28 de mayo del 2003
El ministro del Sr. K
Correpi
El presidente Kirchner nombró su gabinete. A pesar del estúpido
susto de la centenaria Mirta Legrand que sostuvo muy seria "se viene el zurdaje",
o de los periodistas menemistas que descalificaron al nuevo presidente como
garantista o incluso "setentista", lo cierto es que el santacruceño designó
al frente del MInisterio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos a Gustavo
Béliz, sucesiva o alternativamente discípulo de Escribá
Balaguer, hombre del protofranquista Opus Dei, ministro de Menem y compañero
de formula del vendepatria Cavallo.
Como si esto fuera poco, el "niño" Béliz -aquel que se quejó
de haber entrado al lodazal menemista con blancos zapatitos de comunión-
fue el principal impulsor en Argentina de la política de control social
de origen estadounidense denominada "broken window" o de la ventana rota, que
sostiene que para "combatir el delito" se debe comenzar por imponer altos castigos
a los autores de la más insignificante contravención, como los
niños o adolescentes que rompen a piedrazas las ventanas de las escuelas.
Supone la tesis, desarrollada por el ideólogo William Bratton, soporte
teórico del protofascista intendente de Nueva York Giulianni, que si
se reprimen "adecuadamente" esas faltas menores, sus autores serán mañana
hombres de bien y no integrantes del crimen organizado.
Béliz recorrió las villas de Buenos Aires del brazo de Bratton
_en un elegante auto con vidrios polarizados, claro está- durante su
campaña electoral a jefe de gobierno, mientras promovía la implementación
de esa política de tolerancia cero en el ámbito de la ciudad de
Buenos Aires. Parece ahora podrá desarrollarla en todo el país.
Para ello lo acompañarán, en su patriótica gestión,
personajes de la justicia que precisamente no se han destacado por el pensamiento
abierto, garantista o siquiera filoprogresista, como el ex fiscal Norberto Quantín,
jefe de los autodenominados "Centauros" que dicen luchar denodadamente contra
el delito, siempre que sean pobres y desesperados los que delincan. Dicen las
malas lenguas que a diferencia de los personajes míticos, los centauros
de Quantin tienen cabeza de "fiscal" y cuerpo de "patrullero de la Federal".
Quantín -nuevo secretario de seguridad- es uno de los fiscales que, en
su momento, se definió por la constitucionalidad de las leyes de punto
final y obediencia debida, igual que el ex fiscal federal Pablo Lanusse, que
supuestamente se enfrentó a la mafia del oro y cuando la cosa se le puso
espesa pidió el relevo.
Para completarla, Kirchner puso en Seguridad Deportiva al ex árbitro
de fútbol Castrilli, que se hizo famoso por expulsar jugadores y cortar
permanentemente el juego más dinámico y hermoso que haya inventado
el hombre.
Todavía no se sabe quién irá a la secretaría de
derechos humanos pero dejaron trascender que consultarán a los organismos
de derechos humanos, suponemos que a los que estén deseosos de prestar
su colaboración.
Con progresistas así, nos quedamos con los reaccionarios.