21 de abril del 2003
El cura Fosbery de Bariloche le "agradeció"
a E. Priebke
De cómo el "buen vecino"
era un verdadero asesino
Elio Brat
Neuquén.- Cuando el mundo asiste en silencio que dos ejércitos
súper poderosos primero destruyan blancos civiles en Irak, con miles de
bombas y misiles teledirigidos, y luego discutan tranquilamente (o lo que es peor,
lo discutieron antes de destruirlos en alguna mesa de Washington o quién
sabe donde) quienes, como y cuando van a reconstruir lo que ellos mismos destruyeron.
Cuando nadie se sorprende que públicamente se pida "clemencia y compasión"
con los prisioneros de guerra (ingleses) ya que sino se va en contra de las reglas
elementales de un enfrentamiento bélico y al mismo tiempo se justifica
(también los ingleses, en la ciudad iraquí de Basora, por ejemplo)
el uso de las bombas racimo porque "evitarán mayores pérdidas" tanto
a nivel humano como material, según ellos. Y cuando en la Argentina cientos
de represores y asesinos (muchos de ellos confesos) caminan por la calle al lado
nuestro o sacan a pasear a su perro como cualquier hijo del vecino. Como botón
de muestra de lo que digo y afirmo tomen nota lo que pasó hace poquitos
días cuando, una vez más, el genocida Alfredo Astiz impunemente
se hizo presente, en la noche del último domingo 13 de abril de este año,
en el concurrido acto social de entrega de premios del Campeonato Otoño
de Vela, organizado por el Yacht Club Argentino en su sede social de San Fernando.
Y esta conducta -la de la institución que le dio cobijo a este marino represor
y no la de éste presentándose allí- no puede sonar "extraño"
para nadie. Y mucho menos para los organizadores del encuentro en San Fernando,
para los cuales la presencia de este militar de navío parece ser una conducta
habitual del genocida Astiz, ya que, según dichos de miembros de la Comisión
Directiva del Yacht Club Argentino "es un distinguido socio del cual estamos orgullosos
y goza de plenos derechos" (sic.). Lo concreto y comprobable es que Astiz se hizo
presente ante unas 150 personas, en su mayoría jóvenes deportistas,
causando estupor entre los pocos que lo reconocieron. Recordemos que Alfredo Astiz,
entre otras cosas, tiene prisión perpetua en ausencia en Francia y pedido
de captura internacional por varios países. Sin embargo y sin ningún
problema alguno, este asesino condenado por la justicia (no la de nuestro país,
vale una vez más recordárnoslo) anda como cualquiera de nosotros
por donde se le ocurre y da la gana.
Entonces, si tomamos como "recuerdamemoria" alguno de los hechos antes descriptos
-que pasaron en la historia ayer, tanto a miles de kilómetros de aquí
como al lado nuestro- ¿cómo nos puede llegar a sonar raro que un cura católico
de Bariloche reivindique y exprese su gratitud a un nazi que vivió en su
grey y tuvo que ser deportado (y condenado muy lejos de allí) porque un
periodista, de casualidad, lo descubrió en una calle de su pueblo?
Pasemos en claro el hecho, los protagonistas y sus palabras, aclarando de antemano
que para quien escribe las palabras no son sólo eso, sino que por detrás
suyo, aquí y en cualquier lugar del mundo y de la historia humana, llevan
el compromiso y la actitud ante los hechos de quien las pronuncia. Como en este
y en todos los casos.
Entonces, pasemos revista: hace poco más de una semana, el viernes 11 de
abril, tuvo lugar en Bariloche la inauguración de una subsede de la Universidad
FASTA (Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino).En ese acto,
su presidente, el cura Aníbal Fosbery expresó públicamente
su "recuerdo y gratitud" hacia el ex jerarca nazi Erich Priebke, quien antes de
ser condenado a prisión perpetua por los tribunales de la justicia italiana,
convivió con miles de rionegrinos barilochenses durante más de 40
años, exactamente hasta 1994 donde fue detenido y llevado a Roma acusado
(cosa que luego se comprobó) de haber participado, con alta responsabilidad
militar, en la matanza de las Fosas Ardeatinas, donde el 24 de marzo (¿les suena?)
pero de 1944 fusilaron a 335 italianos como represalia ante la muerte de una columna
de soldados alemanes que fueron emboscados por combatien tes partisanos en la
capital italiana pocos días antes.
Las palabras de reconocimiento al nazi Priebke fueron pronunciados por Fosbery
"a título personal" según aclaró él mismo. Concretamente
y sin ponerse colorado, el propio Fosbery dijo en el acto: "Permítanme
que de modo personal exprese en nombre de FASTA nuestro recuerdo y gratitud al
entonces presidente de la Asociación Germano Argentina en Bariloche, señor
Erich Priebke". El "señor" del que habla Fosbery, o "buen vecino" para
algunos y un verdadero asesino para otros (sobrevivientes del Holocausto lo llegaron
a definir como "un torturador feroz"), tiene actualmente 89 años y, a pesar
de muchas protestas de organizaciones antifascistas de Italia y de Europa que
alzaron la voz repudiando la decisión judicial italiana, desde 1999 cumple
la condena de prisión perpetua con un arresto domiciliario por "problemas
de salud" , la misma que él ayudó a destrozar en cientos de personas
cuando detenía, interrogaba y torturaba en las cárceles de las SS
hitlerianas en Roma.
