Enero, en la Argentina
Ronda global de pensamiento autónomo
La décima Ronda del Pensamiento Autónomo lanzó una invitación
que en pocos días irá tomando forma definitiva: convocar a un
encuentro internacional en enero del 2004, si es que ciertos sondeos en la Argentina
y el exterior permiten confirmar que tal fecha es apta para una reunión
de ese tipo. Además, hubo debates sobre los laberintos del presente y
el futuro, frente a los que un señor de barba blanca propuso que tal
vez no haya que seguir buscando un norte, sino un sur.
Agencia lavaca:org
Había un plan: hacer circular más y mejor las palabras.
La Ronda de Pensamiento Autónomo, en su décima versión,
se dividió en tres grupos, lo cual permitió que muchos asistentes
que por timidez, modestia o gentileza suelen escuchar en silencio, esta vez
dijeran lo suyo. El debate se enriqueció y cambió además
la química del momento en el que todos se reunieron, aligerando los monólogos
autoreferenciales y permitiendo más diálogo, discusiones e ideas.
La noticia surgió hacia el final. Algunos integrantes de los Movimientos
de Trabajadores Desocupados de Solano y Allen (Río Negro) propusieron
convocar a un encuentro internacional sobre pensamiento autónomo. Martín
K. contó su experiencia en Cancún, donde se resolvió celebrar
los 10 años del zapatismo en una fecha que implica todo un homenaje a
la resistencia en la Argentina: el 20 de diciembre. Se descartó esa fecha,
y enero pareció propicio ya que suele ser un hueco en las agendas argentinas
y extranjeras.
El sábado próximo, 11 de octubre, habrá un nuevo encuentro
en Rocanegra para avanzar en los detalles y la organización de ese evento.
La Ronda comenzó dividiéndose en tres grupos. El mes anterior
se había planteado un temario de tres puntos:
la "red de redes",
cómo avanzar hacia formas de propiedad pública no estatal,
y la situación represiva en el conurbano.
Los dos últimos temas parecieron marginados de una agenda que quedó
así marcada por el documento "La red de redes" elaborado por el grupo
Nuevo Proyecto Histórico, que llevó copias para repartir entre
los asistentes.
En el grupo 3, el debate comenzó con uno de los puntos centrales de la
propuesta: la constitución de un nexo entre movimientos sociales que
busquen "desbaratar completamente al Estado, extinguir el trabajo asalariado
y el dinero tanto a escala nacional como planetaria".
La mitad de los participantes en este grupo se sentó en el suelo, y un
asambleísta tuvo la generosidad de cebar un mate a escala humana.
José, del NPH, argumentó que hay millones de personas que de hecho
no tienen dinero, o no el suficiente como para vivir. Julio, del MTD mencionó
la situación de los que se "cuelgan" de la luz, el agua, los que van
a las terminales de micros para presionar para que los dejen viajar: muchas
formas de andar sin dinero. José dijo que en lugar del dinero, hay que
plantear un valor de uso. Ezequiel preguntó: "¿Eso no es el trueque?"
Julio recordó que el trueque fracasó por la corrupción,
por los coordinadores que abrían clubes del trueque para cobrar la entrada
a 2 pesos, por la falsificación de los créditos. José agregó
que el trueque fue una salida a la crisis pero sin un cambio de vida, y una
señora remató diciendo que hubo mucho "zafar desde lo individual".
Una paradoja: a 30 metros, por el sendero que lleva a los galpones del fondo
de Rocanegra, pasaban decenas de mujeres humildes con sus hijos y sus changuitos,
rumbo al trueque que ha comenzado a funcionar en esa zona del predio, con el
aval de la Asociación Madres de Plaza de Mayo.
José planteó el desafío: "¿Es posible construir anticapitalismo
dentro del capitalismo?" Julio: "El asunto es cómo alguien toma las riendas
de su propia vida, no cómo hacer anticapitalismo".
Carlos, de Tucuy Paj (empresa recuperada en La Matanza) dijo que para él
la pregunta del millón es: ¿se puede construir un mercado no capitalista?
Agregó que al discutir esos tema con sus compañeros, llegan a
la conclusión de que las carencias son posesiones: "No tenemos capital.
Eso es fantástico, porque quiere decir que no tenemos nada que perder".
Lo mismo con el empleo. Una joven del NPH dijo que además "te morís
también siendo asalariado, te vuelven loco", y aclaró que ella
es asalariada.
