La interna peronista o de la memoria en el país de no me acuerdo
Por Raúl Isman
En la siguiente nota, se analizará el estado actual de la interna peronista, enfrentamiento que se desenvuelve como si por debajo se hallare una palangana vacía y no una sociedad activa y crítica. Sin dudas que el contexto más abarcativo de esta situación remite a que la fractura del partido fundado por el general Juan Domingo Perón es absolutamente irremediable.
El congreso desarrollado por el Partido Justicialista en el Club Lanús de la ciudad bonaerense homónima el pasado viernes 24 de enero de 2003 demostró una vez más, y van..., el profundo cinismo de la dirigencia de dicha fuerza política, así como la memoria- o más bien, la falta de ella- de una parte sustancial de la sociedad. De otro modo resultan incomprensibles algunas escenas que superan la imaginación más fértil y afiebrada de algún narrador caribeño. Pero no está de más destacar un hecho indudablemente auspicioso. Parece que en la citada reunión no existieron las clásicas escenas de violencia física que por varios años fueron parte del folclore de estas reuniones. De todos modos, no estuvieron ausentes los conatos de tortura psicológica, como la aparición en escena de la ex funcionaria del PAMI, Matilde Menendez, congresal del Menemismo. Es de imaginar la impotencia e indignación que habrán sentido tantos integrantes de la sufrida clase pasiva ante la impune y teñida figura de la recordada interventora.
En el congreso, pudo verse a quienes sostuvieron- desde el aparato Duhaldista de la provincia de Buenos Aires- durante diez años (1989-1999) el saqueo de la nación implementado durante el Menemato. En efecto, los votos peronistas del estado más grande del país garantizaron dos veces la elección del riojano para la primer magistratura. Pero no es sólo lo recién referido. Los diputados y senadores de dicha provincia votaron todas y cada una de las ruinosas leyes que favorecieron el marco normativo del brutal proceso de empobrecimiento para la nación y el conjunto de su pueblo, así como alentaron y posibilitaron la liquidación de todos los mecanismos con que contaba el estado para intervenir en favor de los sectores populares durante los conflictos de la sociedad. Enunciaremos sólo algunos de estos escándalos. El desgraciado regalo de la riqueza petrolífera del país, antes que nada. La liquidación de empresas estatales no rentables, privatización de las que daban ganancias, tupacamarización del sistema ferroviario nacional, cierre de las juntas nacionales de carnes y granos, transformación del Banco Central de la República Argentina- bajo la forma de la autonomía o independencia- en organismo que velaba por la extranjerización de la banca, la concentración del crédito y el saqueo del ahorro nacional para beneficio de los usureros financistas de los países centrales. El correlato de esta última situación- en la provincia de marras- fue el endeudamiento irresponsable y consiguiente paga dios de algunas empresas monopólicas con el BAPRO, la misma entidad financiera que retacea o niega su apoyo a pequeños productores agrarios, empresarios necesitados, comerciantes en apuros o microemprendimientos. ¿Nadie responsable de esta situación estuvo presente? Quienes observaron por la T.V. algunas escenas del congreso, seguramente no podrían dar crédito a sus ojos y oídos cuando veían a la tropa duhaldista cantando a voz en cuello:
Traigan al gorila musulman,
Para que vea
Que este pueblo no cambia de idea
Pelea por Evita y Perón
Como si el abandono de las ideas de Evita y Perón hubiera sido posible sin el entusiasta apoyo de quienes entonaban la consigna que- durante la década infame menemista- era patrimonio de los sectores opositores al modelo neoliberal. Durante gran parte de la década 1989-1999, la prenda de unidad de los dos sectores fue el Fondo Compensador del Conurbano, con el cual Duhalde hizo campaña electoral y alimentó su poderoso aparato político. A cambió, el actual presidente facilitó todas las tropelías alentadas por el presidente oriundo de Anillaco.
En el otro extremo del ring, se hallaban los partidarios del supremo riojano con más los seguidores del gobernador salteño Juan Carlos Romero. Esta pléyade de grandes valores de la política protagonizó otra obra maestra del cinismo al realizar, luego de la derrota en Lanís, un acto al día siguiente en localidad bonaerense de General Las Heras.