Ante la polvareda que levantaron sus dichos, cinco días después
el propio fraile Fosbery se apuró en pedir "perdón" (ver más
abajo), aclarando que no fue su intención reivindicar "ninguna ideología
totalitaria, como es la del nacional-socialismo, a la que la Iglesia siempre ha
condenado". Pero es curioso ver que en el punto 4 de su mea culpa, este cura reivindica
como un "acto de reconocimiento" y que quiso ser "justo" con quienes ayudaron
a su institución (léase Priebke).Textualmente Fosbery dice: "Pido
perdón si este acto de reconocimiento, se transformó en un hecho
imprudente que no estaba, de ningún modo, en mi intención. Si de
algo debo acusarme, es el de haber querido ser justo con quienes nos ayudaron
sin reparar en las consecuencias". Toda una verdadera confesión de su parte.
Pero lo que nos tiene que llamar aún más la atención fue
el silencio cómplice de la propia iglesia argentina como institución
ante las manifestaciones de este sacerdote quien, al menos para la barilochense
Marina Schifrin de la Corriente por los Derechos Humanos de Río Negro y
Neuquén "todo indica que habría sido un hombre de importancia durante
la dictadura de (el general Antonio Domingo) Bussi en Tucumán". La propia
organización a la que pertenece Schifrin está pidiendo desde hace
tiempo que se investigue el pasado del padre Fosbery, pero nadie, al parecer,
les ha prestado atención.
Ni tampoco puede pasar por alto que el actual obispo de la diócesis de
San Carlos de Bariloche Fernando Maletti -quien estuvo en el acto pero se retiró
apenas concluyó el oficio de la misa que él mismo encabezó,
sin escuchar las palabras de Fosbery poco después- quien a pesar de tomar
distancia y repudiar los dichos del titular de FASTA en su ciudad, las calificó
como de "ambiguas". Volvamos a lo textual: el obispo Maletti de Bariloche dijo
que "ante la preocupación manifestada por fieles católicos acerca
de manifestaciones ambiguas vertidas por el fundador de la Universidad FASTA con
motivo de la inauguración del nuevo edificio en nuestra ciudad el pasado
viernes (11 de abril), el obispo de Bariloche comunica a la comunidad y a sus
fieles el repudio y rechazo a toda forma de totalitarismo y expresiones que se
hagan eco de las doctrinas que avalen estas ideologías, sobre todo cuando
éstas estén expresadas por personas que digan pertenecer a la Iglesia
Católica".
¿Ambiguas de qué, señor Obispo? Si para el cura que convive con
Usted en su diócesis habla de "ser justo", de "reconocimiento a quienes
nos ayudaron" y por sobre todo de "gratitud". ¿Ser ambiguo es tener gratitud para
quien, entre otros asesinatos que seguro ha perpetuado o en los cuales ha participado,
directa o indirectamente pero en forma tácita y responsable, ordenó
junto a otros el fusilamiento de más de 300 personas cumpliendo una orden
militar? ¿Será que también el general Jorge Rafael Videla, Massera
y Agosti, junto a Viola, Galtieri y Bignone y tantos otros jefes militares, fueron
"ambiguos" cuando ordenaron la matanza sistemática de miles de argentinos,
cuyo número llegó a los escalofriantes 30 mil detenidos desaparecidos
de una de las dictaduras militares más sangrientas del siglo XX en América
latina? ¿Esos muertos también murieron en forma ambigua, señor Obispo?
Para muchos que tenemos (y debemos tener) memoria, no nos bastan las declaraciones
de repudio del diputado nacional por el Frente Grande Julio Accavallo y del presidente
del Concejo Deliberante de Bariloche, el concejal por la UCR Ricardo Spoturno,
quienes asistieron al acto donde habló Fosbery y es justo recordar que
se retiraron en franco desacuerdo con las palabras del cura. O el pronunciamiento
de la comunidad judía local, quienes en una carta personal firmada por
seis miembros de su Comisión Directiva se preguntaron si el cura Aníbal
Fosbery también le hubiera agradecido a Adolf Hitler "en caso que estuviese
vivo y hubiera tratado de esconder sus crímenes bajo las acciones de un
buen vecino", como para tantos fue Priebke cuando llegó y atendió
una simple fiambrería de Bariloche para después convivir durante
cuatro décadas con ellos.
