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Argentina: La lucha continúa


"Están silenciando mi película"

Gaby Weber, periodista, nació en Alemania y acaba de estrenar su documental titulado "Milagros no hay. Los desaparecidos de Mercedes Benz"

Por Gerardo Yomal

-¿Por qué le puso a su película el título "Milagros no hay. Los desaparecidos de Mercedes Benz"?
-"Milagros no hay" es una cita del Juicio por la Verdad. Ahí los jueces citan al gerente de producción que se llama Krasselkraud como testigo y él cuenta en su testimonio que, después del golpe militar, en la fábrica había mucho sabotaje. Es decir: los obreros, para protestar contra el régimen militar, hacían sabotaje... se encontraban cosas en las máquinas, no se podían armar los camiones... Y después los jueces le preguntan: "¿Usted piensa que la comisión interna que después fue asesinada, tenía que ver con los sabotajes?". Y él dice: "Bueno, pruebas no teníamos, pero después de un tiempo prudente esas cosas no volvieron a pasar... milagros no hay, doctor".
-En su investigación periodística se denuncia a la empresa Mercedes Benz por su responsabilidad en la desaparición de obreros de su planta durante la dictadura militar. ¿Cómo es esa responsabilidad?
-Hay una responsabilidad política. Ellos colaboraron con el régimen; el mayor cliente era el Ejército argentino. También, según los testimonios de los directores, se sabe que ellos durante los almuerzos charlaban abiertamente sobre cómo funcionaban "los grupos de tareas". Y había mucho contacto social y económico, y vendieron muchas armas al Ejército; esa es la responsabilidad política. Pero aparte de eso también hay causas penales que están abiertas. Tenemos testimonios que inculpan directamente a los gerentes de la fábrica de haber entregado las direcciones de los obreros a la represión. Una cosa es la responsabilidad política, que eso ya ni se discute; la otra es llevarlos a la Justicia penal para juzgarlos como parte de la represión, como parte de lo que pasó.
-Entonces hay una responsabilidad directa, al haber entregado los nombres de los trabajadores que ellos consideraban "revoltosos" al Ejército, que posteriormente los secuestró y los hizo desaparecer...
-Sí, un director de la empresa, que fue llamado a la Corte, también lo reconoció; él entregó los nombres con sus direcciones privadas a la represión. Por supuesto que en esa lista no dice "hay que matar y torturar", simplemente los vinculan con la "subversión". Lo otro que está ya en la justicia son los testimonios de los obreros que fueron secuestrados bajo la supervisión de todos los gerentes en la fábrica misma y llevados a los campos de concentración. Y en ese momento, el gerente de producción entregó nombre y dirección de un compañero de trabajo, de un obrero, a los policías que estaban ahí, y esa misma noche ese obrero fue secuestrado y hasta hoy en día no se sabe nada de él.
-Donde también hubo una gran complicidad (que aparece en su investigación) es en el sindicato de mecánicos que maneja José Rodríguez. Aparece en su película diciendo que él no recordaba muchas de las cosas que pasaron en aquella historia...
-El mismo José Rodríguez y los otros sindicalistas hacen lo mismo que los represores y los gerentes. Se refugian en su memoria, dicen que ha pasado mucho tiempo... pero los documentos están. Y uno de los documentos, por ejemplo, es el convenio que firma Smata en el Ministerio de Trabajo antes del golpe, cuando Ruckauf era ministro de Trabajo; y lo firma con la patronal, y la patronal se compromete a pagar el 1% de la venta de sus coches para "la erradicación de los factores negativos en la fábrica". Firmaron eso y pagaron...
-Había un triángulo político de complicidad entre la empresa, el gobierno y el sindicato...
-Sí, y después del golpe militar, con los militares. En la Justicia hay una denuncia penal por asociación ilícita que lleva el doctor Monner Sans por los familiares de los desaparecidos. Y ahí él inculpa a la empresa, a Smata, a los militares y de alguna manera también a Ruckauf de haber formado una asociación ilícita que tenía el propósito de hacer desaparecer a los obreros.
-¿Cree que esta querella puede funcionar?
- Pruebas no nos faltan. Si la Justicia quiere investigar, puede investigar y llevar a los culpables a su castigo. Pero hasta ahora no veo que verdaderamente haya voluntad política.
