El publirreportaje del gobierno norteamericano publicado en El País sobre el campo de concentración de Guantánamo
Pascual Serrano
www.pascualserrano.net
Imaginemos que un medio de comunicación investiga la situación de unos ancianos en una residencia y publica un reportaje sobre el estado de estos ancianos. Supongamos que en el citado reportaje, aunque los periodistas afirmen haber entrado en la residencia, no consiguen hablar con ningún anciano, ni verlos, ni hacer fotografías. Sólo recoger la información y fotos facilitada por la dirección del centro. Pues en eso consistió la información sobre la prisión de Guantánamo publicada por El País en el pasado 20 de enero con el ostentoso titular en portada "EL PAIS entra en el presidio militar para talibanes de Estados Unidos".
Las condiciones de la elaboración del trabajo no mereció ningún reproche ni indignación en el reportaje. El diario sumisamente elaboró el reportaje con los testimonios de la capitana Judith Brown, el subteniente Aaron Combs, el general Jeoffrey D. Miller, el capitán Albert Shimkus. Lo más parecido al acceso a los detenidos por parte de los periodistas es "el alboroto de voces que se oye" y "que se escuchan muchos idiomas". Los militares norteamericanos son los que nos cuentan su estado de salud, su horario, las condiciones de la prisión y su política de premios y castigo. No hay testimonio ni de los presos, ni de sus familiares, ni de sus abogados (no reconocidos por el gobierno norteamericano), ni de las organizaciones de derechos humanos. Eso sí, sabemos que el general Miller, es un "gran admirador de España".
En cuanto las fotos, las tres publicadas son proporcionadas por el Ejército, dignas del departamento comercial de la empresa constructora, en ellas no aparece ningún preso.
Se trata de un publirreportaje a la medida de los responsables de relaciones públicas del Ejército de Estados Unidos. Busco entre las otras páginas del diario, en especial el editorial, esperando encontrar un comentario o denuncia de la clamorosa obstrucción al derecho a la información de los responsables de la prisión y no encuentro nada.
Sin duda, se trata de un reportaje merecedor de los fondos económicos destinados por el secretario de Defensa Donald Rumsfeld para los periodistas y medios que colaboren con el gobierno norteamericano.