Uruguay-Paraguay: punto de inflexi�n
Ra�l Zibechi
El mes de agosto de 2006 puede pasar a la historia como un punto de inflexi�n
en los alineamientos de larga duraci�n de los dos peque�os pa�ses del Mercosur.
En Paraguay se produjo un recambio ministerial que fortalece la tendencia hacia
la alianza con los Estados Unidos, y en Uruguay las fuerzas proclives a la firma
de un TLC con la superpotencia han consolidado pasos en esa direcci�n.
En efecto, los presidentes Nicanor Duarte Frutos y Tabar� V�zquez est�n
conduciendo barcos que llevan a sus respectivos pa�ses cada vez m�s cerca del
llamado "modelo chileno". De la mano de Michelle Bachelet, Chile sigue
profundizando un proceso iniciado en los 90: acuerdos de libre comercio con
Estados Unidos, Europa, Corea, M�xico, Costa Rica, Panam� y El Salvador, y ahora
se apresta a firmar un TLC con China y est� negociando otro con Jap�n. "Bachelet
afirm� que Chile es el primer pa�s del mundo en concretar un TLC de este tipo
con China, que permitir� la creaci�n de 34.000 empleos". (1) China es el segundo
mercado de Chile luego de Estados Unidos, pero el 85% de las exportaciones se
concentran en materias primas como cobre, harina de pescado y celulosa, mientras
importa ordenadores, televisores y tel�fonos m�viles. Este es el tipo de
inserci�n internacional a la que aspiran Paraguay y Uruguay, priorizando los
mercados del norte por sobre la integraci�n regional.
La reestructuraci�n del gabinete paraguayo, producida el martes 22 de agosto,
indica un acercamiento a los Estados Unidos y "el principio de un camino que
podr�a culminar con la firma de un TLC" (2) . Los nuevos ministros de
Exteriores, Agricultura y Ganader�a e Industria y Comercio (Rub�n Ram�rez
Lezcano, Ricardo Garay y Jos� Mar�a Iba�ez, respectivamente) son considerados
m�s proclives a los grupos empresariales, la oligarqu�a ganadera y las fuerzas
armadas. Ib��ez, en concreto, es amigo del vicepresidente Luis Castiglioni,
quien tiene hilo directo con George W. Bush y descatadas figuras del gobierno de
Washington, y es considerado el art�fice del acercamiento a los Estados Unidos.
Los cambios ministeriales en Paraguay son el emergente de una nueva relaci�n de
fuerzas en el pa�s, signada por la potencia de los ganaderos, los cultivadores
de soja y las propias fuerzas armadas, encargadas por el presidente del control
y represi�n del movimiento campesino, el �nico actor social capaz de poner en
jaque a las elites.
Esta nueva situaci�n ha ido madurando en los �ltimos a�os, a ra�z de la pujanza
de las fuerzas del mercado internacional, que ha producido verdaderas mutaciones
en los pa�ses latinoamericanos.
El caso uruguayo es parcialmente diferente, pero camina en la misma direcci�n.
La crisis que se abati� sobre el pa�s entre 1998 y 2002 modific� la relaci�n
interna de fuerzas. Las inversiones en 2003 hab�an ca�do al nivel m�s bajo en 14
a�os; el descenso del PBI fue superior al 20%; la plaza financiera -a la que
hab�an apostado los sucesivos gobiernos democr�ticos en los 90- qued�
pulverizada al evaporarse el 45% de los dep�sitos; y la pobreza se duplic� en
pocos a�os. Las exportaciones se "primarizaron": las de origen industrial, que
alcanzaban la tercera parte, cayeron por debajo del 25%; en tanto, las
exportaciones agropecuarias (granos, madera, lana y carne) y las
agroindustriales (curtiembres, textiles y frigor�ficos) crecieron y se
diversificaron (3). En suma, el predominio de exportaciones de bajo valor
agregado, que supusieron que el pa�s orientara su comercio hacia el norte
compitiendo con sus socios del Mercosur en los mismos mercados y con los mismos
productos, son el resultado de la acci�n de las mismas fuerzas del mercado
internacional que modificaron la relaci�n de fuerzas en Paraguay.
La salida de la crisis de 2002 encontr� un pa�s en el que los industriales se
convirtieron en realidad en importadores, y los exportadores -en particular los
frigor�ficos- obtuvieron cuotas de poder importantes desplazando a la industria
din�mica creadora de empleos. En paralelo, dos fen�menos adicionales: como
consecuencia de lo anterior, las relaciones con Estados Unidos pasaron a ocupar
un papel relevante, ya que ese pa�s creci� como destino de la producci�n
nacional y como fuente de inversiones; y el movimiento social colaps� en su
capacidad de movilizaci�n y presi�n. Este proceso comenzado bajo el gobierno de
Jorge Batlle (2000-2005) fue simplemente continuado y profundizado bajo al nuevo
gobierno de izquierda de Tabar� V�zquez, quien esta semana asegur� a la
oposici�n que antes de fin de a�o firmar� un amplio acuerdo comercial con
Washington. (4) Habitualmente se "culpa" a la crisis del Mercosur y al conflicto
con Argentina por las f�bricas de celulosa, del nuevo alineamiento de Uruguay.
Sin embargo esto es s�lo parcialmente cierto. La llamada crisis del Mercosur no
es m�s, ni menos, que asimetr�as creadas por el libre comercio, que no van a
desaparecer con la misma receta. Por otro lado, Tabar� V�zquez propuso la firma
de un TLC con Estados Unidos hace exactamente un a�o (en agosto de 2005),
bastante antes de que se disparara la crisis con Argentina (cuyo pico se
registr� entre diciembre y marzo pasados). En cuanto al Mercosur, sorprende que
se siga haciendo hincapi� en su "crisis", toda vez que el reciente ingreso de
Venezuela y el probable de Bolivia no hacen m�s que fortalecerlo.
Las razones de fondo de los nuevos alineamientos hay que buscarlos en casa.
Tanto para Duarte Frutos como para Tabar� V�zquez, optar hoy por el Mercosur
supone enfrentarse, en el primer caso, al poderoso grupo ganadero-sojero; y, en
el segundo, a los grandes exportadores e importadores. Son ellos los que est�n
forzando un acercamiento a Estados Unidos y no alg�n misterioso empe�o de Brasil
y Argentina para perjudicar a sus socios del Mercosur. Pero enfrentarlos
requiere coraje pol�tico y determinaci�n. En particular, atreverse a encarar un
per�odo de inevitables tensiones y desestabilizaci�n. No hacerlo, est� teniendo
costos �ticos y pol�ticos muy graves.
Notas /(1) El Pa�s/, Madrid, 23 de agosto de 2006.
/ / /(2) P�gina 12/, 23 de agosto de 2006.
(3) /Brecha/, 2 de abril de 2004.
(4) / B�squeda/, 24 de agosto de 2006.
Fuente: lafogata.org