-Incluso en la propia Alemania hay mucha presión sobre los grandes medios para que esta historia no salga a la luz pública.
-Están silenciando mi película. En todos los canales privados es imposible porque ellos no se van a meter con un cliente para no perder los avisos, ahí no hay libertad de prensa. Hay muchos canales públicos, pero el peso del gobierno todavía es muy fuerte. Y ahí estoy... espero que haya un poco de autoestima en el periodismo. Pero es muy difícil porque Mercedes Benz hoy es de Daimler Chrisler, que maneja el mayor complejo militar. Y va a utilizar (y ya lo probó durante los cuatro años que llevo la investigación) todo su poder para hacer callar las cosas.
-Hubo pequeños accionistas alemanes de Mercedes Benz que protestaron porque se vieron perjudicados a propósito de que la empresa habría "inflado" el monto del rescate por un secuestro de uno de sus directivos por parte de los Montoneros.
-Montoneros dice que eran dos millones de dólares, los gerentes argentinos que entregaron el rescate dijeron que eran cuatro millones y la empresa de Alemania declaró siete millones y medio al fisco.
-Quiere decir que ahí hay gente que se quedó con dinero, que infló balances... todo "trucho"...
-Bueno..., a lo mejor los alemanes aprendieron algo de los argentinos, o al revés.
-Aparecen en su película los accionistas de Mercedes Benz que están denunciando toda esta historia...
-Sí, es un pequeño grupo. Yo estuve en las últimas asambleas de los accionistas. Me metieron ahí dándome unas acciones antes de entrar para poder hablar. Es muy impresionante, si tú vas son unos 12 mil accionistas y banqueros que están ahí y de repente viene un tema de Argentina, no saben ni dónde esta Argentina y que pasa en Argentina... Y de repente lo escucharon y fue impresionante. Verdaderamente se interesaron y por eso la empresa tuvo que llamar a una persona para investigar lo que pasó.
-Otra de las paradojas de su investigación es que Mercedes Benz donó instrumental para Neonatología de un hospital militar en Campo de Mayo.
-Sí, eso dice el mismo director de Asuntos Jurídicos en el juicio.
-Paradójicamente, con ese instrumental se hacía tener familia a mujeres que estaban secuestradas en Campo de Mayo...
-Y que después obviamente fueron torturadas y asesinadas y siguen desaparecidas hasta hoy en día. Después, ya en democracia, se encontró a los médicos que estaban en servicio en campo de Mayo en el Hospital Militar y ellos se quejaron mucho de que al inicio, cuando trajeron las presas que estaban embarazadas, tenían muy pocos recursos técnicos. Porque claro, en un cuartel no hay ese tipo de medicinas ni de instrumentos. Entonces se quejaron y ahora sabemos que las donaciones de Mercedes Benz ayudaron mucho a la infraestructura técnica de ese campo de tortura.
-¿Uno puede decir después de ver la película que hubo mujeres de obreros desaparecidos por la dictadura que de alguna manera fueron "coimeadas" y no denunciaron la desaparición de sus propios maridos?
-No, cuando desaparecen los maridos en aquella época todas van y los buscan en las comisarías, etc. Lo que pasa es que la empresa siguió pagando los sueldos, en algunos casos, durante diez años. Por supuesto que la empresa tenía el propósito de que se callaran la boca. Y algunas lo siguen haciendo, pero no todas; más de la mitad de las mujeres están luchando, se subieron a la causa penal. Además, metete en la situación de ellas: les secuestran el marido, no saben dónde está, algunas están embarazadas, tienen hijos, no tienen ni un peso, ¿qué van a hacer?
-¿Pero es verdad que algunas mujeres dejaron de pelear por sus maridos desaparecidos?
-Es así, se llamó a algunas de las esposas de los desaparecidos y no quieren declarar.
-¿Qué rol cumplió en esta historia David Filc que aparece en la película?
-El era director de Mercedes Benz... también tenía un cargo en la DAIA. Pero en aquella época, hasta el ‘82, él era el jefe director de ventas. El mantenía por la empresa el contacto con los militares para venderle armas. El fue llamado también por la Corte al juicio en La Plata. Primero no quería ir y después declaró.
David Filc, cuando lo entrevisté antes, me ha dicho que en su empresa han desaparecido muchos obreros y que la empresa colaboró. Y cuando lo llamaron los jueces no se quería acordar. Esa gente, cuando verdaderamente tiene que decir la verdad, no se acuerda de nada. El señor hasta hoy sigue cobrando una jubilación de parte de la empresa.