Andrés, del MTD de Solano, dijo que "es muy difícil en un taller
producir sin la lógica del capitalismo aún para resolver las necesidades
básicas. El compañero que está desocupado, pasó
por un trabajo y está en el MTD tiene otro problema, no puede moverse
en un taller como los que propone Solano sin la lógica de un salario,
un capataz o un patrón. A menudo tenemos la experiencia de los talleres
que se caen por eso. Ningún compañero es irresponsable, todos
quieren hacer algo. Está ahí porque necesita el espacio de participación,
el espacio donde ser alguien, porque tirado en la calle no es nada. Y si encuentra
el lugar, es responsable. Pero no tiene la cultura de decir: este espacio es
mío, la herramienta es mía, la producción es mía".
José aclaró: "Yo no me voy a poner a producir en una red de redes
anticapitalista si quiero dinero. Así no podemos ni arrancar. El tema
es trabajar muy fuerte -desde antes- las subjetividades". Julio contestó:
"Pero tampoco creás la nueva subjetividad si no tenés un elemento
concreto. No podés crearla desde un estado de discusión textual".
Ezequiel abundó: "Si arrancamos pensando en personas perfectas, con cabeza
perfecta y perfectamente formateadas, cualquier institución sería
posible. Pero la verdad es que no, las personas funcionamos medio a los ponchazos,
con defectos. Y cuando se termine el capitalismo tampoco vamos a ser satélites".
Pasó a debatirse cómo intercambiar en esa supuesta sociedad sin
dinero. Una oradora dijo que no hay que pensar -por ejemplo- en que una prestación
de abogado equivale a dos consultas cardiológicas, y todo esto equivale
a dos kilos de tomate, un litro de leche y un pollo (la dama sobrevalora a los
abogados, puede verse). Su propuesta es que cada persona aportará lo
que sabe hacer y después retirará lo que necesita para vivir.
Pablo (el mayor, ya que había dos Pablos en el grupo) planteó:
"Pero yo escribo poesías. ¿Qué pasa si nadie quiere mis poesías?
¿Me muero de hambre?" Un joven economista que ha vuelto a las rondas postuló:
"Hay que separar el valor de lo que cualquiera hace, del valor de la vida. Es
anterior al tema de los intercambios y el consumo. Hay que hacerse cargo colectivamente
del valor de la vida de todo el mundo, sea útil, inútil, enfermo,
discapacitado, poeta o produzca lo más importante que esa sociedad necesita.
Hay que poder garantizar la vida colectiva".
Julio: "Sí, pero ese caldo que estás planteando no es nada que
podamos tener como presupuesto para hacer nada, porque es un deseo de máxima.
Algo a lo cual llegar. Hoy en día tenemos un caldo que se parece a los
arroyos que andan por acá". Los arroyos bonaerenses -se sabe- no son
prístinos. La oradora retrucó: "Pero si no partís de la
base de que tenés que llegar a ese punto, el trueque se va a consumir
como se consumió. No nació para hacer desaparecer el dinero, sino
para paliar la crisis. Ahora, si te quedás sólo en paliar la crisis,
no vas a llegar nunca al otro objetivo de máxima". Julio no se convenció:
"Yo no sé si paliar la crisis no puede ser un punto inicial para transformaciones
subjetivas, y que después se hagan más cosas. Guarda". La dama:
"Lo que digo es que no hay que tomar paliar la crisis como algo de máximo,
como pasó con el trueque, que parecía que habíamos tocado
el cielo con las manos". Por el sendero, las señoras de la villa seguían
yendo y viniendo del trueque, tocando con las manos los changuitos y a sus hijos,
cuidándolos del camino General Belgrano.
José informó que de no tener nada, la conversación estaba
llegando al punto de cómo lograr en una sociedad alternativa, y que la
gente viva de la poesía: "Vayamos un poco más acá. Si en
primera instancia vas a tener que vivir sembrando tomate ¿te copás? ¿O
pensás que esto es autoritarismo?
Pablo (el mayor) saltó: "¿Y cómo hacemos eso? ¿Quién decide?
El tomate es socialmente necesario, y la poesía no". José: "Poniéndolo
en evidencia, maestro. A mí me gusta mirar estrellas de noche, pero no
creo que pueda participar de la red mirando estrellas y contándole a
todos los cambios y la rotaciones, pero sin una herramienta que produzca el
quiebre de esta economía que nos está matando. Entonces no vayamos
a la de máxima, ni por no ir a la de máxima tiremos todo a la
basura pensando que va a terminar en un trueque".
Allí Pablo (el joven, de pelo largo y barba) sorprendió con una
noticia desbaratadora de lo que se estaba diciendo: "Yo casi vivo de escribir
poesías. Y de editar los libros. Si tengo que plantar tomates me encanta".
