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La vieja Europa

22 de octubre del 2003

La SIP, mancillar la libertad de prensa para desautorizar a los incómodos

Pascual Serrano
Rebelión
En las últimas semanas hemos escuchado duras críticas de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) contra los gobiernos de Venezuela y Cuba. Al primero le acusa de cerrar el canal de televisión Globovisión y atentar constantemente contra los medios de comunicación, al segundo encarcelar a periodistas independientes. Sin embargo, no se escuchó a la SIP decir nada sobre el cierre de la emisora de televisión venezolana comunitaria Catia TV, clausurada por el alcalde metropolitano de Caracas y virulento opositor del gobierno de Hugo Chávez, Alfredo Peña. Tampoco sobre los secuestros, prohibiciones y atentados contra medios de Bolivia durante las semanas precedentes a la huída del presidente Sánchez de Losada. Entonces el gobierno confiscó ediciones de las publicaciones Pulso y El Diario. Incluso la radio Pío XII, una emisora que sobrevivió a las dictaduras bolivianas, fue víctima de un atentado que fue relacionado con las fuerzas del orden. Nada de ello molestó a la Sociedad Interamericana de Prensa a pesar de que se denunció ante la OEA.

Frente a estos graves atentados a la libertad de expresión, el cierre de Globovisión por el gobierno venezolano denunciado por la SIP es sencillamente falso, nunca se le impidió emitir a esta cadena. Sólo se adoptó una medida cautelar por utilizar una frecuencia de onda para la que no tenía la oportuna licencia, acción regulada por ley, con todas las vías legales para poder recurrir y a la que se recurre con normalidad en cualquier país. En cuanto a Cuba, sólo uno de los enjuiciados el pasado mes de abril es periodista, y su detención se funda en participar en actividades financiadas por un gobierno hostil, el norteamericano, cuyos representantes en La Habana conspiraban con los procesados para desestabilizar un gobierno, promover intervenciones extranjeras en el país y difundir informaciones falsas destinadas a desacreditar con mentiras al gobierno cubano a través de medios que violan convenciones internacionales de soberanía de espacio radioeléctrico como Radio Martí.

Pero, ¿qué es y quién hay detrás de la Sociedad Interamericana de Prensa?. Creada en 1943 y refundada en 1950 por los agentes de la CIA Jules Dubois y Joshua Powers, junto con el agente del Departamento de Estado, Tom Wallace, sus líneas de trabajo eran el apoyo incondicional a la política exterior de Estados Unidos, la lucha antisindicalista y anticomunista macartista, y la promoción del liberalismo económico por cualquier vía. Sólo un año después, dirigentes de varias organizaciones profesionales de prensa expresaron ya su discrepancia con esta organización (1) y denunciaban años más tarde, en 1976, bajo la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP), que los empresarios de la prensa, asociados en la corporación denominada SIP "usurparan la representación de los periodistas y se permitieran emitir juicios respecto a la libertad de expresión".

Las acciones contra la libertad de prensa de la SIP han caracterizado toda su historia. Una intensa campaña contra la UNESCO cuando se debatía el Nuevo Orden Informativo que denunciaba el control de la información por parte de los países más poderosos del mundo, su negativa en la Cumbre Iberoamericana de Isla Margarita, en 1997, a debatir sobre "el derecho del pueblo a una información veraz", la negación de visados a periodistas para asistir en Estados Unidos a sus encuentros, en algunos casos calificados de peligrosos por su militancia comunista. Ya durante el gobierno de Allende en Chile, la SIP jugó un papel predominante en la campaña para fomentar la intervención militar (2). El Día Nacional de la Prensa, el 12 de febrero de 1973, el presidente chileno afirmaba: "Nos hemos visto obligados a señalar la falta de autoridad moral y el interés tergiversado de aquellos que se cobijan en la Sociedad Interamericana de Prensa". Tal y como ahora esgrimen sus falsas acusaciones de prohibiciones gubernamentales contra Globovisión, hicieron hace treinta años mintiendo sobre las agresiones del gobierno de Allende al diario El Mercurio.

Los ataques a Cuba han sido una constante en la SIP. La mera existencia de medios públicos en los primeros años de la revolución era considerado como creación de "medios totalitarios y comunistas" (3). Para la SIP la libertad de prensa y la democracia sólo era compatible con la existencia de propiedad privada en los medios de comunicación. Una peculiar forma de entender la pluralidad informativa. Incluso la Reforma Agraria, fue considerada por la SIP como la abolición de la libertad de prensa en Cuba.

Más recientemente, tres diarios de Uruguay se sumaban a la multitud de medios de comunicación honestos que abandonaban la SIP, denunciando la elección como presidente de la sociedad al que fuera un alto funcionario de prensa de la última dictadura militar uruguaya, Danilo Arbilla (3). El diario La República informaba que "los medios uruguayos que quedan en la SIP son el diario que fue vocero de la dictadura militar, El País; el diario de la secta Moon, Ultimas Noticias, y el diario del Opus Dei, El Observador". La última salida de la SIP ha sido la de la agencia Argos (4), con sede en Miami. En un amplio comunicado denunciaba el doble rasero con el que funcionaba la sociedad y su dependencia del gobierno de Estados Unidos.

El ejemplo de quién gobierna en la SIP y con qué modelo de libertad de expresión lo encontramos el pasado 9 de octubre cuando la consejera de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Condoleezza Rice ordenaba vía teleconferencia a la Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa "apoyar al gobierno constitucional de Bolivia" (5), cuya dimisión pedían los bolivianos tras el asesinato de más de ochenta personas por la represión policial.

(1) Ernesto Vera. SIP: una libertad secuestrada. 2-8-03
www.cubadebate.cu
(2) Hernán Uribe. Allende y la prensa. Paralelo 21. Radio Universidad de Guadalajara. México
www.radio.udg.mx
(3) IPI-ANC-UTPBA. 19-05-03. Disponible en
www.cubadebate.cu
(4) Ver www.rebelion.org/medios/argos-sip031022.htm
(5) La Jornada (México). 9-10-2003

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