Los muertos del hambre
Claudia Korol para ADITAL*
En toda la extensión del país el hambre sigue cobrándose vidas, aunque ya no sea noticia. Las ONGs alemanas FIAN (Food First Information & Action Network) y EED (Servicios de las Iglesias Evangélicas en Alemania para el Desarrollo), entregaron al Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas en Ginebra un informe en el que se establece que el Estado Argentino está violando el derecho a la alimentación adecuada de las personas.
Se destaca en él que los programas alimentarios y de transferencias de ingresos existentes son insuficientes para garantizar el derecho fundamental a estar libre de hambre y que no se ha paliado la vulnerabilidad alimentaria. Se subraya que "los beneficios de los programas (asistenciales) se reparten como dádivas de un sistema clientelista" y se apunta la responsabilidad de los gobiernos provinciales y nacional por la política de desalojos de las tierras de los campesinos, por el hostigamiento a los movimientos de trabajadores desocupados, por el desamparo a los trabajadores rurales, así como por la aplicación de las políticas fondomonetaristas.
Expresa el informe textualmente: "Las políticas de ajuste estructural promovidas por los organismos financieros multilaterales y aplicadas por el gobierno argentino, desde la década pasada, han tenido efectos desastrosos para el disfrute de los derechos económicos y sociales de gran parte de la población. Las estadísticas hablan por sí solas: entre octubre de 2000 y mayo de 2002 la población que no podía acceder a una canasta básica de alimentos pasó de 3,7 millones de personas a 8,7 millones (24,8% de la población).
Estas cifras resultan aún más dramáticas si se tiene en cuenta que de estas personas 4.138.000 son niños. Según los datos más recientes, el porcentaje de personas sin acceso a una canasta básica de alimentos aumentó en octubre de 2002 a 27,5% de la población. El aumento constante del desempleo y la precariedad de las condiciones laborales es también dramático: se calcula que hay un total de 37,7% de la población que se encuentra desocupada o subempleada y que el 56,9% de las personas ocupadas están en una situación laboral vulnerable. Los ingresos de los trabajadores se han deteriorado constantemente debido a que no se incrementan a la par con el aumento de los precios de alimentos."
El informe fue realizado después de visitar regiones rurales de Tucumán, los Movimientos de Trabajadores Desocupados de Solano, Lanús y Guernica, y las regiones en las que actúa el MOCASE (Movimiento Campesino de Santiago del Estero). El mapa del hambre se extiende en éstas y en todas las direcciones de la geografía argentina. Las historias duelen más allá de las cifras, de los informes y de las noticias. Se podría agregar, al informe, que en el último mes murieron por desnutrición tres niños del pueblo Mbyá Guaraní, de la aldea Fortín M´Bororé, en la provincia de Misiones, cerca de Puerto Iguazú (en la zona de la Triple Frontera), y que otros 10 se encuentran internados en estado irreversible.
Se podría adicionar que según denunció el diario Río Negro, en la ciudad de Plottier, al lado de la ciudad de Neuquen, chicos de entre cuatro y diez años comen desperdicios en el basural, en un mar de moscas, junto a una enorme laguna negra alimentada por la descarga cotidiana de líquidos cloacales. Que de acuerdo con el INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos), en esa zona existe un 18% de desocupados y un ejército de subsidiados con planes Jefas y Jefes de Hogar. Y que según las informaciones del Consejo Nacional de Políticas Sociales, el 54% de los chicos neuquinos de menos de cuatro años viven en la indigencia y en la pobreza.
Se podría agregar al informe que la directora del Hospital Carlos Snopek de San Salvador de Jujuy, Teresa Garrot, informó que en ese centro se atienden 796 casos de desnutrición infantil moderados, y 70 de grado 3, además de 113 embarazadas con signos de desnutrición.
Se podría recordar a la provincia de Tucumán, donde los debates producidos a partir de la epidemia de hepatitis A (1900 casos en el año), puso nuevamente sobre el tapete la situación social de la provincia. En Estación Padilla de Famaillá (Tucumán) un estudio realizado demostró la contaminación con materia fecal del agua que beben más de dos centenares de familias de la zona. Hubo que suspender las clases y lo que es más dramático aún: los comedores escolares. Esto sucedió después de que el 20 de marzo, la esposa del presidente Duhalde, coordinadora de Políticas Sociales de la Nación, diera por terminada la "etapa de emergencia", que se desarrolló a partir de que los medios de comunicación convirtieron por un breve período en noticia la muerte de niños por desnutrición.
La geografía del hambre se extiende y nos va comiendo. Se podría decir... ¿por qué no? que Argentina duele.
* Claudia Korol es corresponsal de Adital en Argentina y secretaria de redacción de América Libre