 de febrero un importante diario de alcance nacional encabezaba su portada con un gran titular: "Bush ya lo ha decidido:
habrá guerra". Debajo, también en llamativa negrita, un terrible, angustioso rótulo anunciaba a los lectores: "Temor general de que pueda encenderse la reacción de 1.100 millones de islamistas". Esta amenaza venía ilustrada por un mapa del mundo que ocupaba toda la mitad inferior de la página y en el que se habían distribuido en distintos colores, por países, estas huestes de inquietantes terroristas a punto de volcarse sobre nuestro continente, pues el efecto óptico inmediato era, en efecto, el de una enorme tenaza roja (Ħroja!) cerrándose sobre una pequeña y frágil Europa. Curiosamente estos 1.100 millones de islamistas son tantos y viven en los mismos territorios que los 1.100 millones de musulmanes del mundo (sunnitas, chiitas, malakitas, hanafitas, chinos, mauritanos, subsaharianos, laicos, místicos, y de todas las clases, razas, lenguas y culturas que uno quiera). Este periódico se llama La Razón como una cárcel de Paraguay se llamaba Libertad, un tipo de misil se llamaba Misericordia y la mayor parte de las funerarias se llaman La Vida.
Ignoro a cuántos hombres reventó Misericordia, a cuántos encerró Libertad y a cuántos ha enterrado La Vida; e ignoro a cuántos La Razón ha vuelto locos. No temo que eso me ocurra a mí ni que le ocurra a mi admirado amigo Carlo Frabetti, que es tan "terrorista" como mi colega Mohamed Doggi "islamista". Mi temor es otro. La página que La Razón dedicó a Frabetti en el mismo número del día 13 podría hacer sonreír, y hasta parecer publicitaria, tanta era la torpeza de su brocha y tan fumanchesco era su estilo, de no tener todas las trazas de una amenaza, como esas manchas negras que mandaban los piratas. No me gusta que a mi amigo Carlo Frabetti lo señale con el dedo (fotografía incluida) un diario que ama tan apasionadamente y reclama sin interrupción para los hombres (como para esos 1.100 millones de musulmanes) Misericordia, Libertad y Vida.
Así está España; así está el mundo. El cuarto poder es La Razón y los otros tres no son ya el ejecutivo, el legislativo y el judicial, sino La Misericordia, La Libertad y La Vida. Justo lo que soñaban Kant, Montesquieu y San Francisco de Asís. Carlo Frabetti, aparte matemático, poeta laureado y autor de algunos libros extraordinarios (datos que La Cordura calla), es un hombre que desde hace cuarenta años no ha dejado de luchar malignamente contra estos tres poderes. Contra la Misericordia, la Libertad y La Vida, naturalmente, no se puede luchar desde La Razón. Es más coherente hacerlo, como yo mismo, desde el Gara - que en euskera quiere decir sencillamente "somos".