No. Queremos y tenemos la obligación de exigir no solo la condena de este
fraile por sus palabras sino su enjuiciamiento como impulsor de la apología
del nazismo en nuestros días. Mínimamente, si está por delante
de una institución educativa perteneciente a la Iglesia católica,
debe ser separado de inmediato de su cargo al frente de la subsede de la FASTA
en Bariloche. Y finalmente, la jerarquía de la propia Iglesia argentina
debe pronunciarse concretamente ante este hecho y no dejarlo pasar o guardar silencio
que finalmente es cómplice, como cuando se produjeron los asesinatos de
los curas palotinos en la iglesia de San Patricio del aristocrático barrio
porteño de Belgrano, o el asesinato en Punta de los Llanos, provincia de
La Rioja, de monseñor Enrique Angelelli y de tantos otros hechos comprobados
para todos, menos para la jerarquía eclesiástica argentina.
Lo que para muchos no nos cabe la menor duda es que la Patagonia ya tiene un émulo
de curas como el vicario castrense Victorio Bonamín, y sino hay que releer
la documentación donde se puede leer la correspondencia que intercambió
con él un representante de "la otra iglesia" patagónica como fue
Jaime Francisco de Nevares, quien le recriminó no conocer la situación
de lo que sucedía en la represa de El Chocón en octubre del ´69
y enero del ´70 y llamar (Bonamín) a que las fuerzas del ex dictador Juan
Carlos Onganía fueran a reprimir (cosa que luego se concretó) ese
movimiento sindical de protesta en el sur.
Siguiendo con Bonamín (quien hoy ya no vive), quien fuera corresponsal
de Newsweek y The Washington Post, Martin Edwin Andersen en su libro "Dossier
secreto -El mito de la guerra sucia en Argentina" (Editorial Planeta -Espejo de
la Argentina, 1993) nos recuerda que en la propia Tucumán de los años
1975, previos al golpe de Videla y compañía, el vicario castrense
Victorio Bonamín había dicho públicamente. "El Ejército
(argentino) está expiando la impureza de nuestro país. ¿No querrá
Cristo que algún día las Fuerzas Armadas estén más
allá de su función?".
Y si nos ponemos a recordar iguales a Fray Fosbery, podremos recordar a monseñor
Antonio Plaza (en La Plata del general Ramón Camps) y al cura párroco
Cristian von Vernich, actualmente en ejercicio del sacerdocio en la localidad
bonaerense de 9 de Julio.
Por último, quizás el padre Aníbal Fosbery habrá leído
(también en el libro del periodista norteamericano Andersen) las doctrinas
acuñadas por algunos oficiales franceses durante la ocupación militar
de su ejército en Argelia, cuando concluyen que "si la tortura dura más
de 48 horas, es pecado, ya que sólo está permitido torturar ese
tiempo porque después la célula subversiva se disgrega". O cuando
el sacerdote argentino Marcial Castro Castillo escribe en su libro "Fuerzas Armadas,
Ética y Represión (Editorial Orden Nuevo, 1976, pagina 145), en
su capítulo titulado "Integridad física y la tortura" se puede leer
textualmente: "Únicamente los delitos gravísimos y daños
irreparables pueden ser castigados con la pena de muerte. Para delitos menores
deben aplicarse penas menores, pero que siempre consisten en la privación
definitiva o temporaria de algún bien… Puede ser la libertad, mediante
prisión, la honra, mediante la publicidad de su culpa, o bien la integridad
física, mediante castigos corporales, sufrimientos físicos o aún
mutilaciones… la pena corporal es, moralmente hablando, tan válida como
siempre… El "potro" o la "picana" no difieren en su calificación moral".
Toda una clase magistral para curas como Aníbal Fosbery de Bariloche.
La "disculpa" de Fosbery acerca de lo que dijo o no quiso decir sobre Erich
Priebke
El comunicado dado a conocer a través de la agencia AICA (Agencia de la
Iglesia Católica Argentina) en Buenos Aires dice textualmente:
"Con motivo de las informaciones que difundieron los medios de comunicación,
referidas al discurso leído durante el acto de inauguración del
edificio de la subsede de la Universidad FASTA en Bariloche, el 11 de abril del
corriente, siento el deber de expresar, como sacerdote católico y ciudadano
que:
"1. No fue mi intención reivindicar ninguna ideología totalitaria,
como es la del nacional-socialismo, a la que la Iglesia siempre ha condenado;
"2. Tampoco desconocer el juicio a que fue sometido Erick Priebke por los tribunales
internacionales;
"3. El discurso que hice, solamente quiere expresar el agradecimiento a la Asociación
Cultural Germano-Argentina y a su Presidente, en ese entonces, por habernos facilitado
el uso de las instalaciones para fundar la sede universitaria, a partir de la
firma pública de un convenio, en abril de 1993;
"4. Pido perdón si este acto de reconocimiento, se transformó en
un hecho imprudente que no estaba, de ningún modo, en mi intención.
Si de algo debo acusarme, es el de haber querido ser justo con quienes nos ayudaron
sin reparar en las consecuencias.
"5. Mis cuarenta y cuatro años de sacerdote al servicio de la Iglesia y
de mis hermanos, avalan mis palabras, como también los diez años
de funcionamiento de la subsede universitaria de FASTA en Bariloche, que se han
concretado con la inauguración de su nuevo edificio, fruto de la colaboración
de todos".