Pablo (el mayor) le dijo: "Tus tomates van a ser un poema".
Pablo (el joven) siguió casi pidiendo disculpas: "Está bien, yo
consigo dinero a cambio de los libros y los poemas. Pero si llegáramos
a eso que ustedes están planteando (mirándolo a José) no
podríamos resignarnos a no hacer libros, con el argumento de que es el
momento de los tomates. Porque toda la gente…" José lo interrumpió,
pero Julio interrumpió a José: "Pará, dejalo hablar". Pablo
(el joven) pudo seguir: "Toda la gente que participa de la imprenta, de la autogestión,
¿qué? ¿habría que resignar eso?"
El joven economista sostuvo que el problema es de horizontes: "Una cosa que
me hace ruido es la vuelta al artesanado. Marx planteaba que la sociedad comunista
solamente se puede desarrollar una vez que la tecnología cambia el sentido.
Se expropia a los expropiadores. Se absorbe a las fuerzas creadas por el capitalismo
para ponerlas al servicio de un nuevo tipo de sociedad. La consecuencia sería
reducir la cantidad de tiempo socialmente necesario para producir, para que
con dos horas de aporte a la producción nos quede el tiempo libre para
dedicarnos a cosas que no sean nuestra reproducción: a liberarnos. Esta
visión de Marx es un salto adelante, no un retroceso. Tiene muchos problemas.
Hay que tomar el poder, el Estado, expropiar a los expropiadores y nos lleva
a un camino que por algo estamos acá cuestionándolo, porque si
no todo sería muy lineal y allí tendríamos toda la solución.
Entonces vamos por la autonomía, como camino alternativo. Pero ahí
encuentro algo no resuelto que es esa vuelta al artesanado, sin hacer nada con
esa capacidad creada por las sociedades a lo largo de la historia para resolver
los problemas materiales. La pregunta es: ¿tenemos que ir a los tomates, volver
al artesanado, o en este horizonte tiene que estar presente la reapropiación
del desarrollo de las capacidades productivas y tecnológicas, cambiándoles
el sentido? Yo no tengo respuesta, pero esa discusión traba todo el tiempo
la mirada al horizonte, definir hacia dónde vamos. Creo que hay que volver
a Marx y pensar en esa variante de reapropiación, para redistribuir después
el tiempo necesario".
Julio dijo que habría que pensar que se está escribiendo la protohistoria
de la humanidad, y se trabaja con los artilugios que hay a mano, incluidos los
recursos: "Recursos que son artesanales en el sentido de que son inventados
a propósito de situaciones en cada lugar. Sin negar lo que decía
don Carlos, podemos hacer otras cosas que tienen que ver con el momento, con
la disponibilidad anímica de cada uno. Hay que plantear cosas más
inmediatas en función de qué podemos producir, a quién
se lo podemos dar. Y empezar a laburar". Esto último sonó como
un reclamo, en medio de tantas palabras.
José: "Hay que crear nuevas reglas, nuevas subjetividades, para verdaderamente
tener una organización hegemónica que en su momento pueda doblegar
esto que vos decís (en referencia al economista joven que postulaba la
absorción de las fuerzas capitalistas). No sé si tomar el poder,
pero derroquemos esa forma de producción. Chiapas tiene 90 municipios
autónomos. Los Sin Tierra de Brasil tienen 500.000 hectáreas liberadas.
Son síntomas muy claros del movimiento, y de que dentro del capitalismo
se abren caminos que no van a la casa de gobierno a tomar el poder para derramar
desde ahí toda la teoría. Pero son cimientos muy sólidos.
Andá a correr las 500.000 hectáreas sin una guerra. Ya no estamos
en el mismo lugar".
El joven economista recordó algo más inmediato: "El problema es
que tenemos emprendimientos autogestivos que florecen por todas partes. Fábricas
recuperadas, MTD, etcétera. Lo que tenemos que ver es cómo hacer
que el capitalismo no los haga mierda, los funda, o funda a las personas para
que tengan que volver al mercado. Si lo buscamos por el lado de que todos altruistamente
entreguen lo suyo y pongan en una bolsa común horas de trabajo y productos
para que cada uno saque lo que quiera, me parece que eso es pensamiento mágico".
Refutó además que la idea de abstraer el valor de las cosas (el
dinero) sea en sí mismo capitalismo. "Si pensamos eso, que no se puede
poner el valor a los productos, no va a haber solución, porque a la larga
no hay intercambios posibles. La experiencia del trueque puede servir, haciendo
un cambio. En lugar de definir el valor de los créditos individualmente,
se podría plantear que ese valor sea otorgado colectivamente. Que se
defina horizontal y democráticamente cuánto vale un libro, o los
tomates o lo que sea".