En primer lugar, hizo uso de la palabra el gobernador de la norteña provincia de marras, convertido en candidato a vicepresidente de Menem. Anecdóticamente, puede citarse el hecho que Juan Carlos Romero fue el responsable intelectual de la idea de los neolemas, es decir, evitar la interna y que todos los candidatos peronistas compitan entre sí en la externa. Esta orientación finalmente fue aprobada en el congreso y desencadenó la frustración del sector Menemista. Cada vez que se le recuerda su creación, el citado político pone rostro de distraído y balbucea pretextos diversos. Pero esto no es lo central. Lo importante es que en el discurso del acto citado prometió que cuando los precandidatos (la fórmula Menem-Romero) accedieran al gobierno se terminaría la indigencia, la falta de acceso a la salud y los problemas de la niñez desvalida. ¿Será un homónimo el gobernador de una provincia caracterizada por la pobreza extrema, los niños mendigando descalzos, los problemas de salud endémicos y donde la población de las ciudades petroleras cocina a leña, mientras REPSOL-YPF saquea las fuentes de energía? ¿Nada pudo hacer desde el poder político para al menos mitigar tanto sufrimiento?
Desde luego que quien rompió todas las marcas de rostro pétreo en el discurso fue el dos veces presidente y nuevo candidato al sillón de Rivadavia. En sus palabras- entre otras cosas- se manifestó indignado por la violencia e impunidad de delincuentes y asesinos. Entonces, prometió utilizar a las fuerzas armadas para combatir la delincuencia interna, como si la participación del ejercito y las otras unidades militares no estuviera taxativamente prohibida por las leyes de seguridad interior y defensa de la democracia. De este modo demostraba palmariamente- como desde su lugar lo hace el caso García Belsunce- el papel que ocupa la ley para los sectores dominantes: es decir, un discurso vacío de cumplimiento obligatorio para los sujetos subalternos, pero que no obliga de ningún modo a los elementos poderosos.
Más allá de la conocida versación jurídica del hombre de Anillaco, con su intervención buscaba un auténtico imposible: recrear la alianza de los monopolios y los sectores más pobres que sustentó su primer gobierno y parte del segundo. Decimos que se trata de una reconstrucción ciertamente imposible porqué los monopolios cuentan con otras opciones, aparte de su figura, y, además, no es viable mantener la total hegemonía peronista entre los sectores populares, ni aún para el duhaldismo. El crecimiento de los partidos de izquierda, el movimiento de las asambleas- aunque aquejado por una al parecer irrefrenable tendencia al delirio y la festividad adolescente- las distintas fracciones de los piqueteros significan un desafío imposible de superar para un justicialismo, que ya hace casi tres décadas que dio lo mejor de sí a la sociedad civil.
En nuestra opinión, uno de los problemas centrales de la candidatura del riojano... es la candidatura misma. En efecto, hay que tener un profundo desprecio por la sociedad que debe refrendar con su voto a los futuros gobernantes, para presentar a quien es- en última instancia- responsable de un pavoroso empobrecimiento del pueblo, liquidación del patrimonio público, parálisis del estado, basureo de la educación y la salud públicas, entre otras desastrosas consecuencias, como figura que represente la solución a los problemas populares. Nada casualmente, el actual marido de la modelo chilena Cecilia Bolocco encabeza todas las encuestas... sólo que de rechazo a su figura. Si Menem fuera el candidato único del justicialismo, quedaría garantizado el triunfo de Elisa Carrió, la candidata no peronista con mayores chances. Por lo tanto, esta situación equivale a un suicidio para una fuerza política, cuya exclusiva razón de ser es gestionar el gobierno para beneficio del poder económico. Dejaremos para otra ocasión el deshilachado papel jugado por Rodriguez Saa y sus seguidores, a veces alineado con Menem, en Lanús, junto al Duhaldismo.
Lo real es que los sucesos de Lanús evocan la figura de Enrique Pinti, para quien uno de los más graves problemas nacionales es que los argentinos donde va la memoria tienen un sorete. Sólo así, en un país desmemoriado y artereosclerótico puede comprenderse la comedia de enredos protagonizada por las diversas fracciones peronistas. Quedará para los científicos de la sociedad aclarar las causas últimas y profundas de lo que describía el actor, así como las otras desventuras nacionales.
El trasfondo de esta terrible situación es la profunda debilidad de la sociedad civil- particularmente, el sector no peronista de ella- que no alcanza a construir alternativas a la pavorosa crisis que padecemos ni levantar opciones superadoras. Esta debilidad es el contexto general de la desmemoria a la que aludíamos durante toda la nota. Para tratar de aportar algo a la comprensión de este problema, habrá que escribir muchas líneas en el futuro.