Las bases sociales de las nuevas derechas
Por Ra�l Zibechi
La Jornada
Una nueva derecha est� emergiendo en el mundo y tambi�n en Am�rica Latina, regi�n donde presenta perfiles propios y una nueva e in�dita base social. Para combatirla es necesario conocerla, rehuir los juicios simplistas y entender las diferencias con las viejas derechas.
Mauricio Macri es bien distinto de Carlos Menem. �ste introdujo el neoliberalismo, pero era hijo de la vieja clase pol�tica, al punto de que respetaba algunas normas legales y tiempos institucionales. Macri es hijo del modelo neoliberal y se comporta seg�n el modelo extractivo, haciendo del despojo su argumento principal. No le tiembla el pulso a la hora de pasar por encima de los valores de la democracia y de los procedimientos que la caracterizan.
Algo similar puede decirse de la derecha venezolana. Se trata de alcanzar objetivos sin reparar en medios. El modo de operar de la nueva derecha brasile�a se diferencia incluso del gobierno privatizador de Fernando Henrique Cardoso. Hoy los referentes son personajes como Donald Trump y Silvio Berlusconi, o el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, militarista y guerrero que no respeta ni al pueblo kurdo ni a la oposici�n legal, cuyos locales y m�tines son sistem�ticamente atacados.
Estas nuevas derechas se referencian en Washington, pero es de poca utilidad pensar que act�an de modo mec�nico, siguiendo las �rdenes emanadas de un centro imperial. Las derechas regionales, sobre todo las de los grandes pa�ses, tienen cierta autonom�a de vuelo en la defensa de intereses propios, sobre todo aquellas que se apoyan en un empresariado local m�s o menos desarrollado.
Pero lo realmente novedoso son los amplios apoyos de masas que consiguen. Como se ha dicho, nunca antes la derecha argentina hab�a llegado a la Casa Rosada por la v�a electoral. Esta novedad merece alguna explicaci�n que no se puede agotar en este breve espacio. Tampoco parece adecuado atribuir todos los avances de la derecha a los medios. �Qu� razones hay para sostener que los votantes de la derecha son manipulados y los de la izquierda son votos conscientes y l�cidos?
Hay dos cuestiones que ser�a necesario desbrozar antes de entrarle a un an�lisis m�s amplio. La primera son los modos de hacer, el autoritarismo casi sin freno ni argumento. La segunda, las razones del apoyo de masas, que incluye no s�lo a las clases medias, sino tambi�n a una parte de los sectores populares.
Sobre las decisiones autoritarias de Macri, el escritor Mart�n Rodr�guez sostiene: El macrismo act�a como un Estado Isl�mico: su ocupaci�n del poder significa una suerte de profanaci�n de los templos sagrados kirchneristas (Panamarevista.com, 28/01/16). Los despidos masivos decididos se apoyan en la firme creencia de las clases medias de que los trabajadores estatales sonprivilegiados que cobran sin trabajar. Porque el costo pol�tico de esas tremendas decisiones ha sido hasta ahora muy bajo.
La comparaci�n con los modos del Estado Isl�mico suena exagerada, pero tiene un punto de contacto con la realidad: las nuevas derechas llegan arrasando, llev�ndose por delante todo aquello que se interpone en su camino, desde los derechos adquiridos por los trabajadores hasta las reglas de juego institucionales. Para ellos, ser democr�ticos es apenas contar las papeletas en las urnas cada cuatro o cinco a�os.
La segunda cuesti�n es comprender los apoyos de masas conseguidos. El antrop�logo Andr�s Ruggeri, investigador sobre las empresas recuperadas, destaca que la derecha pudo construir una base social reaccionaria capaz de movilizarse, basada en los sectores m�s retr�grados de la clase media, sectores que siempre existieron y que en los 70 apoyaron la dictadura(Diagonal, 13/02/15). Esa base social est� anclada en un votante-consumidorque adquiere un voto como un producto de supermercado.
Considera que el gran error del gobierno de Cristina Fern�ndez consisti�, en vez de fomentar un sujeto popular organizado, en promover un conjunto social desmembrado, individualista y consumista, que adem�s pens� que las conquistas de la lucha de 2001, y los beneficios sociales logrados en estos 12 a�os, eran derechos adquiridos que no estaban en riesgo. Convencerlos de esto �ltimo fue un gran logro de la campa�a de la derecha, clave para su triunfo (Diagonal, 13/02/16).
Las clases medias son muy diferentes a las de los a�os 60. Ya no se referencian en las camadas de profesionales que se formaron en universidades estatales, que le�an libros y segu�an estudiando cuando finalizaban sus carreras; aspiraban a trabajar por sueldos medianos en reparticiones estatales y se socializaban en los espacios p�blicos donde conflu�an con los sectores populares. Las nuevas clases medias se referencian en los m�s ricos, aspiran a vivir en barrios privados, lejos de las clases populares y del entramado urbano, son profundamente consumistas y recelan del pensamiento libre.
Si una d�cada atr�s parte de esas clases medias golpearon cacerolas contra el corralito del ministro de Econom�a, Domingo Cavallo, y en ocasiones confluyeron con los desocupados (piquete y cacerola, la lucha es una sola, era el lema de 2001), ahora s�lo les preocupa la propiedad y la seguridad, y creen que la libertad consiste en comprar d�lares y vacacionar en hoteles de cinco estrellas.
Estas clases medias (y una parte de los sectores populares) est�n modeladas culturalmente por el extractivismo: por los valores consumistas que promueve el capital financiero, tan alejados de los valores del trabajo y el esfuerzo que promov�a la sociedad industrial hace apenas cuatro d�cadas.
Los defensores del modelo neoliberal consiguen un piso de apoyos en torno a 35-40 por ciento del electorado, como muestran todos los procesos de la regi�n. A menudo no sabemos c�mo enfrentar esta nueva derecha. No es agitando contra el imperialismo como la derrotaremos, sino mostrando que se puede gozar de la vida sin caer en el consumismo, el endeudamiento y el individualismo.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/02/19/opinion/019a2pol