Pablo (el joven) volvió a preguntar: "¿Y si a mi me gusta mucho algo
que los demás no valoran, o al revés?"
No hubo respuesta.
Cuando los tres grupos se reunieron, un vocero de cada uno comentó someramente
lo que se había discutido. Carla habló por su sector, contando
que del debate surgió que no se sale del sistema de un día para
el otro, que las preguntas sobre cómo dejar de usar el dinero no tenían
respuestas ciertas. "La materialidad sola no camina, la subjetividad sola tampoco"
dijo.
Salvador, de gorra y barba blanca, propuso usar otras palabras, incluso pensar
una nueva gramática, con una imagen rica, compleja y sencilla. "Están
los que dicen que hay que buscar un norte. ¿Y por qué no un sur?".
Carla dijo que en todo caso no quiere medir las cosas por sus resultados: "Me
parece que eso de que los medios hay que plantarlos de acuerdo al horizonte
y al fin, hay que pensarlo al revés, que el horozonte será en
función de qué medios pensamos. Si yo quiero construir autonomía,
tengo que ser autónomo al ir construyendo. Acá no estamos compartiendo
ideas en común, sino ideas en general. Y ese compartir tal vez sea el
horizonte". Confesó que le gustaría discutir sus experiencias
e impedimentos cotidianos "pero tal vez este no sea el espacio y puede haber
otro que reúna a los que tenemos impedimentos parecidos, para juntarnos
y hacer algo para superarlos". Dijo que no llamaría a esa posiblidad
red de redes. "¿Por qué no ponerle ese nombre?" preguntó José.
"Porque viene muy cargado, es solo un concepto, y en la práctica puede
llamarse también de otra manera y no importa que red de redes haya quedado
tirado en la basura y se llame de otra manera, ya que estamos hablando de gramática
y palabras".
Hubo una intervención de Mario (también de NPH) regresando a su
idea de red de redes: "No es un espacio meramente de coordinación, conocimiento,
intercambio. Es la interrelación del sujeto económico político
y social". Luego, el tema del dinero: "Compañeros, hoy dependemos del
dinero porque somos pocos los que queremos intercambiar entre nosotros. Pero
si pudiéramos intercambiar todos con todos, no haría falta más
dinero. Ahí hay un norte. De ahí, a que no haya más estado,
hay un paso".
Vasco, del MTD de Allen, introdujo una discusión de actualidad: "Es imposible
apreciar el triunfo de Kirchner en las elecciones últimas desde los porcentajes,
si no se explica desde la subjetividad. El mérito de Kirchner no ha sido
otro que el de volver a reapropiarse en un conjunto social muy amplio, de los
sueños, las esperanzas, la confianza en lo institucional. Estamos en
un proceso en el que el estado se ha reapropiado de una subjetividad colectiva
y empieza a producir a pasos llenos una subjetividad de la dominación
del capitalismo en la Argentina". Tras ese diagnóstico, expresó
que tal vez la variante para el pensamiento autónomo en estos tiempos
sea la de irradiar valores. "Hay una idea que anda dando vueltas, ver si no
se puede hacer un encuentro internacional de pensamiento autónomo, invitando
a otras organizaciones. Sería una forma de empezar a trabajar una irradiación
de la autonomía frente a esa crisis de reapropiación por parte
del Estado de los valores y las esperanzas".
Ángel sumó: "Y habría que invitar a los que están
en el país, porque está lleno de organizaciones autónomas".
Vasco: "Sería bueno ir avanzando desde el pensamiento autónomo,
poner en tela de juicio valores, formas de construcción, socializar experiencias".
Más allá del entusiasmo que pareció generar la idea, tal
vez la clave de la propuesta -y del énfasis puesto en ella- haya que
encontrarla en una lectura detenida de otras palabras del Vasco: "Exponer estas
cosas desde lo político, lo social, desde lo que hoy parece un pensamiento
autónomo que estaría aislado, apocado, sometido, es poner la línea
de flotación más arriba de lo que estamos viviendo".
Martín K. agregó su sueño de que más que un encuentro,
se realice un campamento para que la experiencia no se cierre en discursos sino
que haya convivencia, comunidad, mate, guitarreadas nocturnas, y demás.
Frente a las ironías del caso, Martín contestó velozmente
con otra broma, que quizás pueda releerse como todo un programa autonomista
que ni siquiera muchos aparentes autonomistas acaso entiendan en todo su alcance:
"Bueno, nadie va a tener que hacer nada que no quiera".